Luis Rogelio Rodríguez-Comendador
Alcalde de Almería
Se puede engañar a algunos 
todo el tiempo y a todos algún tiempo, pero no se puede engañar a todos todo el 
tiempo. La frase la escribió hace muchos años el presidente norteamericano 
Abraham Lincoln y, además de para recordarnos lo insostenible de la mentira 
permanente como recurso político, viene a ilustrar a la perfección el papel que 
la Junta de Andalucía ha venido jugando en la rehabilitación del edificio del 
Ayuntamiento de Almería.
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| Ayuntamiento | 
Como es sabido, el acuerdo para el proyecto de 
actuación en la Casa Consistorial y el entorno de la Plaza Vieja fue presentado 
por el Ayuntamiento -gobernado entonces por PSOE e IU- y la Junta de Andalucía 
en el año 2000, con el compromiso de que la obra estaría lista en 2005, 
coincidiendo con la celebración de los Juegos Mediterráneos.
Pues bien, a 
finales de 2013, con la segunda fase de la obra en estado de amenaza de derrumbe 
por abandono y ruina, la Junta de Andalucía respondió a la enésima petición de 
agilidad y respuesta por parte del Ayuntamiento de Almería con una increíble 
propuesta de -copio textualmente- "un nuevo convenio de colaboración para la 
primera subfase de la segunda fase de las obras de rehabilitación de las Casas 
Consistoriales".
Es decir, que catorce años después y con la parte más 
importante del trabajo aún por hacer, la Junta de Andalucía retoma el discurso 
de los Hermanos Marx sobre la parte contratante de la primera parte. Bueno, pues 
el tiempo de las excusas se ha terminado. 
Como se ha publicado 
recientemente, acabo de remitir una carta a la Junta de Andalucía en la que 
cortésmente el Ayuntamiento de Almería anuncia su intención de asumir en 
solitario la inaplazable obra de restauración del principal edificio 
administrativo de nuestra capital.
Con independencia de que ya podrá pagar la 
Junta de Andalucía la parte que legalmente le corresponde de esta obra, es 
urgente que el Ayuntamiento asuma, ante la pasividad del gobierno de Sevilla, la 
responsabilidad de devolver la dignidad física al edificio que representa a 
todos y cada uno de los almerienses y acabar así con el penoso espectáculo de 
tener su fachada tapada con una lona.
La situación de la Plaza Vieja, señoras y 
señores de la Junta de Andalucía no es de confrontación política: es de 
vergüenza pública.


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