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Crisis económica, también institucional

Pedro Ruiz
Candidato del PA a la alcaldía de Almería

La crisis que estamos viviendo, de forma tan traumática, es más profunda de lo que quieren que creamos. No es una crisis en el sistema, sino una crisis del sistema, en la que España y en particular Andalucía ocupa una posición extremadamente vulnerable, que especialmente es crítica en Almería, que pasó en apenas año y pico de ser motor económico de nuestro país, a ser la que más paro generaba.

Nuestra percepción es que la situación, lejos de mejorar, se ha ido agravando, y puede llegar a ser muy grave, especialmente en Andalucía, sobre todo por la falta de alternativa al modelo económico actual; el mantenimiento de los niveles de paro, que no guarda la misma relación con el PIB que en resto de la UE; los tremendos recortes sociales en forma de reducción del sueldo de los funcionarios, congelación de las pensiones, disminución de las ayudas a los dependientes o anulación de inversiones; el déficit público; la permanencia del déficit exterior; el aumento del nivel de morosidad; el cierre de empresas y la desaparición de trabajadores autónomos; así como la subida de impuestos sobre el consumo, la disminución de la solidaridad interterritorial en el nuevo sistema de financiación autonómica y el fin de las trasferencias de fondos europeos en 2013.

La crisis económica está desencadenando una crisis política importante que afecta sobre todo al gobierno de España y de Andalucía y al partido que lo sustenta, el PSOE, principales responsables de la mala gestión de la crisis. Pero también al PP, muy dañado por los casos de corrupción, y al conjunto de los partidos políticos que son, según señalan ya las encuestas del CIS, uno de los principales problemas en el Estado. Además, la corrupción y la pérdida de legitimidad de los altos Tribunales del Estado, añaden preocupantes elementos de inestabilidad institucional.

El modelo socialdemócrata centralista que ha tenido la hegemonía en Andalucía desde el comienzo de la autonomía ha entrado en crisis en Andalucía. Es por eso que desde los ayuntamientos los andalucistas tenemos que contribuir a recuperar la dignidad de la izquierda socialista, y la dignidad de nuestra nación, cosas ambas manchadas por el PSOE.

En el otro lado, los conservadores centralistas no tienen otras recetas que la vuelta al pasado, la defensa del nacional catolicismo español, el recorte de libertades, la desregulación y, sobre todo, la desigualdad a favor de los poderosos que tienen miedo a perder sus privilegios por esta crisis. La abstención es una peligrosa dinámica que puede favorecer soluciones autoritarias.

La tasa de paro en Andalucía puede alcanzar el 30 %, sobrepasando ampliamente el millón de parados, y en Almería hay unos ochenta mil parados reales, si no más, y de ellos un tercio no recibe ningún tipo de prestación. El paro cíclico puede convertirse en estructural, aumentar el número de familias donde todos sus componentes estén en paro, con el consiguiente aumento de la pobreza y de situaciones de extrema necesidad.

El principal problema político almeriense y andaluz es la fuerza que tienen en Almeria y en Andalucía el PSOE y el PP, consumidos por la corrupción y el inmovilismo, y la falta de fuerza suficiente del nacionalismo andaluz. Esto impide que Andalucía tenga el peso que se merece en las decisiones del Estado; impide que pueda compensar la influencia de Catalanes, Vascos, Canarios y Gallegos, que tienen representación directa, y podamos cambiar nuestra situación de dependencia económica, que se transforma en dependencia política de Andalucía en un momento plagado de cambios.

Nosotros somos la alternativa que Andalucía necesita, porque tenemos una ideología, una hoja de ruta, una perspectiva para superar la crisis de forma propia, justa, estable y sostenible, y ofrecer a nuestra nación un rumbo hacia la sociedad post industrial. Andalucía más que nunca necesita estar unida y segura de sí misma, con ideas muy claras sobre hacia donde avanzar. Y Almería no puede faltar ahí. Es nuestro sitio y nuestra oportunidad.

4-D: rescatar la ilusión

Pedro Ruiz
Secretario Provincial del PA

Quince años atrás, escribía Carlos Cano el artículo que se entrevera entre estas líneas que desgrano. Era un artículo lleno de poesía, de rabia, de dolor y de esperanza.

Antes de que se iluminen los árboles del centro histórico de nuestras ciudades, y sus reflejos centelleantes nos adormezcan, quiero reflejar algunas cosas que tres lustros después siguen horadando mis entrañas, al igual que lo hacían con Carlos Cano.

