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Política sin fronteras

Félix de la Fuente Pascual
Secretario de acción política de CILUS

Aparentemente esto suena a contradicción. Las asociaciones  sin fronteras significan, en principio, solidaridad, idealismo, sacrificio y tantos valores que echamos de menos en nuestra sociedad actual. ¿Son compatibles acaso estos valores con la política? ¿Es posible acaso una organización que se denomine  Políticos sin fronteras?  Prescindamos de la realidad, porque, si miramos a nuestro alrededor,  tendremos que afirmar con la máxima rotundidad que no se puede ni soñar en unos políticos sin fronteras. Los políticos nacen y se cuecen dentro de un  ambiente nacional, con más o menos tintes de nacionalismo, todos dentro de unas fronteras: todos quieren hacer una patria grande en la que lo extranjero y el extranjero sea únicamente un instrumento al servicio de la gran nación o del gran país.

Política sin fronteras

Sin  embargo, políticos sin fronteras, aunque no muchos, existen. El político que ha desterrado de su vocabulario y de su actitud la palabra extranjero”,  porque en cualquier ciudadano, independientemente del color o del idioma de éste, sólo ve la persona, el político que intenta resolver los problemas de su país sin olvidarse de los problemas de otros países,  ese es un político sin fronteras.

"¿De qué problemas nos hablan los políticos en las campañas electorales al Parlamento Europeo?"

Pero hay un campo muy propicio donde debería prosperar el transfronterismo político, un ámbito en el que no existen barreas geográficas y en el que hace tiempo que deberían haber desaparecido todo tipo de barreas, porque uno de sus principios fundamentales es la “no discriminación por razón de la nacionalidad”.     Ese ámbito se llama Unión Europea. ¿Podemos decir, sin embargo,  que los políticos de la UE, es decir los europarlamentarios y los jefes de gobierno –estos últimos constituyen el Consejo Europeo-  practican una política sin fronteras?  Y los ministros de los Estados miembros, que son los que forman  el Consejo de Ministros de la UE, ¿piensan en otra cosa que no sean los intereses nacionales? ¿De qué problemas nos hablan los políticos en las campañas electorales al Parlamento Europeo? ¿Cómo reaccionan nuestros políticos y los políticos europeos ante cualquier problema que afecte a toda la Unión Europea, p.e. los inmigrantes, los refugiados, la amenaza yihadista?  En general, al más puro estilo insolidario y nacionalista.

¿Utopía? ¿Realidad?  Como suele suceder en política, la teoría se encuentra en las antípodas de la realidad. ¿Dónde está esa UE de los partidos transeuropeos? ¿Qué posibilidades tiene un español de votar a un francés o a un italiano, o al contrario? No quiero una UE nacionalista, con  murallas interiores y murallas exteriores. Quizás debamos empezar  constituyendo la asociación de “Ciudadanos sin fronteras”. En un mundo globalizado, donde los problemas sólo se pueden resolver en colaboración con otros países, fomentar el espíritu nacional, es la mayor de las miopías.   Mientas el mundo de la empresa y de las finanzas de globaliza, nuestros políticos se regionalizan.