Juan Vicente Frías: "No queremos una Mojácar triste"


Antonio Torres
Director de Canal Sur en Almería

La Semana Santa y la llegada de la primavera crean ilusión y dotes de imaginación en todas las poblaciones turísticas que quieren olvidar el frío y triste invierno. Mojácar es uno de los lugares más conocidos en el sector del turismo. Una ciudad que fue punto de encuentro en los años del arranque del sector en los tiempos de aquel alcalde de los sesenta, Jacinto Alarcón, y de las mujeres con cántaros a la fuente histórica de los Reyes Católicos. Eran tiempos sin carreteras, sin teléfono ni agua en las casas y con mucha hambre y emigración.

También había sueños por transformar el mundo y se inauguró el Parador en el año de las bombas de Palomares, en 1966. Hubo boato en torno al ministro Fraga Iribarne, que, junto al general togado militar, el almeriense de Ohanes, Miguel Vizcaino, confiaron en la industria del sector.

Juan Vicente Frías
Mojácar es la ciudad del nombre propio internacional por la cantidad de artistas e intelectuales que se asentaron en esos años en los que la novedad estaba en Mojacar, en los rodajes y en la inauguración del aeropuerto. Una ciudad para pasear pero que necesita mayor implicación, desde completar la oferta de sol y playa, infraestructuras. Para preservar el prestigio de su nombre y no quede limitada al botellón en el que salen beneficiados apenas un par de negocios de la noche se trabaja con imaginación. Ahora empieza la fase de limpieza y blanqueo para dar una buena imagen y que la temporada pueda prolongarse.

En el Parador de Mojácar recomiendan durante todos estos días unos menús orientados a la cultura del Cine con "el rinconcillo del Oeste". Bajo el epígrafe "Se busca que disfrute del cine y de nuestra cocina empieza el menú con La llamada de África, Indiana Jones y la Última cruzada y se cierra con Por un puñado de dolares. Es un homenajea algunas de las más importantes películas rodadas en parte en Almería. Las localizaciones preferidas están, obviamente, en el desierto de Tabernas, en la parque natural Cabo de Gata-Níjar y las playas de la costa del Levante almeriense.

En Mojacar se preparan para olvidarse de este terrible invierno de paro y comenzar fuerte la Semana Santa, "el fin de semana santo" para los pesimistas, unos momentos en los que tradicionalmente la ciudad árabe ha sido el punto de más prestigio para que acudan turistas procedentes de Madrid y Euskadi. El Ayuntamiento quiere que las casas estén blanqueadas y la temporada arranque para salvar a la industria más potente. La directora del Parador es Tana Blázquez, procedente de la provincia de Jaén, quien afirma que el menú está saliendo bien.

Uno de los dinamizadores de la actividad gastronómica es el recepcionista y coordinador de calidad y medio ambiente del Parador Juan Vicente Frias Plaza que tiene la imagen de otro tiempo y que nació, literalmente, en el Parador de Puerto Lumbreras en 1959. Sus padres recorrieron mundo y desarrollando carrera en distintos fogones. "No queremos que Mojácar sea una ciudad triste. Las abuelicas que vienen por aquí necesitan programas de ocio".

Es un hombre de su tiempo. En la conversación salen a relucir anécdotas curiosas de las decenas de famosos que pasan por Mojácar "la capital del turismo internacional", se atreve a afirmar. Evita el tedio entrando en otros berenjenales menos amables. "Los mojaqueros", denuncia, "no pillan ni una postal de los hoteles de Marína de la Torre o de Macenas con grandes empresarios que nos han dejado casas en laderas de la montaña". De las anécdotas de los clientes tiene en la memoria la petición del Rey Juan Carlos, en su visita a Mojácar y Carboneras, que madrugó y pidió a las siete y media de la mañana un bañador. "A los cinco minutos tenía un amplio surtido".

Otra Mojácar
La memoria y el paisaje de Frias está ligada a Paradores desde 1989 y ha recorrido los de Argomaniz, Viella y finalmente Mojácar, ciudad que ya conocía de los tiempos casi adolescentes. "Veníamos en un 600 al camping". Hasta que junto a su compañera Carmen compró un terreno "y nos hicimos una casa, con algo de huerta para poner árboles, que los tenemos y poder plantar unas habas o unos tomates". Este cocinero y recepcionista emprendedor tiene nostalgia de los buenos tiempos del turismo. Pone acento pedagógico para explicar la crisis. Se palpa en el ambiente preocupación por el futuro: "El panorama de ahora es una nueva etapa en paradores. El cambio trae incertidumbre. Llevamos 85 años la imagen y potenciando la marca España siempre y creo sinceramente que necesitamos incidir más en nuestro potencial en el mundo entero en esta empresa pública que necesita el compromiso potente de continuidad a largo plazo porque es rentable". Juan Ignacio Frías quiere comprometer a las autoridades turísticas andaluzas, siente admiración por el consejero de Turismo Rafael Rodríguez, a un encuentro que marca el futuro de Mojácar "de forma clara y rotunda".

Hijo de republicana
Su madre, Sofía, originaria de la localidad de Nacimiento, nació en la calle Las Tiendas de Almería, "familia de los Plaza de toda la vida de Almería", señala con tintes de gran admiración a sus padres. Trabajó, su madre, siendo una adolescente en una cocina de una guardería que existía en la carretera de Los Molinos. "Recuerdo sus historias sobre los bombardeos de la ciudad desde la bahía por las tropas fascistas (la otra Guernika, la marítima, que no se nos olvide), los refugios, el hambre, etc. Cumplió condena y pudo conseguir un trabajo de camarera, limpiadora, planchadora, o lo que fuera, en el Hotel La Roca de Torremolinos. Después, consiguió trabajo en el Parador de Gibralfaro en torno a 1947".

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