A pesar de las continuas campañas que los gobernantes en el poder desde 1980 han ejecutado periódicamente y de que los niveles de bienestar han aumentado globalmente, ni siquiera “hay de tó pá comé”. Convivimos con vecinos alrededor, y son más de un millón, que sufren diariamente la desvergüenza del paro, de los embargos de sus viviendas que no pueden pagar, porque han caído precisamente en el paro.

Los niveles educativos de nuestros hijos e hijas siguen estando entre los que cuentan con más abandono y fracaso escolar. Las esperanzas de futuro de nuestros jóvenes de integrarse laboralmente e independizarse son cada vez más escasas.

La ilusión que generó aquel 4 de Diciembre de 1978 de que en Andalucía se iba a acabar la humillación de la emigración, la dependencia económica y política se ha desvanecido. La han desvanecido mejor dicho. Los gobernantes de los últimos 30 años y los que desde Madrid y aquí mismo en Andalucía callaban ese hacer, han permitido que Andalucía no cuente ni en España ni en Europa. El ejemplo de la venta de Cajasur es paradigmático. Y ahora quieren gobernar ellos para seguir ahondando la invisibilidad de Andalucía, para seguir los dictados de Madrid. Incluso para traernos las técnicas de la corrupción. Como si aquí no se hubiera fomentado bastante por los actuales.

El artículo de Carlos Cano, sobre el 4D y que hoy seguimos suscribiendo, en ABC el 5 de diciembre de 1995, dice así:

“Hoy, 20 años después de aquel invierno de 1973, cuando lleno de pasión escribí y canté la Verdiblanca, me encuentra otra vez con mi pueblo, con las viejas heridas de siempre, con su collar de corazones rotos, de horizontes perdidos sin golondrinas ni balcones.

Hoy 20 años después, han desertado las estrellas de los sueños. Y la aventura de vivir y la utopía anidan en las prisiones de la soledad. Hemos perdido el espíritu cívico, la solidaridad y la vergüenza. Estamos corrompidos por la crueldad, el egoísmo y el silencio. No tenemos capacidad de reacción y contentos con nuestros señores, somos una bicoca para el poder de turno. Años servidores.

Incapaces de interpretar los signos, con sus viejos, aburridos y arcaicos discursos, los partidos políticos ignoran las claves esenciales de la vida, la convivencia, el porqué de las olas, la armonía y el orden de la Naturaleza. Y nos conducen al abismo de la desesperación y la apatía, como van las ballenas suicidas a las playas de la destrucción.

Hoy como decía aquella vieja jornalera de los Corrales “Hoy mi niño, hay de tó pá’ la boca, pero falta alegría”.

Nos hemos acostumbrados a convivir con la mentira, la manipulación y la hipocresía. A justificarnos con ellas en nombre de la supervivencia. Hemos perdido voluntariamente las alas de la libertad ignorando que tras el miedo de vivir, el egoísmo, la indiferencia, la intolerancia, la bestia negra del fascismo nos espera.

Algo va a cambiar muy pronto. Algo va a reventar antes de que encontremos la razón de tantísima soledad, el sentido final de la belleza que buscamos, la estrella perdida. Por eso ha llegado el momento de recuperar el protagonismo de nuestras vidas. Nuestro propio destino, los sentidos del arte, la emoción y la valentía. Porque un ser humano es, como una nación y un corazón es como un universo y todos juntos debemos ser un pueblo. Tenemos que ser un pueblo.

Hay que terminar pronto con esa puta del Sur, la que devora a sus hijos como Saturno. La del paro, la droga, la ignorancia, la humillación y el conformismo. Y devolverle su memoria de luces, su magia primitiva y oculta. La grandeza de su instituto. Y recordarle que llegará un día en que tendremos que lamentar no haber sido más libres, más fuertes y más enamorados. Cuando no quede nada que defender. Cuando sólo las estatuas de sal anden entre las ruinas de lo que fuimos.

Por eso hoy, mientras espero vigilante en el horizonte a que lleguen los bárbaros que acaben pronto con este tiempo narcotizado, enseño los dientes y muerdo los cuchillos de la utopía, Y pongo alas a mi corazón por el cielo radical y luminoso del futuro. Para luchar contra el pasado y sus símbolos. Contra su expresión y su cultura con la fuerza telúrica de la noche y el extraño poder del amor que hace girar el mundo.

