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Adiós a Douglas Gordon Goody

Antonio Torres
Director de Canal Sur en Almería

Uno de los ladrones del tren de Glasgow que residía entre Mojácar y Vera, Douglas Gordon Goody, de 87 años y casado con la madrileña María Antonia,  no pudo  superar un enfisema pulmonar y falleció en su casa de la costa de Vera, tras pasar varios días hospitalizado. Junto a varios atracadores, se llevaron en agosto de 1963 poco más de 47 millones de euros. Ese robo llegó al cine en The Great Train Robbery con la curiosidad de que fueron detenidos por dejar huella en la granja donde se escondieron,  en una lata de conservas con las que daban de comer a un gato. El cine y la literatura han estado presente a lo largo del tiempo.
Gordon Goody

En Mojácar, ciudad abierta y atractiva para el turismo internacional,  pasaba el mayor tiempo posible donde era muy apreciado, hasta el punto que el Ayuntamiento, presidido por Rosa María Cano, emitió un comunicado lamentando la muerte de un vecino ejemplar y amable.  Los amigos de Gordon, peluquero de profesión antes del atraco, se reunieron ayer  en los bares “Malabar” y bar “Koy”,  del emprendedor italiano Mauro Capati, para brindar al estilo británico por el descanso de un hombre lúcido.

Estos bares, situados  enfrente del chiringuito Kontiki, eran los puntos de encuentro de Gordon. Evitaba hablar sobre el mítico atraco al tren correo postal de Glasgow. Tenía un acuerdo económico con   periódicos ingleses. De ahí que sus entrevistas, esporádicas, se publicaban en Reino Unido. El autor de Mojaqueros de hecho, Francisco Haro, afirma que se integró muy bien en la vida local, pero fue reacio a hablar por ese compromiso con el medio periodístico.  No obstante, era un gran conversador, tipo corpulento, muy apreciado por su inteligencia y con sentido del humor, con mirada que denotaba vida, hasta sus últimas horas, expresión de su íntimo amigo Tito del Amo. Precisamente, era habitual verlo en las fiestas y bailes temáticos que se organizan en Tito´s cantina, en el paseo marítimo de Mojácar.

Gordon Goody llegó a Mojácar en  1976, tras cumplir 12 años de prisión, donde aprendió castellano, aunque  fue condenado en 1964 a 30 años de cárcel. Pasó de villano a héroe, perdonado en su país y en Mojácar. Según datos rescatados del Boletín Oficial de la Provincia por Clemente Flores, autor de Nacer a los cuarenta, solicitó la apertura de un chiringuito de la costa de Mojácar con el nombre D.Ian Asht Shijttlendrth, el 20 de septiembre de ese año. Este dato es importante porque si observan las crónicas de los cuatro periódicos de ámbito nacional hablan de mediados de los setenta y fue exactamente en 1976 cuando se afincó el caballero Gordon en la ciudad del Indalo.

Aunque estaba perdonado, entró sin hacer ruido y buscó una manera de no dar a conocer su nombre. Es verdad, huyó siempre del protagonismo. En 1990, algunos medios policiales y periodísticos de ámbito nacional quisieron culparlo del tráfico de hachís en Málaga. Sus amigos y familia siempre creyeron en su inocencia.

Era un gran conversador con los amigos de confianza. Ayer su compañera sentimental y su hija inglesa que acudió a Mojácar evitaron realizar ningún tipo de declaraciones. Su familia no puede tener quejas del tratamiento exquisito con el que fue tratado el bueno de Gordon en Mojácar y por la prensa española. De todas formas conviene respetar a la familia por el estado nervioso, después de la marcha de un ser querido. Eso sí, deberían saber que ningún periodista local  molestó al desaparecido.

A Gordon no se le iba del subconsciente, y le marcó mucho, la muerte, dos años después del atraco, del maquinista del tren al que  golpeó. El atraco, confesó, más de una vez, no estaba planificado para provocar violencia. La realidad es que iban sin armas de fuego. Ese puñetazo al maquinista fue algo imprevisto. Pese a demostrarse que la muerte del maquinista nada tenía que ver con los puñetazos que recibió.

En  Mojácar será incinerado el domingo, a las 12,  y volverá a reencontrarse con otros viejos amigos que procuraron dar buena imagen de esa gran ciudad. No quieren que haya sacerdote y la familia está buscando a una persona que ofrezca unas palabras de despedida.