Ensayo general del PP andaluz

Olivia Carballar
Periodista

Más que la toma de posesión de la nueva delegada del Gobierno, lo de ayer pareció una especie de ensayo general de la hipotética victoria del PP en Andalucía, un acto al que no faltó ni el arzobispo de Sevilla, monseñor Juan José Asenjo. Todo el poder acumulado por los conservadores desde las pasadas municipales hasta el reciente 20-N se concentró ayer en la plaza de España de la capital andaluza: desde los concejales y alcaldes de las capitales de provincia hasta la vicepresidenta del Gobierno central, Soraya Sáenz de Santamaría, quien nombró, en su lista de agradecimientos, al líder del PP andaluz como “querido Javier”. Arenas, más cerca de la Presidencia de la Junta que nunca, se mostró exultante antes, durante y después del acto.

Ediles, alcaldes y la vicepresidenta arroparon a Arenas, que estaba exultante. Presidida por Sáenz de Santamaría y el presidente andaluz, José Antonio Griñán –serio prácticamente desde que comenzó hasta que concluyó–, la toma de posesión de la almeriense Carmen Crespo estuvo vertebrada por el mensaje del nuevo jefe del Ejecutivo, Mariano Rajoy: lucha contra el paro por un lado, y unidad, diálogo y coordinación entre las administraciones para superar la crisis, por otro. “La gran prioridad del Gobierno es crear empleo. El Gobierno se ha puesto inmediatamente a trabajar para tomar medidas de recuperación económica y este mismo viernes aprobaremos el primer decreto ley. Tenemos que hacer más con menos. Todos tenemos que trabajar por ese pacto de austeridad que quiere el Gobierno”, destacó la vicepresidenta, quien concluyó con un guiño propio de campaña electoral (andaluza): “Casi 900.000 pensionistas andaluces vieron congeladas sus pensiones. Ahora es de justicia que esas personas que más han cargado con la crisis vean actualizadas su pensiones y recuperen su poder adquisitivo”.

Diálogo

Arenas, tras el acto, recogió el guante: “Es una medida de justicia”, repitió ante los periodistas, agolpados en torno a una mesa. El líder conservador no sólo respondió a las preguntas, a diferencia de Rajoy, sino que incluso se ofreció a hablar en dos turnos ante el barullo de periodistas y cámaras –uno de ellos fue regañado por el personal de la Delegación por subirse a una mesa de madera supuestamente “carísima”–.

Anécdotas aparte, Arenas insistió en el ofrecimiento al diálogo que momentos antes había destacado la nueva delegada, sobre todo hacia el Gobierno socialista andaluz. “Los representantes del Gobierno no estamos para crear problemas, sino para solucionarlos. Por eso tiendo la mano al diálogo y especialmente a la Junta de Andalucía, porque de todos depende el bienestar de esta tierra”, afirmó Carmen Crespo. En su discurso, abogó por trabajar para todos los andaluces independientemente de la ideología y recordó hasta el pueblo más pequeño de Andalucía: Cumbres de Enmedio, en Huelva.

La batalla autonómica

No hay dudas sobre la implicación que tendrá el Gobierno de Rajoy en la batalla por Andalucía, donde la campaña por las autonómicas, en marzo, está más que abierta. Ayer, tanto la nueva delegada como el propio Arenas insistieron en ello. “El Gobierno de Rajoy siempre ha mirado a Andalucía como tierra de futuro”, subrayó Crespo. “Para Arenas, Andalucía es una máxima porque cree en ella y siente un amor profundo por ella”, añadió.

El líder del PP andaluz destacó la composición del Gobierno de España y la presencia ayer mismo de la vicepresidenta en la toma de posesión de Crespo. “Para Rajoy, el futuro y el empleo de Andalucía es una gran prioridad. Ha asegurado muchas veces que Andalucía puede ser un motor de crecimiento y de riqueza económica para España”, concluyó.

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