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Rugen las ramblas de Almería

Paco Campos
Profesor de la UAL

Van ya bastantes años sin salir las ramblas. Como diría mi amigo: por eso falta menos. Tanto los terremotos como las ramblas son nuestro punto flaco, y en la ciudad más. ¿Qué hacemos realmente para ocuparnos de esto? Hace poco leí que hay un plan de revisión de estructuras de edificios, seguramente será para no ver, como pasó en Lorca, el engaño edificacional que se produjo al calor de la burbuja inmobiliaria. Será difícil solventar un daño hecho durante muchos años.

Tormenta en Adra
Otra cosa son las ramblas. Hay estudios y tesis hechas en la Universidad de Almería a los que no se les ha hecho ni caso, y ha habido ingenieros y urbanistas que no han tenido en cuenta no ya los trazados de las ramblas, sino su historia –es muy importante la historia de las cosas-. Hay en la desembocadura de la de García Lorca toda una fuente con surtidores plantificada en medio de la salida del cajón hecho para el arrastre, con lo cual, lo que hay allí es un tapón como una casa.

"El parque Nicolás Salmerón lo ideó un sevillano que no conoce para nada nuestra ciudad, un tipo así como el de Podemos"

Otras lindezas de ese estilo hay en los campos de invernaderos y en las urbanizaciones del Levante. No olvidemos que todavía no se ha repuesto el lecho del río Aguas, a su paso por Vera, reventado por construir dentro de él, y no precisamente por las ‘fuerzas de la Naturaleza’, como justificó la autoridad gubernativa.

En fin, en toda la trama urbana hay calles a tener en cuenta, como las que salen al Parque Nicolás Salmerón que actúa como pantalla y provoca embolsamientos e inundaciones porque ese parque lo ideó un sevillano que no conoce para nada nuestra ciudad –un tipo así como el de Podemos-.

¿De verdad tenemos garantías de seguridad, verdaderas garantías desde el punto de vista científico? Creo que no, que más bien hacemos las cosas de cualquier manera y luego vienen las madres mías, los típicos imponderables que eximen de responsabilidad. ‘Cuando rugen las ramblas’ podía ser un buen título para una película de contenido y punto de vista educativo. Como diría aquel, no precisamente mi amigo: ‘Que sea lo que Dios quiera’.