Un congreso breve

Rafael M. Martos 
Director de Noticias de Almería 
 
Si algo ha marcado el 12º Congreso del PP de Almería es la lluvia -se suspendió el primer intento por las inundaciones del 28 de septiembre en el Levante y Almanzora y ha vuelto a llover intensamente este 11 del 11- y de otro lado la brevedad. El PP ha necesitado únicamente cuatro horas para elegir presidente y debatir las ponencias ideológicas. Además de los discursos de rigor del secretario general de Andalucía, José Luis Sanz, y el presidente, Juan Ignacio Zoido. La brevedad es la clave. Se trata de reelegir a Gabriel Amat como presidente por tercera vez cuando muchos creían que únicamente lideraría este partido hasta el congreso ordinario en que desembocó la crisis que supuso finalmente la creación del PAL y todo lo que trajo consigo.
 
Gabriel Amat, en una votación del congreso
Con Amat al frente, el PP ha ido comiéndole terreno al PSOE en la provincia a ritmo vertiginoso, pueblo a pueblo, calle a calle y casa a casa. Le ha impreso un ritmo de trabajo a la organización como nunca antes había tenido, y en cada convocatoria electoral se patean la provincia de norte a sur y de este a oeste, y si da tiempo también de sur a norte y de oeste a este. No es menos cierto que este crecimiento ha coincidido con hechos tan significativos como el "zapaterismo" o la caída en desgracia a nivel local de Martín Soler y los suyos, con el consiguiente desconcierto del que aún no se han repuesto. Pero incluso así habría que reconocer que han sabido aprovechar la situación que se presentaba.
 
Cuando los partidos ganan elecciones están más unidos que nunca, y a medida que van perdiendo, esa unidad se va desvaneciendo. Una veces se producen enfrentamientos ideológicos entre quienes opinan que el desafecto de los electores se debe al posicionamiento ante ciertos temas, y otras veces el choque es por algo tan humano como un sueldo, de lo que muy recientemente hemos tenido pruebas en el grupo municipal socialista de la capital. En relación a lo segundo, el PP podría no haber tenido problemas en el pasado, pero ahora, con tantos recortes, son pocos los llamados y muchos menos los elegidos. Es más, Amat se permite el lujo de tener menos "asalariados" de los que podría porque es partidario de que una misma persona tenga varios cargos, con lo que el número de éstos se reduce. El maná de los sueldos públicos llega a menos personas que en otros partidos cuando podría llegar a muchos más.
 
Y sobre lo primero, hay que entender que es un partido muy jerarquizado, con lo cual, son pocas las cuestiones de calado que pueden abordarse en un congreso provincial más allá de profundizar en el municipalismo. Cuando se gobierna en tantos ayuntamientos es normal que los alcaldes y alcaldesas tengan especial interés en que su partido dé respuesta a las visicitudes por las que pasan, y más en estos tiempos de ahogamiento. Es por eso que la clave es la brevedad. El PP de Almería tiene un equipo que funciona -y esto no es una opinión, los resultados electorales están ahí para confirmarlo-, por lo que este congreso ha sido sólo un trámite.
 
Amat cogió un partido en el que pesaba la escisión de GIAL y luego estalló la crisis de la Diputación con la sublevación de una parte muy importante del PP. En estos años el GIAL firmó su defunción, y el que era presidente del PAL ha pasado por la cárcel y ha perdido todo el poder que un día tuvo, recobrándolo el PP. Se ha vuelto a hacer con la Diputación, con la mayoría de los ayuntamientos de la provincia, ha barrido al PSOE en generales y autonómicas... 
 
Amat ha construido un PP a su medida en este congreso. Reduce, como ya anunció hace un mes, los cargos vacíos de contenido y que existían con el único fin de darle cierta relevancia orgánica a determinados cargos públicos. Roza el cien por ciente de votos de los compromisarios para este tercer mandato, pero es que en política, cuando se gana, es muy complicada la disidencia. En todo caso, el riesgo es justo el contrario, perder la conciencia de la realidad tanto interna como externa.

Amat lleva muchas batallas a sus espaldas, pero desde que tomó las riendas del PP es cuando más leña le han dado sus detractores, no ya en el terreno meramente político, sino dando el salto a las acusaciones  de corrupción. Otro en su lugar habría dicho eso de "aparta de mi este cáliz" para refugiarse de nuevo en la tranquila Roquetas, pero él no, sigue dando pasos al frente, sin arredrarse, con la confianza inquebrantada de los máximos líderes del PP andaluz y español, con la de la militancia, con la de los simpatizantes, y al final con la de los votantes.

El Congreso ha sido corto, breve, porque el reelegido presidente del PP maneja sus propios tiempos como ya se ha visto, y sólo él sabe hasta donde se extenderá la era Amat. De momento, hasta 2016.

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