Pina López-Gay y la generación que peleó por Andalucía

Antonio Torres
Periodista
 
Merece la pena plantearse cómo era la sociedad de 1982 cuando echó a andar la autonomía de Andalucía y lo ocurrido con la mayoría absoluta que se inicia ahora. Una mayoría conseguida por el PP, partido que tiene por vez primera entre sus consejeros a dos almerienses. Ambos con la virtud y capacidad para comunicar, como la curtida abderitana Carmen Crespo, consejera de Agricultura, Agua y Desarrollo Rural, y el hasta ahora alcalde de Almería, Ramón Fernández-Pacheco, consejero de Sostenibilidad, Medio Ambiente y Economía Azul.

Cartel electoral de Pina López-Gay

Es bueno traer hasta aquí a una almeriense relevante, como fueron otras, en el inicio de Andalucía. Nos referimos a una gran desconocida del gran público, pero sus apellidos le delatan como una mujer vinculada a los López Gay de Almería. Sigue estando presente en mi vida el amigo Ignacio López-Gay Belda que se nos fue en plena madurez, maquetador y diseñador de algunos de mis libros como Mujeres de palabra El pediatra Luis López Gay ejercía la medicina durante las 24 horas. “Lo llamaba mi madre de madrugada y ahí estaba al instante desde el centro hasta nuestra casa de El Zapillo y con buena cara”, recordó ayer el profesor y escritor Pako López del Grupo de Investigación Estudios del Tiempo Presente de la Universidad de Almería. Ahí permanece en el recuerdo la figura de Eduardo López Gay, expresidente de Asempal y que lideró al Grupo López Guillén.

Pina López Gay (Almería, 1949-Sevilla, 2000) es una de esas grandes desconocidas en su propia tierra y que el Instituto Andaluz de la Mujer la tiene como una de las que destacó por la búsqueda de la democracia. Pina López-Gay -como popularmente se le conocía-, era la mayor de cinco hermanos del matrimonio formado por Mario López y Josefa López-Gay. La vida de Pina estuvo vinculada estrechamente a Sevilla, ciudad a la que se trasladó siendo muy joven. Su padre, abogado de profesión, fue secretario del Gobierno Civil.  En la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Sevilla se convirtió en un claro referente antifranquista entre los estudiantes que deseaban libertad y democracia, partiendo de un origen social y familiar acomodado.

En 1974, se convirtió en la secretaria general de la Joven Guardia Roja (JGR) y dos años después den secretaria de organización en el ámbito de toda España. En 1979 formó parte del comité central del Partido del Trabajo de España (PTE).

Los grupos izquierdistas fueron perseguidos y agredidos en el umbral de la democracia. Grupos ultraderechistas fueron por ella con palizas en tiempos universitarios y una de las imágenes que han quedado para la historia, se produjo unos días antes de la convocatoria electoral de 1979. El añorado articulista Paco Umbral le dedicó una de sus columnas de El País. “Hace ocho o diez años, cuando los estudiantes de toda España discutían con los caballos franquistas en los campus universitarios, esta niña guapa y lista, menuda y morena, nacía a la lucha política, puñado de mujer hacia la Historia. A Pina López Gay le han partido la carita. Pero eso pasa, Pina, pasa siempre. «Me irrita la mujer pasiva. Yo soy muy cabezona.» De la moqueta de los campus, pisada por el caballo de Atila, a la hierba elegante del Siglo XXI. Bajo Franco estaría bordando una bandera por las noches, Pina López Gay…”. Hay trabajos de investigación de los profesores Sofía Rodríguez López y de Óscar Rodríguez muy reveladores sobre el poder y la influencia de la familia, así como la amplia y detallada aportación de Confidencial Andaluz.

Pina López-Gay apareció votando con el rostro magullado de las agresiones físicas. En 1981, otra vez un grupo ultra, la tuvo secuestrada durante unas horas al poco del intento fallido del golpe de Tejero que avergonzó la imagen de España en el mundo. Peor lo tuvo el militante de JGR el almeriense Francisco Javier Verdejo Lucas, tiroteado, cuando estaba escribiendo la pintada que no acabó, “Pan, Trabajo y Libertad”. Tenía 19 años en aquel trágico agosto de 1976. Toda Almería saba que no hubo investigación oficial. Ni siquiera por parte de la Guardia Civil y ni de su familia. La impunidad continuó, lamentablemente. Es cierto que se le dedicó una calle y como testimonio gráfico apareció la foto de Mullor en el que se ve al entonces alcalde Santiago Martínez Cabrejas y a su concejala Martirio Tesoro, otra mujer para la historia, en la apertura de la calle Javier Verdejo de Almería. En 1985 fue nombrada vicepresidenta de la Comisión del V Centenario, base sobre la que se organizó la Exposición Universal de 1992. Su formación americanista, fue especialista en la historia de la conquista de México y en Antropología, facilitó sobremanera el desarrollo de esta nueva tarea, imprimiéndole un carácter muy personal a todas las iniciativas en las que participa. Impulsó el Instituto Cervantes, la Casa de América o la Cumbre de jefes de Estado Iberoamericanos de Sevilla-92…Tras la celebración de la Expo de Sevilla, López-Gay dejó de lado todo proyecto político o empresarial.

Pina López Gay, entrevistada en Canal Sur Televisión por Forges, Aberasturi y Garci en el programa Tres más una, en 1990, confesó que tuvo una infancia feliz. Comentó: “La cooperación no es caridad como sopa de convento; la solidaridad internacional está cada vez está más profesionalizada”. 
Sin cobrar. Aquel histórico 82, la generosidad y la ilusión por hacer Andalucía, propició que entraran cuatro mujeres socialistas, una por Alianza Popular y otra por UCD. En los primeros dos años no cobraban. Tenían hasta que pagarse sus gastos porque la estructura autonómica de la Junta de Andalucía no estaba montada. Se echan en falta biografías y memorias pioneras que se la jugaron por la libertad. Hubo mujeres relegadas en el organigrama de sus partidos y, a menudo, doblemente puteadas por la policía y por sus compañeros, denunció Rodríguez Rivero, crítico de Babelia. En Almería hay casos notables en todas las formaciones. Es bueno que la actual clase política mire el retrovisor, como estoy seguro lo hará María Vázquez para mantener el nuevo liderazgo. Como diría el politólogo Fernando Vallespín “los partidos son escuelas de supervivencia. Y esto vale tanto para quienes entraron en ellos por compromiso sincero con sus fines, como para los más instrumentalistas. Al final, las lógicas del sistema siempre acaban fagocitando al sujeto”. 

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