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Los partidos emergentes y las candidaturas ciudadanas vienen para quedarse

Emilio Ruiz

El problema de una Andalucía sin presidente que padecemos estos días es una consecuencia del artículo 118 del Estatuto de Autonomía, que modificó el sistema de elección previsto en el anterior Estatuto. En el Estatuto de 1981 se establecía la llamada “investidura automática” –de hecho, Chaves fue elegido de esa forma en la legislatura “de la pinza”-, algo que el nuevo Estatuto no permite. Afortunadamente, la elección de alcaldes sigue un procedimiento similar al anterior estatuto andaluz y no es posible el bloqueo que estamos padeciendo en nuestro Parlamento.

Luis R. Rodríguez-Comendador
Dentro de unos días todos los municipios tendrán alcalde-presidente. Lo será el concejal que concite sobre sí una mayoría absoluta de votos, procedentes de una o varias formaciones políticas, o, en su defecto, lo será el candidato de la lista más votada en las elecciones del domingo.

La irrupción en la escena política española de los llamados ‘partidos emergentes’ y de candidaturas ciudadanas ha traído como consecuencia la formación de las corporaciones locales más diversificadas de la democracia española. En la provincia de Almería, de los 102 Ayuntamientos, 16 tienen su plenario configurado sin una formación política que sume más concejales que la unión de las demás.

Eso significa que 16 Ayuntamientos tienen que configurar sus equipos de Gobierno bien con un partido en minoría o bien con una agrupación de partidos. Depende de las circunstancias específicas de cada Corporación si la mejor fórmula de Gobierno es una u otra. A raíz de las anteriores elecciones ha habido en nuestra provincia ejemplos de las dos maneras, y en general con un funcionamiento positivo.

Por poner un par de ejemplos, en Vera José Carmelo Jorge (PP) ha sido alcalde durante los cuatro años sin mayoría absoluta en la Corporación y sin pacto explícito alguno. Y no por ello ha peligrado en ningún momento su estabilidad. En otro caso, en Carboneras ha sido alcalde durante los cuatro años el independiente de Gicar Salvador Hernández con el apoyo del Partido Popular, también con resultado positivo.

La lógica política y funcional de las corporaciones locales aconsejan equipos de Gobierno estables. El Gobierno en minoría solamente es factible en los casos de acercamiento a la mayoría, es decir, cuando se está a falta solo de uno o dos concejales. Cuando esa mayoría está alejada de la mayoría absoluta, la mejor opción resulta de la configuración de una mayoría con el acuerdo de dos o más formaciones políticas.

Juan Carlos Pérez Navas
En los próximos días muchos alcaldes y concejales de Almería y muchos responsables de partidos políticos tendrán que colocarse el traje de faena para configurar mayorías estables en los Ayuntamientos. En algunos casos la afinidad ideológica facilita el acuerdo. Pero nadie ignora que la ideología no es el rasgo que prima en la composición de muchas corporaciones municipales. En los Ayuntamientos, y más aún cuando el municipio es más pequeño, en demasiadas ocasiones el trato personal y familiar prima sobre el ideológico.

En las elecciones locales de 2011 el PSOE de Almería se encontraba en pleno proceso de renovación. Aquella situación arrinconó el interés negociador para configurar mayorías de Gobierno progresista en los Ayuntamientos en los que era posible una negociación. El PP se aprovechó de la coyuntura para llevarse el agua a su molino y configurar mayorías bajo su amparo. Tales fueron, por ejemplo, los casos de Vélez-Rubio o Zurgena, en ambos casos con la participación de un Partido Andalucista que habitualmente no encuentra dificultad para inclinar su balanza hacia un lado o hacia otro.

¿Cómo resultará finalmente la configuración de los equipos de Gobierno que no disponen de la mayoría de concejales de una sola formación política? Éste es el frente negociador que se ha abierto ya y que puede deparar sorpresas en los próximos días.

Si hubiera que elegir un grupo de Ayuntamientos en los que este proceso negociador puede resultar más interesante, encabezaría ese grupo, sin duda, el Ayuntamiento de Almería. La candidatura de Luis Rogelio Rodríguez-Comendador se ha quedado a falta de un concejal para la mayoría absoluta. Ese concejal, por afinidad ideológica, se lo podría ofrecer Ciudadanos. Pero el hostigamiento al que han sometido a Miguel Cazorla algunos concejales y algunos portavoces mediáticos del PP posiblemente dificulte el acuerdo. El socialista Juan Carlos Pérez Navas, por su parte, ha mostrado su disposición a encabezar un cambio municipal.

Miguel Cazorla
En Roquetas de Mar, la dispersión de la oposición –cuatro grupos políticos- facilita la elección de Gabriel Amat como alcalde en minoría. Los actuales pactos de Gobierno se pueden repetir sin demasiada dificultad para que finalmente sean elegidos Juan José López, en Huércal de Almería; Salvador Hernández, en Carboneras, y Miguel Martínez Carlón, en Vélez-Rubio.

En La Mojonera se da por seguro el desplazamiento de la alcaldía de José Cara, del Partido Popular, en beneficio del candidato de Tod@s, José Miguel Hernández, que contará con el apoyo del Partido Socialista. La misma suerte parece correr el alcalde de Níjar, Antonio Jesús Rodríguez, en beneficio de la actual portavoz socialista en la Diputación, Esperanza Pérez, que le ha igualado en concejales. La palabra la tiene Izquierda Unida. En Adra el buen resultado de Para la Gente puede torcer la apuesta personal de Carmen Crespo de cambiar su candidato a la alcaldía.

En la zona de Levante, tres pueblos con alcaldes del Partido Popular no tienen garantizada su continuidad. En Cuevas del Almanzora, la candidatura de Jesús Caicedo ha igualado a concejales a la del socialista Antonio Fernández Liria, hijo del carismático Miguel Fernández, que fue diputado provincial y consejero-delegado de Galasa. La llave de la gobernabilidad la tiene Indalecio Modesto, que unos días antes de las elecciones abandonó al Partido Andalucista para incorporarse a Ciudadanos. En Turre, en medios cercanos al PSOE local hablan de un acuerdo cerrado con Somos Turre para desplazar de la alcaldía al ‘popular’ Arturo Grima. Y en Vera, PA y PSOE estudian un acuerdo de gobernabilidad.

Las elecciones del domingo, al menos en la provincia de Almería, no han puesto fin al bipartidismo. El Partido Popular y el Partido Socialista atraen a tres de cuatro electores. Pero nadie duda de la posición determinante que adquieren los partidos emergentes y las candidaturas ciudadanas para la estabilidad de muchos municipios.