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Las desaladoras de Almería, un fiasco de 624 millones

Manuel León
Periodista

Resulta que -y no es ciencia ficción- Almería tiene cinco desaladoras finalizadas, cuatro públicas  y una privada, que han costado 620 millones de euros a riñón, al tiempo que padece un déficit hídrico de 73 hectómetros, según las estimaciones de el Plan Hídrico de Demarcación. Nunca antes la provincia más seca de España había contado con tal nivel de infraestructura tecnológica -desde los primeros sondeos en la Sierra de Gádor y en El Saltador de Huércal-Overa- para poder mantener con cierto brío la denominada huerta de Europa.

Pero la carencia de agua para los regadíos en invernaderos y al aire libre es cada vez más asfixiante. El problema, según los socios de la Federación de Regantes de Almería, compuesta por más de doscientas comunidades, es que la cuentas no salen: “El metro cúbico de agua desalada cuesta hasta 50 céntimos y así no es rentable cultivar tomates, ni lechugas ni nada”, admite Matías Gómez, presidente de La Sociedad Agraria Los Guiraos, en Cuevas del Almanzora.

Desaladora del Campo de Dalías

Lo ideal, para que  los cultivos hortofrutícolas fuesen rentables, es que el agua de riego no pasara del 10 % de los costes de producción, calculando que se pueda obtener una renta de 33.000 euros por hectárea. Es la pescadilla que se muerde la cola: si no hay demanda, porque el metro cúbico es caro por el coste energético, las plantas de desalación se paran o trabajan a menor ritmo, sumando costes de obsolescencia y mantenimiento.

La desaladora de Carboneras, que empezó a operar en 2005, tiene una capacidad de 42 hectómetros. A pesar de que se esperaba que pudiera estar a un 80 % este año, con las canalizaciones finalizadas hasta el pantano de Cuevas del Almanzora para abastecimiento y riego, por ahora no ha pasado del 20 %. Su caudal también estaba previsto que llegara a proporcionar recursos hídricos para regar 7.000 hectáreas del campo de Níjar, que aún no se han alcanzando.

La desaladora del Campo de Dalías, ubicada en Balerma, aún no ha entrado en funcionamiento, según los regantes, a pesar de que hace meses que fue entregada la obra por parte de la empresa constructora. Está concebida para proporcionar 30 hectómetros anuales para regar 8.000 hectáreas de invernaderos. Pero los agricultores tampoco parecen entusiasmados atendiendo al precio que tendrán que abonar por este caudal. La desaladora del Bajo Almanzora está en el dique seco, estropeada por una riada, y la privada de Rambla Morales, en Níjar, tampoco está ni se le espera, por ahora, con un pleito aún por dilucidar.