El famoso horno moruno de Los Gallardos tiene prestigio gracias a la empatía del panadero Sebastián, conocido por Lanero quien elogia a la oncóloga María Teresa Peña por su entrega profesional. Sobre el prestigio del horno, al que considera patrimonio del pueblo, se le añade el mimo que ponen. No conviene olvidar la tradicional harina de calidad, sin colorantes, ni nada artificial.
El origen de la Panadería González se remonta a la panadería fundada a finales del siglo XIX por Cristina Baraza. La obra la continuó su hijo, el comerciante Sebastián González Baraza, el primer alcalde de Los Gallardos, que tomó posesión en 1924, tras la independencia de Bédar.
| Sebastián González Mañas, entre Miguel Ángel Mañas y Antonio Torres / Loa |
El nieto es Sebastián González Mañas (Los Gallardos,
1953), padre de cinco hijos, cinco nietos y uno en camino, muy querido y
popular. Es conocido en toda la provincia por el Lanero, calificativo
procedente de la antigua fábrica de lana de los abuelos maternos, de Sorbas, y
que imprimió la madre de Sebastián, María Mañas, la Lanera, con una generosidad
extraordinaria para hacer que nadie se quedara con un trozo de pan. “La clave
del éxito está en un secreto sencillo, apabullante: mantenemos la esencia, como lo
tenía mi bisabuela Cristina, mi abuelo Sebastián y mis padres Juan y María”,
dice Sebastián, siempre atento y buen conversador que pone orden para saber
discernir entre el ruido y el sentido común en esta sociedad tan polarizada.
La actual panadería, junto a la Iglesia, mantiene el
prestigio que escapa de la frontera comarcal. Son muchos los que entran en el
pueblo para hacerse con sus famosos panes, las empanadas, pastaflora, la
favorita de mí familia, y dulces que se mantienen bajo la dirección de Ana
Crespo, esposa de Sebastián. Ambos trabajadores desde media noche, haga frio o
calor. Un trabajo impagable con un horno de leña. Tras la primera boda
mediática, la primera televisada de Balduino y Fabiola, llegó el nombre de su famoso
pan, el de las “Fabiola”, populares en casi toda Almería. Todas las
generaciones hemos pasado durante madrugadas juveniles por la panadería, al
regreso de las noches de Mojácar, para degustar de la amistad, los productos y
alguna que otra confesión. En los de mi generación, hasta algún cochinillo
asado, pero esa es otra historia.
Los supermercados y tiendas de nuestros pueblos venden pan procedente
de grandes industrias. Esa cuestión nos afecta a todos, los que no valoramos la
cultura artesanal y preferimos los condimentos que tanto daño hacen a nuestra
salud. El establecimiento tradicional de Los Gallardos con leña de horno se
resiste a tirar la cuchara, gracias a los hijos de este matrimonio como
Claudia, atenta, bien preparada y con un corazón generoso y enorme.
Sebastián es audaz
para salir de asuntos complicados y que puede preparar, definitivamente, el
relevo generacional. Huye de los tontos con iniciativa. Auténtico en todas las facetas de la vida, porque vive
con el corazón por delante y deja una huella sincera en todos los que le
rodean. Prefiere disfrutar que no detenerse en tonterías. Cada día lo afronta
como el último por tener en la memoria dos tipos de enfermedad que responden
ambos al nombre de cáncer. Tiene palabras de admiración y de mucho respeto para
la oncóloga María Teresa Peña, del Hospital Universitario de Torrecárdenas: “Es
una doctora con mucho humanismo, capacidad de trabajo, empatía y, en definitiva,
una profesional que se pone en el lugar del enfermo”. “Desde que me
puse malo, eché fuera la negatividad. Eso es una virtud de los laneros.
Maximizamos cinco segundos de felicidad”.
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Sebastián González y su esposa, Ana Crespo, en la panadería de la que son titulares / Archivo familiar
Su primo, el catedrático de la
Universidad de Almería Miguel Ángel Mañas Rodríguez, conocido en la comarca
por Lanero II, dato por haber coincidido con Sebastián en el CD Vera, asegura que “Los laneros se caracterizan por mantener una actitud optimista y
disfrutar de los placeres cotidianos, incluso cuando enfrentan dificultades.
Para ellos, vivir bien no significa ignorar los problemas, sino afrontarlos sin
dejar que la tristeza domine su vida”. Lamenta que el jefe de Estudios del
Instituto de Vera, responsable de Falange, le abriera un expediente, junto a
otro compañero, para que no pudieran estudiar en ningún sitio por una
confusión, dice. Encontró al cura de Cuevas del Almanzora, don Enrique,
rememora quien habló con el añorado profesor de matemáticas don Manuel
Martínez, exdirector de la emisora Radio Vera con sede en el Instituto, para
que pudiera proseguir sus estudios. Aunque Sebastián trabajó desde que dejó el
Instituto de Cuevas del Almanzora para ayudar a la familia en la panadería,
comenzó a liderar el Partido Comunista de España (PCE), siendo concejal electo
de Los Gallardos. Gracias a sus gestiones han pasado por Los Gallardos Julio
Anguita, Marcelino Camacho, Antonio Romero, Concha Caballero, sin olvidas a sus
camaradas de Almería como Antonio Muñoz Zamora que pasó por los campos de
concentración nazis, Paco Aznar, Dámaso Visiedo y Paco Sánchez, entre otros.
Casi siempre, el punto de encuentro era el bar o la terraza de José María
Crespo e Isabel Haro. Nieto e hijo de alcalde, su hermana Manuela fue directora
general de Calidad, Innovación y Fomento del Turismo de la Junta de Andalucía,
quien apoyó mucho a las iniciativas de la provincia.
Sebastián tiene pasión por la lectura y escritura. Autor de varios trabajos como 400 años después, publicada con motivo del IV centenario de don Quijote y Sancho una obra de teatro infantil conmemorativa del IV centenario. “El teatro”, dice Sebas, “representa una cura espiritual, lo más grande que hay”. Sobre El Quijote de la que le encanta una de las definiciones más populares de que es prudencia saberse aprovechar de lo que oye, ve y estudia. “Si pudiera elegir al nacer, habría apostado por ser El Quijote con su humildad y la lección que nos da para rebajar egos”. Y reitera, en un ambiente de olor a pan recién hecho, que admira a la gente que trabaja, esa que no se cree más que nadie.

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