Por eso yo levanto la bandera de mi pueblo. Por eso yo pronuncio el nombre hermoso de mi tierra. Y espero y deseo que las nuevas generaciones, con el poder que da la vida, recuperen los ritmos, la emoción, el arte y el firmamento. Y los arrojen contra este mundo que se derrumba y desaparecen en propio fracaso y en la memoria de los tiempos para siempre.

El pasado ya no existe. Hablemos sólo de su cadáver.

¡VIVA ANDALUCÍA LIBRE!”

¿Qué pasa con la Función Pública?

Pedro Ruiz
Secretario Provincial del PA

Desde que la Junta de Andalucía decidió reordenar el sector público andaluz andan los ánimos muy revueltos entre los empleados públicos. Pero es una reacción lógica; en primer lugar porque estamos acostumbrados a que los decretazos de la Junta, llevados siempre a cabo sin negociación ni consenso, salgan perjudicando, no sólo a los trabajadores, sino a la sociedad en general. Y en segundo lugar, porque nadie ha explicado de qué manera las “agencias” que pretenden crear mediante el Decreto Ley 5/2010 van a convertir a la Administración de la Junta de Andalucía en algo más ágil, más eficiente y más eficaz y a la vez van a conseguir reducir el gasto.

Hagamos un poco de historia. Desde que se creó la Junta de Andalucía, el PSOE ha ido haciendo una Administración en función de cuáles eran sus intereses en cada momento. Comenzó como una pequeña administración compuesta por los funcionarios transferidos, que ha ido creciendo conforme se iban transfiriendo competencias desde el Estado. La gestión de los distintos consejeros y consejeras del ramo (no nos olvidemos de la pésima etapa “Carmeli Hermosín”) ha ido haciendo que la administración pública se convierta en un entramado muy complicado en el que conviven funcionarios de carrera, laborales fijos, laborales eventuales, interinos “patanegra”, interinos “jota”, eventuales de confianza, estatutarios y “externos”. Categorías todas que la política torticera de la Junta ha echado a pelear históricamente bajo la premisa de “divide y vencerás” tan usada por nuestros políticos.

A esto hay que añadir la construcción a lo largo del tiempo de una Administración paralela mediante Agencias, Empresas Públicas, Fundaciones y otros entes que, además de servir de instrumento para colocar a sus enchufados, consiguen eludir el control financiero previo que realiza la intervención de la Junta de Andalucía.

En este contexto y, teniendo en cuenta que la función pública necesita una reordenación a fondo, la Junta de Andalucía, en lugar de suprimir la administración paralela de las agencias, lo que se le ocurre es suprimir las Delegaciones. Es decir, cargarse el original y dejar la copia. ¿Qué es lo que esconde esta medida? ¿Por qué van a funcionar las agencias mejor que las delegaciones tradicionales? ¿Acaso lo que no funciona en la administración pública es el control del gasto previo y pretenden gastar lo que quieran sin que nadie los controle a priori?

Independientemente de cómo afecte este decreto a los funcionarios, que están en su derecho de defender su postura, la sociedad debería pararse a pensar cómo le va a afectar su entrada en vigor en sus relaciones con la administración. Quizá es el momento de salir a la calle a apoyar a los empleados públicos. Quizá, y aprovechando que el 4 de diciembre está a la vuelta de la esquina, es el momento de recuperar el espíritu del 77 y que los andaluces salgamos a la calle a reivindicar lo público. Yo, al menos, voy a ir el sábado a defenderlos y a defenderme.

Desde aquí, solo me queda animar a los empleados públicos en su lucha y ponerme a su disposición para acompañarlos en cuantas actuaciones pretendan emprender, porque, estoy convencido de que cuando Andalucía quiere, puede.

No a la reforma del sector público andaluz

Pedro Ruiz
Secretario Provincial del PA

La Función Pública de la Junta de Andalucía está viviendo la mayor crisis desde el inicio de nuestra autonomía. El intento de reordenación del sector público andaluz, mediante la publicación del Decreto Ley 5/2010 que, a su vez, modifica el Título III de la Ley de Administración de la Junta de Andalucía, que regula las entidades instrumentales de la Administración de la Junta, constituye un despropósito de consecuencias incalculables para la propia Administración Autonómica.

