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Belén Sánchez, premio al mejor proyecto de Ciencias Ambientales de Andalucía

Marta Rodríguez
Periodista

De niña prefería subirse a los árboles a jugar con las muñecas. En el colegio la llamaban hippy porque obligaba a sus compañeros a reciclar. Se preparó buena parte de los exámenes del instituto sentada sobre el tronco horizontal de una encima centenaria que hay en el Barranco de Quiles, en Oria, de donde es su madre. Ha estudiado Ciencias Ambientales y su Trabajo de Fin de Grado (TFG), que está centrado en su tierra, ha sido premiado como el mejor de su ámbito en Andalucía.

Isabel Belén Sánchez (Oria, 1990) -Belén para sus allegados- es una de esas personas que ha crecido observando el entorno que le rodea con el deseo de consagrar su vida a su sostenibilidad. Nació en el seno de una familia amante de la naturaleza que siempre le inculcó la práctica de un ocio relacionado con la conservación del medio ambiente. Ese mensaje germinó y hoy sigue formándose como gestora de desarrollo rural.

Isabel Belén Sánchez

El proyecto que le ha valido el reconocimiento del Colegio de Ambientólogos de Andalucía tiene que ver, precisamente, con el desarrollo rural. Bajo el título Estudio sobre el aprovechamiento agrícola de recursos botánicos en base al análisis de las series de vegetación en las comarcas de los Vélez y Alto Almanzora, plantea promover el cultivo de especies autóctonas del norte de Almería con dos fines: el desarrollo socioeconómico y la conservación ambiental.

“La idea surge porque a raíz de estudiar Ciencias Ambientes, fui conociendo los recursos de Andalucía y me di cuenta de que en la parte oriental hay unas características específicas en materia de flora. Tenemos un clima muy peculiar: que no haya precipitación en verano hace que se hayan desarrollado plantas que están destinadas a los aceites esenciales y que se están comercializando en otras zonas siendo de una calidad inferior”, apunta Belén Sánchez.

Dentro de Andalucía oriental, la orialeña ha basado su análisis en Los Vélez y el Alto Almanzora porque, aparte de ser su tierra, “es la transición exacta entre el desierto de Almería y el clima continental”. “Tiene lo bueno y lo malo de ambos climas, es cuestión de aprovechar lo bueno”, indica. El trabajo de campo ha consistido en hacer encuestas en estas dos comarcas a través de la Unión de Pequeños Agricultores (UPA). “He hablado con los agricultores para saber si estarían dispuestos a buscar una alternativa al cultivo predominante, el almendro, que da para subsistir, pero no con una calidad de vida suficiente”, mantiene.

“Más que concienciación, la clave sería ofrecer una formación técnica para que sepan dónde encontrar esa alternativa para aprovechar lo que tenemos, que es lo que se llama desarrollo rural. El tema de las aromáticas es el futuro, y conforme pasen los años se va a poner más de manifiesto. Lo que nos queda es cultivar lo que se mantiene en nuestro entorno. En Soria, por ejemplo, cultivan tomillo intentando simular nuestro clima a través de invernaderos con la mitad de productividad que tendríamos nosotros”, dice.

En el proyecto, Belén alerta además de que el norte de la provincia es una de las zonas con más riesgo de desertificación de Europa. “Habría que hacer un proyecto de reforestación, una política que apueste más por la conservación del suelo”, concluye.

Isabel Belén Sánchez recogió el Premio al Mejor Proyecto Fin de Grado en Ciencias Ambientales 2014/15 que concede el Colegio de Ambientólogos de Andalucía (Coamba) el pasado junio. “Recibirlo ha sido fabuloso y sorprendente. Lo que más ilusión me ha hecho es que haya sido a una parte muy concreta de Almería, porque siempre se reconocen proyectos que afectan a zonas más amplias”, reconoce.