Juan Luis Valenzuela
El Plural
Malestar,
fuerte malestar unido a satisfacción, son las sensaciones que se pueden
detectar ahora entre los dirigentes del PSOE andaluz y en la propia Junta de
Andalucía ¿Por qué pueden coexistir esas sensaciones tan contradictoras en sí
mismas?
Satisfacción. Comenzamos por la última. La satisfacción comedida se debe a que para los
“señalados”, “preimputados” y nunca imputados, ven como una instrucción en la
que no han confiado jamás, a la que califican de política y de la que censuran
actuaciones mediáticas dañinas coincidentes con sucesos positivos para su
partido, va acabar por fin en Tribunal Supremo. Piensan los socialistas
andaluces que en esa alta magistratura sus responsables analizarán con mayor
profesionalidad, con menos contaminación política, con más elementos del
Derecho y menos imaginación conspiratoria la causa en la que se hallan. Están
seguros que la teorías de la “gran conspiración” de dirigentes y presidentes
para repartir un botín de dinero público, de paso sin enriquecerse ellos,
caerá como suelen caer las acusaciones sin fundamento.
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La juez Mercedes Alaya Foto: Libertad Digital |
Reducido
el ámbito de los imputados se baja el nivel político. En el Partido Socialista se muestran esperanzados en que si ese fuera el curso
de los acontecimientos judiciales, descartados entonces los ex
presidentes y consejeros del señalamiento judicial, el acento de la juez, de
los medios y de la oposición solo podrá dirigirse hacia los auténticos
muñidores y protagonistas de las irregularidades: Un conseguidor, un ex
director general, unos cuantos “intrusos”, aseguradoras y varios abogados
comisionistas. Y fin de la teoría conspiratoria de política en las alturas.
El
gran cabreo por las “tres putaditas”. Pero como decíamos al inicio de la crónica el envío de la exposición elevada al
Tribunal Supremo por la juez Mercedes Alaya también ha generado un monumental
enfado en la sede socialista de ‘San Vicente’ y en la propia Junta de
Andalucía. Es lo que un veterano dirigente de provincia ha definido como “las
tres putaditas últimas”.
Primera
putadita: Un agosto en el que “encender” el caso. Se critica que sabiendo como se sabe que Alaya tenía prácticamente ultimado el
documento que ha enviado al TS desde hace dos meses y llevando como lleva casi
cuatro años con la causa, haya elegido precisamente principios de agosto para
su remisión ¿por qué no lo hizo a finales de junio o ha esperado a septiembre
si agosto es inhábil para el Supremo? Esa es la pregunta que se hacen y la
respuesta malévola que se autodictan es que de esa manera durante todo este mes
en curso e inicios de septiembre, la documentación dormirá el sueño de los
justos en el TS, se hablará como ya se está haciendo, solo de que los dos
expresidentes, Griñán y Chaves, están imputados y pendientes de condena del
Alto Tribunal. Por tanto la causa durante mes y medio más apuntará directamente
a la diana del PSOE andaluz.
Segunda
putadita: Una filtración que hace mucho daño. Y para corroborar la primera “putadita” viene la segunda: Sospechan los
socialistas, y así lo han dicho públicamente, que la filtración lisa y llana,
total y absoluta a la agencia de noticias del Estado, la Agencia EFE , de la
documentación enviada por la juez al TS proviene del mismo juzgado. De esa
documentación se está extrayendo y refiltrando pasajes, datos y elementos solo
inculpatorios para los señalados. Es una especie de condena anunciada por mucho
que después el Supremo lo anule. Mientras tanto en ese recorrido según esta
fuentes, la causa habrá seguido dañando a la cúpula socialista. La pregunta es
cómo se ha podido filtrar, quien lo ha hecho y de qué manera. Desde ‘San
Vicente’ apuntan al propio juzgado de Alaya y el hecho de que haya sido EFE la
escogida da que hablar en supuestos asesoramientos de estrategia informativa.
Los “preimputados” alegan que esto provoca una “nueva situación de indefensión
y la creación de un ambiente de falsa culpabilidad” además anuncian que van a
solicitar una investigación al suponer una “vulneración del derecho de defensa
de los afectados que provoca un daño irreparable a las personas concernidas y
no informadas”.
Y
tercera putadita: Los “fichajes” a última hora de Zarrias y Mar Moreno. Este elemento, la imputación casi a la hora del cierre de los ex consejeros de
Presidencia, Gaspar Zarrías y María del Mar Moreno, ha “sentado como un tiro” a
los socialistas -y si nos referimos a los de Jaén, ni lo imaginamos-. Creen que
en todo el sumario se ha jugado cruelmente con la persona y el nombre de
Zarrías. Se le nombraba pero no se le imputaba; se le ubicaba en reuniones pero
nunca se le “preimputó”. Hablan de un juego deliberado de tortura judicial. Por
eso ha sido sorpresivo su señalamiento a última hora. Y lo de “Mar Moreno no
tiene nombre”, dice atribulado y megacabreado el dirigente veterano. Y es que
es cierto que Moreno ha sido “preimputada” en la prórroga del partido, cuando
el chico de Seur se iba con la valija de Sevilla al Supremo. La jiennense
nunca, ni por asomo, sonó en el sumario. Como en el mercado de invierno de los
futbolistas, por sorpresa, a última hora y sin saberlo nadie, Zarrías y especialmente
María del Mar Moreno fueron “fichados” por Alaya.
Unos
de vacaciones otros a quemarse en el duro agosto. Unos se van de vacaciones tras las putaditas, otros en cambio, se quedan
padeciendo el más que caliente agosto que algunos medios de la caverna se
encargarán de encender mucho más y aumentar los grados de la caldera. Tres
putaditas tres.
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