El intento de crear una tipología de agencias, de confuso régimen jurídico, se agrava con la ausencia del más elemental respeto a los funcionarios de la Junta, a sus condiciones laborales, a su carrera administrativa e incluso a su propia situación como ciudadanos en un Estado de derecho. Pretender crear una agencia en la que confluyan funcionarios, laborales y personal de fundaciones y organizaciones privadas, que han sido contratados sin el menor proceso de selección, es una de las mayores aberraciones que han tenido lugar en la, últimamente, triste historia de la Función Pública.

A la reciente agresión contra las retribuciones de los empleados públicos, se une ahora este proyecto, que tiene también como objetivo último disminuir la masa salarial de los funcionarios, pero que, además, se realiza machacando la propia naturaleza de la relación funcionarial, basada en la permanencia en el servicio a los intereses generales para garantizar la independencia de la Administración. Los andalucistas hemos apoyado y apoyaremos todas las movilizaciones que se convoquen contra el recorte salarial de los funcionarios o de sus derechos profesionales.

Los andalucistas queremos reivindicar una triple perspectiva para explicar nuestro apoyo a los empleados públicos de la Junta y a la irrenunciable reivindicación de la derogación del Decreto Ley 5/2010:

a) La defensa de la Autonomía andaluza, porque este intento de debilitar a la Junta de Andalucía, constituye una gravísima amenaza para la administración que la hace posible. Ya hemos visto cómo se han llevado Cajasur, cómo nos han timado pagando la deuda pública con solares, o incluso, cómo es probable que nos quiten las competencias sobre el Guadalquivir. Necesitan anular Andalucía para la contrarreforma del estado autonómico de la que participan tanto el PSOE como el PP.

b) La defensa del Estado Social. Sin una Administración fuerte es más fácil desmontar el Estado social: suprimir prestaciones sociales, como tramos del subsidio de desempleo, recorte en las pensiones, ayudas a la dependencia o la protección de los derechos de la mujer.

c) La defensa de los trabajadores. No podemos permitir que nos dividan. La reforma laboral, el decretazo contra los funcionarios, o este ataque a la Administración autonómica y a los derechos de los empleados públicos de la Junta, responden a la misma lógica. Quieren aprovechar la crisis para desapoderar a los empleados, sean públicos o privados.

Es por todo esto que desde el andalucismo, tenemos que decir claramente NO a esta reforma regresiva.

La Alcazaba es el símbolo

Pedro Ruiz
Candidato Andalucista a la alcaldía de Almería

La Alcazaba es el monumento más emblemático de la provincia de Almería, y al igual que en el pasado fue un símbolo, también lo es hoy. Antaño fue fortaleza frente a los invasores, ahora sufre el desprecio hacia nuestra tierra, por quienes sólo miran a Sevilla y a Madrid. Siempre hemos dicho los andalucistas, que para recuperar nuestra identidad nacional, que es nuestra razón de ser, viene marcada por la reivindicación de nuestro patrimonio cultural, el material y el inmaterial. Esa es nuestra principal diferencia con los partidos centralistas o españolistas, y así lo hemos vuelto a demostrar recientemente, con la polémica en el Parlamento de Andalucía sobre la Alcazaba de Almería.

El PSOE había presupuestado en el año 2007 invertir en la Alcazaba de Almería 647.000 euros; luego, cada año, ha ido bajando esa cifra que no ejecutó, hasta llegar a 200.000 euros en el presupuesto de 2010, que tampoco ha ejecutado, al menos hasta ahora. Además, este mismo año, la Junta de Andalucía ha quitado la Alcazaba del catálogo de monumentos de nuestra tierra. Y lo ha pasado al de museos. Dicho de otra manera, la Alcazaba no es monumento para el Gobierno andaluz del PSOE; es un museo.

Siendo un museo, el parlamentario socialista por Almería, Juan Antonio Segura Vizcaíno, afirma que "el museo natural de la Alcazaba es el Museo de Almería". Y sí, podría serlo, ya que mientras la Junta de Andalucía deja de invertir en este ¿museo? lo que presupuesta, sí que entrega 600.000 euros este año al Museo de Almería, que es de titularidad estatal. Dicho de otro modo: ayuda al Estado con su museo, pero desatiende lo que es competencia suya.

Lamentable resulta que descubramos que las murallas de Jayrán son propiedad del Ministerio de Economía y Hacienda, pero la rehabilitación de la misma la pagan entre el Ministerio de Cultura y la Junta de Andalucía. Dicho de otro modo, la Junta de Andalucía, también en este caso, acaba sometida; y en vez de exigir al Estado que invierta, lo paga a medias con él. No es serio.

