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La niña de un barrio obrero que se hizo princesa en París

Paco Alonso

El suyo es un cuento de hadas con todas las de ley, aunque no tuviera tiempo de visitar Eurodisney porque estaba muy ocupada haciendo su sueño realidad. Su espejito mágico es un muro del barrio de Los Molinos, su hada madrina es su abuela, que en lugar de una carroza y un vestido le regaló una raqueta y una pelota, sí, una pelota, y su príncipe azul es su entrenador, que la ha llevado a París por primera vez en su vida. No veía tenis en la tele, pero el destino estaba escrito para ella. Cuando tenía ocho años, y sin saber aún el porqué, o fue el destino, pidió para su cumpleaños la raqueta y la pelota. Fue entonces cuando le ‘hablaba’ a la pared, y la pared le ‘respondía’ en un diálogo que recordará siempre cuando le toque pasar momentos malos en los partidos de alto nivel que jugará si anda su camino tal y como lo ha iniciado.

María Dolores López, en París

María Dolores López no es una niña pija, no va a un club, no vive para el tenis con la obligación de ser tenista, como sucede con miles de niñas y niños repartidos por el mundo, que nadan en la abundancia pero soportando una presión letal. Isma Rodríguez, el único jugador profesional que ha dado Almería y su mentor, se preocupa primero de educarla, y después de que disfrute jugando. Por eso ha llegado a París y con total naturalidad ha ganado el mejor torneo del mundo. Pero entre esto último y lo de la pared está que se construyeron unas pistas junto a su casa, que se creó una Escuela Municipal y que María Dolores robaba las pelotas que se salían para golpearlas en su particular frontón. Ismael se fijó en ella, y con eso cambió su vida para siempre (la de él) haciendo la apuesta más firme que jamás se había planteado.

Esfuerzo, dedicación, cemento, red, cuerdas, saque, resto, drive, dejada, paralela, fondo de pista… ese es su día a día, sin jamás haber entrenado en tierra batida. No pudo hacerlo en ninguno de los dos clubes que disponen de ella en Almería antes de marcharse a París. No había dinero para ello, y Arantxa Sánchez Vicario se quedó con la boca abierta escuchando su historia tras pelotear en La Defense con María Dolores al lado y aconsejarle que atacara más la pelota. La primera española en ganar Roland Garros absoluto con la primera española en ganar Roland Garros sub-13. Más que la copa y el reloj Longines, le gusta su pulsera del torneo, perenne en su muñeca y tatuada en su alma. Esta almeriense representa mucho más a España de lo que ella se piensa, porque representa lo que es actualmente este país, y por ello abandera la esperanza.

Callada, tímida pero decidida, sobre todo inteligente, muy inteligente. Observa, habla lo justo, actúa. La pregunta obligada del ‘ahora qué’ tiene difícil respuesta, porque hace falta mucho dinero y no tiene ayudas. Es de Los Molinos, orgullo del barrio como lo es de su instituto, el Azcona, en Nueva Andalucía, pero no tiene poder adquisitivo para poder viajar a los torneos en los que siga codeándose con las mejores del mundo. Ha demostrado ya que su tenis es rico, pero su entorno no es de opulencia. En ella su deporte tiene la gran ocasión de demostrar que es universal, que no es de la élite, porque a las escalas más altas se puede llegar sin disponer de recursos económicos. Que para ello no haga falta un cuento de hadas, pero de todos modos el de María Dolores López ya está escrito y merece la pena contarlo.