Más de un centenar de ‘almerienses’ de Brooklyn se reúnen en Nueva York


Evaristo Martínez
Periodista / La Voz de Almería

En la década de los veinte, cuando la economía de la provincia -basada sobre todo en la minería y la agricultura- comenzó a sufrir los efectos de la I Guerra Mundial, muchos almerienses decidieron emprender una nueva vida fuera de España. Entre ellos, una nutrida representación de alhameños se instaló en Nueva York donde ya había otros paisanos que trabajaban como intermediarios de las casas uveras. Después, con el estallido de la Guerra Civil, esta comunidad, asentada en Brookyln, decidió crear una asociación para apoyar al ejército republicano desde la distancia que llevaría el nombre del más ilustre alhameño: Nicolás Salmerón. Así nació el Grupo Salmerón, que hoy, más de siete décadas después, ha vuelto a revivir en un encuentro celebrado el domingo 9 de septiembre en Long Island al que asistió más de un centenar de ‘almerienses’: dos generaciones de aquellas familias e incluso algunos miembros fundadores. 

Almerienses del Grupo Salmerón y descendientes
 tras el almuerzo que los reunió en Long Island

De la reunión pudo ser testigo privelegiada la historiadora alhameña María del Carmen Amate, autora de El Grupo Salmerón en Brooklyn. Alhameños en Nueva York (Instituto de Estudios Almerienses / Ayuntamiento de Alhama), obra que ha sido la semilla de esta emotiva cita. “Dos de las personas que más me ayudaron en la investigación fueron Virtudes Arcos y Enriqueta Gálvez y su empeño era que las pudiera acompañar a los lugares que fui reconstruyendo en el libro a través de sus recuerdos”, cuenta a LA VOZ.

Así, durante más de diez días, del 2 al 13 de septiembre, Amate ha podido seguir la estela del Grupo Salmerón de la mano de Virtudes y Enriqueta y de sus maridos, Manuel López y Ángel Castillo. “Su entrega ha sido completa, han sido los mejores cicerones del mundo y han podido hacer realidad el sueño de conocer de primera mano los escenarios del Grupo Salmerón: cómo se asentaron, dónde vivían, dónde están enterrados... En definitiva, en qué espacio se desarrolló su ciclo vital”.

Efecto llamada
María del Carmen Amate recupera en su libro la historia, y las historias, de las 102 familias fundadoras, y de otras que se fueron aglutinando a su alrededor. Así, en este viaje, ha podido visitar el número 123 de la Quinta Avenida de Brookyln, donde el Grupo Salmerón tuvo su sede en la segunda planta hasta el año 1962. “Era un piso diáfano, donde había una especie de barra de bar y celebraban cumpleaños, bailes de carnaval e incluso bodas. Después sería una escuela donde el general Asensio Torrado daba clases de español a los niños”. Gracias al efecto llamada, esta comunidad almeriense fue ocupando casas cercanas, viviendo de alquiler en esta zona de Brookyln. “A veces residían varias familias en una misma casa hasta que lograban encontrar trabajo y prosperaban. Son inmuebles que se conservan bien, hoy el barrio se ha regenerado y es una zona cara”

El gran reencuentro
Pero, sin duda, el momento clave de este viaje a Nueva York tras la estela del Grupo Salmerón fue el almuerzo celebrado el pasado domingo 9 en The Meadow Club, en Long Island, localidad donde los integrantes establecieron su residencia a medida que fueron progresando en la sociedad norteamericana. El motivo del encuentro era agradecer a María del Carmen Amate su labor investigadora aunque tuvo una dimensión mucho más profunda, ya que se reunieron un total de 116 personas de varias generaciones, llegados de estados como Texas, Florida, Virginia, Pensilvania y Nueva Jersey y de distintos barrios neoyorquinos. “Los más jóvenes no se habían visto desde que eran pequeños y así han podido retomar la amistad. La huella del Grupo Salmerón les hace sentirse parte de un todo, de no estar en el aire sino anclados afectivamente a una comunidad que muchos han descubierto gracias al libro”, concluye Amate.

“Fue una comunidad que trabajó muy duro para ayudar a sus familias”“Quiero recalcar algo que no sé si ha quedado suficientemente claro: el trabajo y esfuerzo de estos almerienses que se dejaron la piel para ayudar a sus familiares durante la posguerra española, mandando a nuestro país dinero, ropa usada e incluso medicinas”, destaca María del Carmen Amate. La historiadora alhameña pudo recibir los elogios de los descendientes del Grupo Salmerón durante su viaje a Nueva York. “Su libro nos ha otorgado un tesoro, porque ha puesto nuestros recuerdos, nuestras experiencias y nuestra propia identidad por escrito. Y, como sabemos, lo que no se escribe, se pierde. Ella ha puesto en palabras nuestras vidas, que aunque no han sido importantes han dejado constancia de que nos hemos esforzado muchísimo”, dijo Enriqueta Gálvez, una de las integrantes originales del Grupo Salmerón, durante la presentación de la autora.

Por su parte, Amate destaca cómo este grupo ha sabido transmitir en el tiempo los valores originales de su fundación. “Resulta emocionante ver como muchos hablan aún con el deje almeriense, a pesar de los años transcurridos”. El tiempo y la distancia tampoco han dañado el amor a sus raíces. “Mantienen el contacto con España y todas las noches siguen la actualidad a través del Canal Internacional. Se muestran muy preocupados por la crisis, por lo que está haciendo el gobierno”.

Los almerienses del Grupo Salmerón mantienen hoy una posición acomodada en Estados Unidos. “Son demócratas y estos días hemos seguido con mucho interés la convención del partido. Temen un cambio político y muchos están apoyando económicamente a Barack Obama. Me ha sorprendido lo bien que están en todos los aspectos y su vinculación con nuestra tierra”. De hecho, han traducido el libro de María del Carmen Amate al inglés para sus nietos. “Muchos han descubierto de dónde vienen y que sus raíces no estaban en Brookyln sino en Almería”.

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