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El Museo de Almería no entiende de libertad de expresión

Martín Carricarte
Coautor del libro Pedimos y Queremos

El pasado sábado se presentaba un libro de futuro. Y no lo digo yo, lo dice el título de tal obra, definido por sí mismo en la intención publicada: Pedimos y Queremos, materiales para la reconstrucción de España. Y a tal fin, se realizaba una presentación en Almería. El acto había sido autorizado en el Museo de Almería, propiedad de la Junta de Andalucía.

Todo ya en regla, se desplazaron hasta allí los miembros de la comitiva que, acompañados de quienes tienen intención de aprender cómo mejorar la situación de su país, que parece ya no ser el de todos, se disponían a escuchar la intervención de Norberto Pico, coordinador de la obra. La intención de futuro y de valiente confrontación con una realidad nada elogiosa hacía seductora la conferencia.

Cartel anunciador del acto

Nada de esto pudo pasar. A las 16:12 horas se informa de que el museo ha sufrido una súbita e insospechada pérdida de luz eléctrica, reparada justo a las 20:50 horas, como anuncia el propio museo por Twitter, y sin entrada ni salida de electricista alguno. A las 20 horas se acabó el acto. Se asume lo que era previsible: no otra cosa que la suspensión de la presentación de un libro, y ésta se realiza esta en la pu... calle.

Un libro es un material que pasaría por ser peligroso si los responsables de la Junta de Andalucía le tuvieran miedo a la cultura del pueblo. Un libro presentaría los matices y los defectos viciosos del armamento más vil si no estuviera vinculado a la expansión de ideas y principios no habituales para el sistema en demolición que vivimos. Pero como está dibujado para la alternativa posible, solo llama a la represión y el silencio por parte de los del poder.

Este libro es una oferta no sólo de letras, como las sopas de ídem, sino de conocimiento, que puede mostrar caminos para la construcción personal y social de una patria. Al menos eso. No cabe, como algún letrillas local ha inferido, de la no lectura del mismo, ninguna referencia a periodos “oscuros” de nuestra política nacional, si exceptuamos el presente desierto… que con su sequedad mental y su ovejuna lacayez es ineludible.

Pero por desgracia y valga como crítica a los autores del texto, a pesar de todos los afanes intervinientes, de entre las herramientas que el libro expone no se halla en ningún caso la sospecha de que los represores, ajenos esclavos de la incultura y el sueldito, pudieran plantear las más tradicionales costumbres del cainismo políticamente correcto. Tampoco aparece en el libro ninguna virtuosa explicación sobre la reparación eléctrica de averías que jamás acontecieron.

De esta obra el prestigioso escritor e historiador Francisco Torres ha dicho: “Tras una lectura rápida y en diagonal, imprecisa si se quiere, voy a mojarme. Me parece que es el programa o apuesta más joseantoniana realizado por todas las Falanges en décadas. Huye de la moda nefasta de copietear allende de las fronteras, no busca fáciles chivos expiatorios y se mira en su propia tradición política. Las disonancias no pasan del matiz y de la dictadura de la síntesis”.

Pedimos y queremos que aprendan a escuchar para luego criticar. Para el amor se suelen apagar las luces, porque hay amor. Para la cultura y la mejora de la patria hace falta, hoy más que nunca, iluminar con redoblado interés. No nos corten la luz, por favor. Lo queremos y se lo pedimos.