Elena Torres
Periodista / Teleprensa
No sé si el PP andaluz puede esperar aún un mes para decidir quién se pone al 
frente de la formación. La cosa se ha desmadrado tanto que es difícil reconocer 
al ‘disciplinado’ partido de otros tiempos.
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| En Twitter ha surgido una plataforma de petición de avales para Carmen Crespo, de la que parece que la propia interesada es ajena.  | 
Esperanza Aguirre, la que fuera presidenta de la Comunidad de Madrid, cual 
perejil de toda salsa que se precie, no ha querido quedarse al margen de la 
rivalidad Arenas-Cospedal para imponer su criterio a la hora de elegir candidato 
y ni corta ni perezosa ha echado manos de estatutos para recordar a todos la 
importancia de la participación de la militancia en este tipo de toma de 
decisiones. Y cual buena madrileña le ha soltado a quien fuera presidente del PP 
andaluz, un ‘que deje de mangonear’. Casi nada.
La cosa, al final, no tiene más que el morbo propio de quien lo dice y el 
desparpajo con el que se presenta ante miembros de la dirección del partido 
consciente de que poco puede perder. Y digo que no va más allá del morbo porque 
en la práctica Aguirre ha tratado de imponerse siempre dentro de su partido y 
ella como el resto evitan a toda costa cualquier democracia interna y usan el 
‘dedazo’ siempre que pueden. Deben de creer que mejor es que la gente no piense 
y acate imposiciones.
De esta manera, el congreso de marzo en el PP regional nace envenenado y 
mucho van a tener que trabajar para que parezca democrático, entre otras razones 
porque todos reconocen que hay ‘muchas personas’ con capacidad para ponerse al 
frente del partido, pero por ahora nadie ha saltado ofreciéndose y presentando 
una candidatura oficial.
En el fondo del asunto, como en tantas ocasiones, está el presidente de un 
partido al que le gusta hablar poco y que aún parece no haberse decidido por 
nadie. Mariano Rajoy calla y con su silencio aboca al PP andaluz a una situación 
caótica, a pesar de encontrarse en el momento de mayor representación política 
de su historia tras ganar las últimas elecciones en Andalucía. Y precisamente 
porque Rajoy tiene que dar el visto bueno, la elección no es tal, se trata de 
una imposición. Así se entiende mejor a Zoido cuando dicen que lo que ‘menos 
importa’ es la persona, que lo importante es el proyecto ¡Ay! Pero eso no se lo 
cree nadie. Lo que todos quieren es mandar.


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