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La (i)legítima mayoría absoluta en El Ejido

Juan Francisco
Puga Murcia

Hace unas tardes, conversando en las redes sociales leí ciertos comentarios del director de un medio periodístico comarcal del Poniente almeriense en los que afirmaba rotundamente la mayoría absoluta del Partido Popular de El Ejido con sus 14 concejales (de 25 que componen el Pleno), y que, si cabe duda de la mayoría absoluta, se pregunte en las puertas de los colegios electorales de por qué.

Con las elecciones municipales se forma Gobierno local, se otorga legitimidad y se garantiza la representación. Como es bien sabido, la legitimidad tiene doble naturaleza; por un lado está la legitimidad legal para la formación de Gobierno, gobernabilidad y funcionamiento institucional, y por otro lado está la legitimidad democrática que es la que fortalece la representatividad y garantiza la representación política en la toma de decisiones.


En ningún momento cabe cuestionar la legalidad de las elecciones municipales, ni extender cualquier crítica a la legitimidad legal e institucional; en cualquier caso, la referencia se centra a la legitimidad democrática. El caso particular de El Ejido en las anteriores elecciones municipales de 2.015 plantea muchas cuestiones, análisis y valoraciones sobre movilización electoral y eficacia del sistema de partidos. No procede realizar una disquisición teórica, académica y conceptual en este artículo para no extenderlo ni hacer compleja la lectura, por lo que me limitaré a realizar ciertas precisiones que tales afirmaciones requieren.

El Gobierno local ejidense no dispone de legitimidad aceptable, en términos de calidad democrática. ¿Por qué? Porque en las pasadas elecciones sólo votó el 45,26% de la ciudadanía inscrita en el censo electoral, y de ese 45,26%, el 47,96% votó al PP-Ejido. Es decir, en general, el PP no representa ni al 55% de quienes se abstuvieron ni al 53,03% de quienes votaron. ¿Dónde está entonces la representatividad? Cuando se atribuye el Gobierno Local esa expresión de mayoría “absoluta” para adoptar decisiones y políticas municipales ¿a quiénes están representando realmente? ¿No cabría calificar la actual mayoría absoluta como una mayoría ficticia cuando menos; una imposición de una minoría a efectos prácticos?


A pesar de que las cifras evolutivas reflejan los peores datos históricos, según algunos parece que éstas no son suficiente argumento para criticar una realidad evidente, la ausencia de una mayoría social representada que otorgue esa legitimidad democrática a esa mayoría “absoluta” legalmente establecida. Pues bien, desde las Ciencias Políticas se puede arrojar más luz a esta cuestión.

La periodicidad de unas elecciones no es garantía, la participación y la representatividad son la clave en un sistema político democrático. Dicha mayoría “absoluta” es establecida por la aplicación de la fórmula electoral actual (D’ Hondt) basada en el reparto de concejalías por el promedio mayor, y como bien se sabe, es de las fórmulas proporcionales, la menos proporcional. Si se modificase el sistema electoral y se aplicase la fórmula Hare, de las más proporcionales, basada en el reparto por el resto mayor, los resultados cambiarían como se muestra a continuación:


Así pues, se observa cómo el PP pierde dos concejalías en beneficio de UPyD y C’s otorgando mayor representatividad y mejorando la legitimidad democrática, de facto, al no virtualizarse una mayoría como la “absoluta” actual, en perjuicio de dichos partidos. Por tanto, no se trata ya de visiones partidistas, ni de meras opiniones o interpretaciones, sino de resultados matemáticos.

Algo está claro, la patología política municipal que pone de manifiesto, si consideramos todo lo anterior, los escasos mecanismos de encuentro y deliberación pública a través de la rendición de cuentas, la incapacidad de los actores políticos y el sistema para fomentar la participación política y electoral, los inexistentes impulsos para una implicación ciudadana en la política local de forma directa y activa o indirecta a través de la representación, del incremento de la desafección política, la desaprobación, y la desconfianza institucional.

Si existe una mayoría “absoluta” no es resultado ni siquiera de lo expresado en las urnas, de ahí que el equipo de Gobierno local haya estado esforzándose por crear una serie de plataformas de divulgación institucional y publicitaria/propagandista, y difusión masiva de noticias desde su gabinete de comunicación, vinculándola con la acción del partido gobernante para reforzar su imagen política partidista y diseñar un liderazgo sobre una sociedad bastante descontenta. Se dispone así de unos medios continuos para una campaña (electoral) permanente que pretende alejar de la agenda política los anteriores problemas y dibujar una realidad distinta.