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A Pablo Iglesias se le nota el bigotito

Joaquín Abad
Exdirector de La Crónica de Almería

Pablo Iglesias
Mira que había expectación con los chicos de Podemos. Incluso muchos señores de la derecha de toda la vida, de la de ABC y misa dominical, estaban dispuestos a votar al de la coleta para que echara a los corruptos y regenerara el sistema. Un sistema que de tantos años de bipartidismo huele a rancio, y donde los partidos políticos se han convertido en verdaderas oficinas de colocación de afiliados, amiguetes, novias, amantes. Y con un Senado que no sirve, pero que resulta un buen cementerio de elefantes a donde acuden los ex presidentes de las comunidades autonómicas que se quedan si cargo, y en la Cámara Alta se le asegura sillón, status, salario a cambio de nada.

Porque hay que ser realistas. Si se suprimiera dicha cámara de un día para otro no lo notaríamos. Bueno, si que lo notarían los partidos que tienen colocados, con salario y prebendas, a los sobrantes. A Alberto Fabra (PP), ex presidente de la comunidad valenciana. A Luisa Fernanda Rudi (PP), ex presidenta de la comunidad autónoma aragonesa. Pedro Sanz (PP) expresidente de La Rioja. José Ramón Bauzá (PP) ex presidente de Baleares. Rita Barberá (PP) ex alcaldesa de Valencia. Como habrá que suprimir todas esas oficinas con secretaria, coche, chófer que algunas comunidades autónomas reservan a sus ex presidentes, además del sueldo vitalicio, claro. Como el consejo consultivo no vinculante donde Alberto Ruiz Gallardón cobra un pastizal, sin dar palo al agua, claro.

Pero este Pablo Iglesias ha cambiado. Ahora que pisa moqueta se le ve la soberbia que llevaba dentro y en las tertulias se dedica, como Beatriz Talegón, a insultar a los periodistas descalificando a los que no le hacen la ola. Y como los grupos en Común, que se han hecho, gracias a su apoyo, con las alcaldías de Madrid y Barcelona tiene un problema. Son una nueva competencia que vende lo mismo que Podemos pero que tendrán, durante cuatro años, la propaganda de presidir las dos capitales más importantes de España.

Pablo Iglesias y los de Podemos lo tienen crudo ya que miles de antiguos votantes del bipartidismo que estaban dispuestos a cambiar su voto útil por el voto de castigo, se lo están pensando muy mucho. No entienden que se utilice demagógicamente a Grecia para hacer política después de haberse callado con las cosas que pasan en Venezuela, donde un Nicolás Maduro la va a laminar del todo, aunque con la ventaja de al haber empobrecido el país, se asegura de que no haya votos para la derecha. Como ha hecho el PSOE en Andalucía, claro.