José Luis Vidal Coy
Periodista
Una procesión a modo de vía crucis, que pronto se convertirá en un réquiem, 
recorrió algunas calles costeras de Almería el lunes por la noche. Los varios 
cientos de participantes se dolían de que la ciudad está a punto de perder un 
emblema de su patrimonio ciudadano industrial con el derribo del 
Toblerone, un silo destinado hasta hace treinta años a almacenar 
mineral de hierro antes de embarcarlo, llamado así por su similitud física con 
las conocidas barras de chocolate suizo.
De nada van a servir las protestas, asambleas, pronunciamientos y escritos de 
una plataforma popular que pretendía que el almacén fuera destinado a uso 
general después de una rehabilitación. En lugar de eso, el derribo empezó a 
primeros de julio a marchas forzadas para superar la disconformidad por la 
vía de los hechos y dejar el estratégico solar dispuesto a albergar varias 
torres de apartamentos en lugar del Toblerone, en el extremo norte del barrio 
costero El Zapillo y junto a la antigua estación de ferrocarril.
La empresa inmobiliaria Suncrest, pretende levantar cuatro torres de 
viviendas de 12 y 14 plantas en la décima parte de los 180.000 metros cuadrados 
donde radicaba la chocolatina. El resto irá destinado a “zonas verdes, lugares 
de esparcimiento y convivencia”, según un comunicado de la empresa a primeros de 
julio, cuando comenzó la demolición. Se ampara en la ordenación urbanística 
municipal que prevé la supresión del silo. Sin embargo, el 90% restante de los 
terrenos no es propiedad de Suncrest sino de Adif, que supedita su conversión en 
equipamientos públicos al soterramiento de las vías del ferrocarril, no antes de 
2020.
“Se van a construir las viviendas y luego ya veremos qué pasará con los usos 
públicos del resto de la parcela”, dice dubitativo Manuel Pérez Sola, coportavoz 
de la plataforma ciudadana Salvemos el Toblerone, y añade que detrás hay 
fuertes intereses urbanísticos nucleados en torno al mayor adjudicatario 
de obra pública municipal en Almería desde hace 15 años, Joaquín Salvador 
Padillo, figura clave de Suncrest y de Jarquil, empresas constructoras y 
propietarias de los terrenos.
Peticiones para que tuviera un uso público
La plataforma lleva meses pidiendo que el Plan General de Almería sea 
modificado para que todo el espacio, incluyendo el silo abandonado que se 
pretende derribar, tenga un uso público y social y mantenga la característica 
edificación declarándola Bien de Interés Industrial. Los partidos políticos en 
el ayuntamiento, gobernado por el PP, han mostrado muy poca receptividad al 
respecto, a pesar de que las protestas han arreciado en los últimos meses cuando 
el derribo se barruntaba inminente.
En ambas asociaciones ciudadanas dudan, además, del sentido que tiene en las 
actuales circunstancias la edificación de otras 1.103 nuevas viviendas, en un 
momento en que hay un excedente 18.222 de un total de 99.674. Es decir, la 
ciudad tiene vacíos el 18,3% de sus hogares disponibles.
El ayuntamiento se aferra a la legalidad, sin considerar la posibilidad de 
modificarla, a pesar de que el concejal de Urbanismo, Pablo Venzal (PP), 
estudió a finales de 2012 la posibilidad de desmontar 
el Toblerone y ubicarlo en otro lugar donde sirviera como 
equipamiento social y cultural, uso que venían reclamando desde hace años los 
colectivos ciudadanos, reacios a perder un elemento visual de referencia en el 
paisaje urbano de Almería.
A pesar de la fuerte 
oposición ciudadana desde hace más de un año, “todas las administraciones que 
tienen competencias miran para otro lado", denuncia la Plataforma creada para 
evitar el derribo.
Para seguir adelante con el proyecto de hacer pasar a mejor vida 
el Toblerone, el ayuntamiento se basó en un informe del Colegio de Arquitectos 
que, si bien señalaba la imposibilidad económica y material de trasladar por 
piezas el edificio y su poco valor histórico, destacaba la conveniencia de 
rescatar para el uso público construcciones industriales emblemáticas como 
el Toblerone  de la forma  que se ha hecho en Madrid, por ejemplo, con el 
Mercado de San Miguel o el Matadero de Legazpi.
A pesar de la fuerte oposición ciudadana desde hace más de un año -la 
plataforma lleva actuando desde principios de 2012 y la asistencia a actos de 
protesta va en aumento–, “todas las administraciones que tienen competencias 
miran para otro lado”, asegura Sola. Ni siquiera ha dado resultado la 
entrevista de representantes de la plataforma con la delegada provincial de la 
Junta de Andalucía, Sonia Ferrer (PSOE). Todo está en regla, es la 
respuesta estándar que obtienen los que pretenden salvarla construcción. Solo la 
coordinadora de IULV en Almería, Rosalía Martín, pidió “una consulta 
popular” sobre el Toblerone cuando se inició el derribo.
Con estos precedentes, la demolición empezó deprisa y corriendo a principios 
de mes, tanto que ocasionó algún accidente y molestias a los vecinos por la 
expansión del polvo de mineral de hierro debido a la falta de medidas de 
seguridad laboral y ambiental, según las 40 irregularidades detectadas y 
denunciadas por la Plataforma. “Van tan a la carrera que no hay seguridad 
ninguna”, asegura Sola.
El objetivo, deducen en la plataforma, es terminar como sea y cuanto antes 
con el derribo, a la vista de que la conciencia ciudadana crece. Al ritmo 
desenfrenado que van los trabajos, se da casi por descontado que a final de esta 
segunda semana de julio el Toblerone habrá pasado a la historia. El vía crucis 
se convertirá entonces en un réquiem. (El Confidencial).
En la parte norte del Zapillo, le suspendería el comentario de texto, o acaso no está dentro del perímetro de otros Barrios más cercanos, como el Tagarete, Ciudad Jardín y Mediterráneo - Oliveros. A veces me da la sensación que no se sabe lo que dice, y más aún cuando se indica la "fuerte oposición ciudadana", creo que se ha equivocado de lugar, fecha y espacio, y se refiere al ascenso del Almería.
ResponderEliminarSigo sin entenderlo,defender este bodrio a ultranza.Regenerando esa parte para disfrute de la ciudad,creo que ganamos todos los ciudadanos.Eso si,el comparar el toblerone con el mercado de san miguel de madrid es lo que me ha hecho dejar de lleer este articulo.A ver si poneis las mismas ganas en defender la alcazaba que esta que se cae de humedad!!!
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