Amat habla gallego

Teleprensa
Editorial

En ocasiones, al alcalde de Roquetas de Mar, presidente del Partido Popular en Almería y también de la Diputación Provincial, Gabriel Amat, se le ha criticado por lo mal que habla. Y no se trata de que diga tacos en su discurso, ni mucho menos. Pero la clave está en su acento gallego. Se ha podido comprobar una vez más durante la celebración del Pleno de la institución provincial. Un Pleno meteórico, de los que le gustan a su presidente, tal vez por querer llevar hasta sus últimas consecuencias ese plan de ajustes que con tanto énfasis no sólo predica sino que ejecuta el PP. Así, debe pensar, puestos a recortar, delimitemos hasta los tiempos de intervención de los diputados y vayamos al grano, que siempre acaba siendo una votación en la que gana por goleada.

Pues sí, Amat es más bien parco en palabras y las que utiliza son muy sencillas. Frases sin circunloquios ni nada por el estilo. Al pan, pan y al vino, vino. Hoy, una vez más, para evitar la cháchara de la oposición ha zanjado el asunto a la primera de cambio: el cierre de una unidad de la Residencia Asistida responde a que el PP “hace lo que tiene que hacer”, que poco más o menos es la explicación que Mariano Rajoy nos ofrece cada vez que tiene que explicar una medida. Pocas veces sabemos por qué las toma, sin embargo, si nos deja claro que no le gusta las medidas que adopta pero que tiene que tomarlas. Y su discípulo en Almería es un calco del gallego.

Amat, para no salirse de esta línea, ha optado por responder lo mismo que su jefe, “hacemos las cosas porque las hacemos y sobre todo, porque los ciudadanos nos han dado el poder y a ustedes los han colocado en la oposición”. Y se acabó. Esto son lentejas y basta de perder el tiempo con razonamientos. El mejor argumento, debe pensar, es una mayoría absoluta.

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