El Argar Musical 2025, cita ineludible en Antas

Antonio Torres
Periodista 

El IV Festival El Argar Musical se celebrará en Antas durante el próximo fin de semana con la novedad de un “ecochef”. Serán dos días para disfrutar de un concierto de ópera y zarzuela con artistas de talla internacional. Eco-chef se refiere a la presencia para un desayuno de Miguel Ángel Mateos Robles, reconocido cocinero navarro afincado en Madrid, defensor del producto ecológico, con experiencia de chef, jefe de cocina, en los restaurantes más prestigiosos de Europa. Sera el domingo en el Mirador Pedro Flores del museo. Es un buen momento para conocer el Centro de la Cultura Argárica (CICA), un museo vivo, como lo calificó Pedro Ridao, alcalde de Antas, capital de la cultura de El Argar, cuna de una de las civilizaciones más antiguas de Europa. 

En Antas se hunden las raíces de la prestigiosa mezzosoprano Ana Häsler que es el alma, directora-artística y colaboradora imprescindible de El Argar Musical (EAM), festival que se clausurará el domingo con la actuación del Coro Sol de Habaneras en la Plaza de España. “Una noche de melancolía que no es junto al mar, pero en El Argar, para recordar a los antusos/as que emigraron a Cuba, como mi abuelo”, confiesa Ana, “cada rincón de Antas, y sobre todo la casa familiar, me recuerda de dónde vengo y me llena de un profundo agradecimiento hacia mi familia antusa. Cuando llegamos de Cuba huyendo de la dictadura castrista, un país al que mi padre había entregado su vida y su arte, fuimos acogidos con un amor inmenso por nuestra familia andaluza. En Antas y en Mojácar, mi padre empezó de nuevo, pintando los primeros dibujos y acuarelas de su nueva etapa, y desde allí su obra se proyectó otra vez hacia el mundo. Por eso, cada vez que vuelvo, siento que esta tierra nos devolvió la esperanza. El Argar Musical es, para mí, un gesto de gratitud y amor: a Antas, a su gente, a su historia y a mi propia memoria familiar. Es unir pasado y presente para no olvidar, para compartir belleza y para aprender a ser felices”. 

Antas, cita obligada

Ana y el poeta y traductor Rodolfo son hijos de Rudolf Häsler, el gran maestro del nuevo realismo que vivió en Mojácar y Antas, lugar de origen de su mujer. Grandes medios como La Vanguardia lo consideraron como uno de los artistas más genuinos de la segunda mitad del siglo XX y que, como los grandes del cine, se identificó con la luz única de Almería.  “Desde 1969 hasta finales de 1971, deslumbrado por la luz de esta tierra almeriense, realizó una amplia serie de obras, mayoritariamente paisajísticas. En Mojácar entró en contacto con el interesante grupo de intelectuales de Madrid que allí veraneaban, conformado por figuras de la relevancia de Antonio Bonet Correa, el crítico de arte Santiago Amón o el arquitecto Roberto Puig, que fue director de uno de los primeros y más modernos establecimientos turísticos como el Hotel Mojácar, para el que Häsler realizó un gran mural, en 1969, un assemblage, montaje, en el que incluyó pedazos de barcas y un ala del tristemente célebre avión americano que dejó caer sus bombas atómicas de enero de 1966 en Palomares”. “Con este y otros encargos, Puig quiso aprovechar la extraordinaria experiencia del artista como muralista adquirida en México directamente en el taller del afamado maestro David Alfaro Siqueiros (en el que aprendiera también el mismísimo Jackson Pollock) y desarrollada durante una década como director de los Talleres de Artesanía del INIT. Una labor que iniciaría con tres empleados para llegar a ser, años después, más de cinco mil. Los cuadros realizados en Almería se dividen entre unos de un realismo muy detallado y descriptivo, y otros más cercanos a la abstracción. Aunque todos ellos tienen en común una muy lírica exaltación del color. Puede decirse que esta etapa artística del pintor fue decisiva para llegar a su estilo definitivo, el que cultivó más tarde hasta consagrarle, después de matizar la luz arenosa y los colores pardos del desierto de Almería”.

Ana Häsler / A. Torres

Durante su estancia en Granada, conoció a la que sería su esposa, la cubana de origen de Antas María Dolores Soler, confiesa su hija, orgullosa de su familia. “Fue a Cuba con la intención de casarse, conocer la isla y marchar después con rumbo a Europa, pero el triunfo de la Revolución, en la que se vio involucrado, le retuvo en el país caribeño doce años. Allí, además de realizar su obra pictórica, dirigió durante varios años el Instituto Nacional de Industria y Turismo, un proyecto estrella de la Revolución, que situó a la artesanía cubana en el más alto nivel internacional. A finales del año 1968, decepcionado y enfrentado al régimen castrista, cada vez más dictatorial y filo soviético, decidió marchar junto a su familia con destino a Suiza”. “A partir de 1972, Häsler se instaló definitivamente en Barcelona, ciudad en la que recibió la mayor parte de los homenajes que, tanto en vida como tras su muerte, le dedicaría España. La pintura de sus últimos 30 años, considerada como su etapa de madurez o definitiva, se centra mayoritaria, aunque no exclusivamente en las grandes ciudades de los EEUU, que le fascinaban, como auténticas babeles contemporáneas, por su dinamismo y sus más variados contrastes”.

Rudolf Häsler no se conformaba con pintar lo que tenía enfrente. De una insaciable curiosidad antropológica y por la gran diversidad de culturas, viajó toda su vida a lo largo y ancho de cuatro continentes, interesándose por todo y llegando a hablar hasta trece lenguas, en ocasiones conviviendo durante mucho tiempo con los lugareños, a quienes pintaba y dibujaba de forma casi compulsiva, lo que ha dado lugar a una extensísima colección de retratos, de los cuales sus herederos aún conservan un importante conjunto en su legado particular, destaca su hija.

No hay comentarios:

Publicar un comentario