Isabel Morillo
Jefa de Andalucía de El Correo de Andalucía
El último barómetro del CIS señalaba que solo un 
5,2 % valoraba como buena la labor de la oposición en Andalucía. El 48,5 % la 
calificaba de mala o muy mala y 35 % restante de regular. Poco más de un año 
después de que el Partido Popular de Andalucía se pegara el batacazo más 
doloroso de su vida, quedándose a las puertas de una mayoría absoluta que 
llevaba tocando con los dedos mucho tiempo, el único partido de la oposición 
sigue sin funcionar y deslavazado. Cada vez pone en menos aprietos a un Gobierno 
de PSOE e IU que directamente ignora a su rival y mira en su combate hacia 
Madrid y Rajoy.
El hasta aquí hemos llegado que pronunció 
Javier Arenas en la fatídica noche electoral sigue siendo el epitafio de un 
partido que no consigue reinventarse ni fortalecerse. Muchos son los factores 
que juegan en su contra. Hasta ahora, el PP andaluz no ha caído de lleno en la 
hoguera de Bárcenas, los sobresueldos o Gürtel. Los daños de estos escándalos 
siguen siendo colaterales en Andalucía, a pesar de que periódicamente alguien 
apunte y trate de cercar a Arenas, que sigue sin irse, o de que los 
constructores andaluces despunten en la lista de donantes del partido. Pero 
aunque no haya explotado el escándalo en Andalucía, ese ruido ensordece la 
credibilidad de una oposición que llevaba muchísimo tiempo armada contra la 
corrupción del contrario y el escándalo de los ERE en Andalucía. El PSOE tiene 
ahora más fácil el “y tú más”. Así ocurrió en el último pleno del Parlamento, 
cuando Griñán retó a Juan Ignacio Zoido a hacer públicas sus declaraciones de la 
renta para que se sepa “si cobró sobresueldos”. Desafío ante el que Zoido sigue 
en silencio.
Al PP andaluz no le ayuda la crisis, la durísima 
gestión del Gobierno de Rajoy, la labor de unos ministros andaluces que, salvo 
Arias Cañete, están entre los peores valorados del gabinete del PP, ni, por 
supuesto, el ruido interno en sus filas. Porque la mayor debilidad del partido 
está de puertas adentro. Alguien debería de decirle al PP andaluz que no por 
negar diariamente que el problema exista va a dejar de existir. 
Los populares 
andaluces andan mirándose de reojo a la búsqueda de su próximo líder y candidato 
a la Junta. Los dirigentes replican que PSOE e IU tampoco tienen candidato y 
públicamente posponen un debate que internamente tienen claro que debe de 
zanjarse cuanto antes. El presidente del PP andaluz, Juan Ignacio Zoido, cada 
vez que puede deja claro que su futuro político está en Sevilla. Zoido combina 
una agenda frenética como alcalde con visitas relámpagos los fines de semana a 
otras provincias y con su labor como jefe de la oposición en el Parlamento y no 
despunta en nada.  Sin contar con grandes enemigos ni ataques directos, sigue 
siendo una figura política gris en la esfera regional, de tránsito, y en sus 
filas cada día tienen más asumido que necesitan un líder a tiempo completo que 
trate de remontar una situación que empezará a aflorar en los procesos 
electorales en ciernes, con europeas el próximo año y municipales el 
siguiente.
En posición de salida hay muchos delfines. Los 
codazos son tímidos, aunque ya los hay. Hay encuestas internas que tantean 
posibilidades. Para muchos el candidato natural es el actual secretario general 
del PP-A, José Luis Sanz. El número dos del partido, también alcalde de Tomares, 
no se descarta pero tiene cada vez más competencia. Sanz no se ha consolidado 
como un número dos poderoso, sus apariciones mediáticas son discretas y no es la 
voz de la oposición en Andalucía. Entre otras cosas porque por la calle San 
Fernando desfilan cada semana un ramillete de portavoces tan amplio que es casi 
imposible que los ciudadanos pongan cara a la oposición. Sanz además se enfrenta 
en las últimas semanas a un escándalo en su Ayuntamiento, que ha acabado en la 
Fiscalía, a cuenta de casi medio centenar de facturas cargadas al consistorio y 
que, según la oposición, suponen malversación. El sonido de la polémica es 
feísimo, con gambas, puros y copas de balón cargados al ayuntamiento, aunque en 
ocasiones fueran gastos del partido. Y frente a una crisis así la gestión del 
número dos del PP-A está siendo infantil, de pataleta. La única respuesta que 
dan es que Griñán tiene 1,2 millones de euros de gasto en protocolo. Lo que la 
Junta niega. Negar explicaciones a los ciudadanos es incomprensible.
El rostro más mediático es el de la delegada del 
Gobierno, Carmen Crespo. La almeriense tiene un equipo potente y está labrándose 
su proyección pública desde hace meses. No se sabe quién es el candidato de 
Zoido, aunque muchos aseguran que cuando toque él sí señalará a un favorito. 
Dicen que Zoido apostará por el alcalde de Córdoba, José Antonio Nieto. Quizás 
él sea el futuro del PP-A. El presente es muy mejorable.

Que vuelva Antonio Hernández Mancha.
ResponderEliminarCarmen Crespo con la que tiene lia en Almeria, con la operacion Tres Reyes o el Golpe. Y los amigos que parece que tiene el tal Berruezo.
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