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In memoriam: Miguel Naveros

Rosa Ortiz
Periodista

El escritor y periodista Miguel Naveros falleció ayer a mediodía en Almería víctima de un cáncer a los 60 años. La noticia de su fallecimiento causó un profundo impacto en el mundo del periodismo, donde su ingenio, honestidad y rigor le convirtieron en un referente para los profesionales que aprendieron a su lado, en la redacción de La Voz de Almería, los azares de este oficio, pero también en el mundo de la cultura -Naveros tuvo una sólida trayectoria literaria jalonada de premios y éxitos- y de la política. Los responsables de todas las instituciones, desde la Delegación del Gobierno de la Junta en Almería, al Ayuntamiento de la capital, pasando por la Diputación Provincial o el Instituto de Estudios Almerienses, que dirigió desde 2007 a 2011, se sumaron a las condolencias que, a lo largo de la tarde de ayer, llegaron desde todos los ámbitos.

Miguel Naveros

Recientemente, había sido distinguido con la Insignia de Oro de Andalucía. Miguel Naveros nació en Madrid en 1956 un caluroso 18 de julio -“el día del Alzamiento”, bromeaba él, que siempre fue fiel a sus ideas socialistas- y residía desde 1986 en Almería, muy cerca del Mediterráneo, donde, como ayer señalaba uno de sus grandes amigos, el catedrático de Historia Contemporánea de la UAL Fernando Martínez “reposa ahora para siempre”. En Madrid estudió Filología Italiana y años más tarde recaló definitivamente en esta ciudad, a la que le unían lazos familiares y gratos recuerdos de infancia.

Aquí se enamoró, conoció a amigos que se convirtieron en su otra familia y terminó desarrollando buena parte de su trayectoria profesional. Fue columnista diario, redactor jefe y luego subdirector de La Voz de Almería y nunca abandonó su vinculación con este periódico que mantuvo, en los últimos años, con colaboraciones esporádicas. Tuvo una prolífica trayectoria literaria y publicó los libros de poesía Óxido en cuerpo (1986), Trifase (1987) y Futura memoria’ (1998).

Fue coordinador de la edición de la novela de Carmen de Burgos Puñal de claveles (1991) y de los libros Almería' (1994) y Almería pueblo a pueblo (1996), editados por La Voz de Almería. Con Alfaguara publicó las novelas La ciudad del sol (1999) y Al calor del día (2001). Su última novela fue El malduque de la luna, con la editorial Alianza en el año 2006. También colaboró con diversos medios de comunicación españoles y en la década de los ochenta fue corresponsal en España de la agencia de prensa soviética Novosti. Durante aquellos años, viajó con asiduidad por los países del Este antes de la caída del comunismo.

Sus libros, como recordaba ayer la Asociación de la Prensa, le valieron en 2005 el Premio Fernando Quiñones y en 2000 la Mención de Honor del Premio Ramón Gómez de la Serna por su novela La ciudad del sol. “Su marcha deja un gran legado literario y periodístico y forma parte de la historia del Centro de Estudios”, señaló ayer el presidente de la Diputación, Gabriel Amat, que se sumó al duelo en nombre de los miembros de los diferentes departamentos del Instituto de Estudios Almerienses por la gran pérdida que, para la literatura almeriense y nacional, supone la muerte de Miguel Naveros.

“Se marcha un hombre de letras que perdurará para siempre gracias a su obra literaria y todas sus aportaciones a las hemerotecas provincial y nacional”, señaló ayer Amat. A las condolencias se sumaron también la Asociación de Periodistas, la Asociación de la Prensa de Almería y el Colegio de Periodistas de Andalucía en Almería, que mostraron su dolor por la pérdida del periodista y escritor. El alcalde de Almería, Ramón Fernández-Pacheco, en su cuenta de Twitter, señaló que su muerte “deja un hueco imposible de llenar en la memoria de cuantos le conocimos”.

La delegada del Gobierno de la Junta en Almería, Gracia Fernández, le recordó también en la misma red social: “Hoy perdemos a un gran profesional y sobre todo gran persona: Miguel Naveros, medalla de Andalucía. Tus palabras grabadas para siempre”.

Con Naveros se marcha un gran periodista y un magnífico escritor, un feroz defensor de la cultura, lector infatigable y creador a tiempo completo. Pero se va, sobre todo, un ser humano entrañable, leal y fiel a sus ideas y a sus amigos. Adiós, Miguel. Te recordaremos siempre.