La Ley del Embudo

José Luis Sánchez Teruel
Secretario de Infraestructuras del PSOE
 
A menos de 100 días de las elecciones municipales, podríamos pensar que las prisas que tiene el alcalde de Roquetas de Mar por sacar adelante la reparcelación de las Salinas son, como en cualquier municipio, consecuencia de la proximidad de las elecciones. En estos momentos todos los alcaldes y concejales están echando el resto en cumplir lo prometido a los vecinos y en poner en marcha proyectos de gran interés ciudadano, con el fin de obtener el mayor apoyo posible en las urnas.

Sin embargo sorprende que en estos momentos el presidente de la derecha de la provincia de Almería, tenga tanta prisa en un proyecto que implica anunciar a los vecinos que son propietarios de terrenos en las Salinas que les va a cobrar en unos meses un dineral por urbanizar los mismos (unos 600.000 euros por hectárea o 100 millones de las antiguas pesetas). Y sorprende aún más que lo hace a sabiendas de que la mayoría de estos vecinos no están de acuerdo con las prisas del alcalde por sacar adelante cuanto antes esta reparcelación que, además de privarles del uso que actualmente tiene la tierra, va a obligarles a hacer un desembolso para el que, salvo quien lo tengan ahorrado, no habrá banco que lo financie, sobre todo si tenemos en cuenta que en este momento el suelo y la construcción de nuevas viviendas no es precisamente lo que está demandando ni el mercado ni la sociedad. Además, si Roquetas de Mar es uno de los municipios con más viviendas nuevas sin vender -¿4.000?- más extraña aún que su alcalde y buen amigo de Javier Arenas quiera urbanizar a toda prisa más de dos millones de metros cuadrados para construir unas 9.000 viviendas más sólo en las Salinas. Casi ná. Si a un alcalde socialista se le ocurriese algo semejante, ¿qué se diría o pediría para él?

Contrasta también la rapidez que ha empleado el alcalde de Roquetas de Mar en aprobar su nuevo PGOU (ya se sabe que para algunos más que para otros el tiempo, lo que dice el PGOU y las viviendas que permite suponen mucho dinero) con la lentitud que en la capital de la provincia han demostrado sus compañeros de partido quienes, tras cinco o seis años, no han sido capaces de aprobarlo aún. O aquel tenía más prisa que éstos o es más listo y lo tenía claro o la presencia de Megino les resultaba incómoda a los de la capital. Una vez más, como es norma elemental en todo buen gobierno de derechas, al pueblo se le aplica la "Ley del Embudo" y, en su virtud, con la reparcelación de Las Salinas, en lugar de que los vecinos salgan ganando les toca perder, callar y pagar un pico a su ayuntamiento, que les obliga a hacer algo que no quieren ni es el momento económico de acometer y que, además, puede esperar.

No hay comentarios:

Publicar un comentario