Mientras, el Partido Popular, fuertemente agarrado al Ayuntamiento de la capital, en casi ocho años, se ha limitado a presentar propuestas. Y lo ha hecho en el segundo mandato. Es más, el tiempo pasa, y cuando estamos a pocos meses de las elecciones municipales, seguimos sin ver que el Plan Urban haga algo -o tenga claro qué quiere hacer, que ni eso hacen, ni tener ideas-, en el entorno del Casco Histórico por el que tienen que pasar los turistas.

Para nosotros, para los nacionalistas andaluces, todo lo que tiene ver con nuestra cultura es fundamental y prioritario, pero cuando estamos en un momento de crisis como el actual, lo que no entendemos es que para esos otros partidos que nos malgobiernan, no vean en estas actuaciones una solución -o una ayuda a la solución- del cambio de modelo económico para salir de la crisis.

No se puede eternizar la rehabilitación de la Alcazaba, no se pueden tener dudas de qué es, no se puede tener cerrada los festivos, que es cuando hay más turistas, no se puede tener hecho un asco el recorrido hasta ella, no se puede eliminar elementos atractivos -como la tienda de recuerdos-, no se puede dejar aquello sin contenidos complementarios -como podrían ser más salas y mejor musealizadas-, no puede ser que la Junta de Andalucía sea rácana a la hora de invertir en ella, (pero luego le echa una manita al Estado para sufragar los gastos que le corresponden por ley...); no puede ser.

La Alcazaba es el símbolo, pero también la Iglesia de las Salinas o el Museo Casa Ibáñez, por citar sólo otros dos focos de interés cultural que han sido actualidad en las últimas semanas.

El andalucismo representa eso, la lucha por lo nuestro, la rebelión ante el expolio cultural que, ahora más que nunca, es también el económico.

De la Marsellesa y otros himnos

Pedro Ruiz
Secretario provincial del Partido Andalucista


Seguramente es algo que debe causar sorpresa a los escasos turistas extranjeros que nos visitan en estas fechas, especialmente si son franceses. Se preguntarán qué hacen todos estos almerienses cantando la Marsellesa alrededor de un “elemento” tan singular como ese extraño monolito que luce la Plaza de la Constitución.

Pues sí, no es frecuente que un país cante (o canturree, que más allá de las cinco primeras palabras, sólo pasan tres o cuatro avezados) el himno de otro, pero aquí somos especiales.

Aquí, en Almería, cantamos el himno nacional francés cada año, sencillamente porque en su momento, un alcalde socialista así lo decidió, al instituir el homenaje a Los Coloraos, esos decididos hombres que dieron su vida por la Libertad, durante decenios olvidados. Y lo seguimos cantando porque así lo mantiene un alcalde del Partido Popular.

Lo curioso de todo esto, es que ni PP ni PSOE muestran el más mínimo aprecio por otros símbolos que son muchos más nuestros, como es la bandera de Andalucía, la bandera de nuestra patria.

Los andalucistas no nos hemos quejado de que el PP ande poniendo banderas españolas en cada rotonda, pero echamos en falta que muestren cierto cariño por la andaluza, que es tan constitucional como la otra, y por cierto, es mucho más antigua históricamente, y la primera referencia escrita que hay de ella (en realidad es la primera referencia a una bandera en todo el continente europeo) está hecha en Almería.

Mientras el presidente del PP andaluz, Javier Arenas, se autoproclama “andalucista” -aunque le faltó tiempo para irse a Madrid cuando se lo pidió su jefe, y lo volverá a hacer si pierde las próximas elecciones autonómicas- lo que sí vemos es que los suyos desprecian de modo constante y permanente los símbolos andaluces.Hablamos de que el Ayuntamiento de Almería no pone una sola bandera andaluza si no es obligado por la Ley.

Pero como en tantas cosas el Partido Andalucista y los nacionalistas andaluces en general, estamos solos. No se ha oído ni una sola vez al PSOE quejarse del trato que el PP da a los símbolos andaluces en Almería, ni se les oirá, porque en el fondo son iguales, sólo les importa lo andaluz como instrumento para tener poder.

O igual es que les da pánico que Andalucía vuelva a gritar aquello de “Andaluces, levantaos”. Pues que sepan, que si pánico les da que lo gritemos, más pánico les dará si volvemos a hacerlo.