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Carta abierta a los hermanos Llamas y a todos los ciudadanos de Cantoria

Emilio Padilla Chirveches
Periodista y cantoriano

Hoy llegó a mi poder una grabación íntegra del mitin de Pedro Llamas a favor de su candidatura y la de su hermanísimo, que no dijo ni esta boca es mía, Mejor estar callado, alguien le aconsejaría. Como fui objeto de mención especial, de la que "doña Marili" no estuvo exenta, he decidido, por alusiones, reflexionar en este espacio público, abierto a la buena gente que no esconde nada y da la cara sin esconderse, sobre una intervención que, en mi humilde opinión, debe de ser rebatida en detalle por higiene moral y salud democrática, por la que tanta gente ha luchado y dado la vida por ella en su lucha.

En ese acto, en el que no hubo alusión alguna al programa electoral (al parecer, los nuevos puestos de trabajo ya están adjudicados y para qué hablar sobre lo acordado en petit comité), pero sí obuses a diestro y siniestro en esta guerra abiertamente declarada y tan poco recomendable para la salud de Cantoria, Pedro Llamas, el que se va para siempre quedarse, no titubeó al abrir de nuevo herida en la adicción circunstancial y ocasional del amigo Cerrillo (que sea mi amigo no significa respaldo incondicional). Pero omitió, fiel a su escala de valores y a sus puestas en escena como el actor de primera que es, esas otras adicciones que han caracterizado su vida, la de su hermanísimo y la de familiares y amigos allegados.

Pedro Llamas
No se ruborizó Llamas en señalar a Cerrillo como el causante de los males de su renuncia, aunque no mencionó el daño colateral en la línea de flotación de toda su familia, niños incluidos. Como tampoco ahorró victimismo en su castigo judicial de inhabilitación, así como en los ataques de la izquierda hacia él y hacia su familia, por beneficiar a unos pocos y joder a la mayoría (esto útlimo es cosecha propia). Pedro Llamas se presentó, como se siente bien en ese papel, como la víctima, reiterada en esa carta abierta que engaña a los que se dejan engañar por un plato de lentejas, un puesto de trabajo fijo, que no digan. Y a cada cinco minutos interrupción por aplausos que arrancaba el respetable del subalterno de turno o el bufón de la Corte, como prefieran.

Quiso, ante un público entregado, con algún grito de "¡guapo!" desatado, arremeter contra los que han denunciado al bueno de Justo, el ex cartero, no el que roba la cartera, sino el que manipula la correspondencia, estando jubilado y desempeñando el cargo de concejal popular en tiempo de elecciones a muerte de un bando contra otro. Pobrecito Justo, él queriendo ayudar en el reparto de la correspondencia y nosotros, desagradecidos por malpensados, sin valorar sus encantos, le condenamos sin juicio previo. Y es cierto que los hubiera elogiado, si esa predisposición a ayudar al prójimo se hubiera extendido a meses atrás, donde el caos del reparto era absoluto y su presencia, la de Justo, el concejal callado, brillaba por su ausencia. Pero entonces, este edil popular estaba plácidamente disfrutando de una cómoda vida que le da la jubilación merecida y los ingresos extras por formar parte del gobierno municipal, eso sí, tocándose literalmente las pelotas, que tiene su mérito. Debo de reconocer, igualmente, que me sorprendió ese afán de ayudar a los demás, después de oírle meses atrás que el día de su jubilación Correos no le iba a volver a ver el pelo.

Por alusiones, en su mitin de 20 minutos, tuvo tiempo para mi y para mi madre, a la que mencionó como referencia "del Emilito". No dudó en arremeter contra mi actitud hacia los hermanos Llamas en las redes, por mis reflexiones anímicas, no exentas, reconozco, de polémica gratuita, pero muy recomendables para seguir dándole sentido a mi vida y a la libertad de expresión que aún nos permite la democracia. Dejó caer, lo que va diciendo sobre mi de casa en casa en su particular y despiadada campaña en mi contra y a la búsqueda desesperada de votos, con promesas de trabajo a familias vulnerables, en lugar de trabajo por salario digno, que es lo que se merecen todos, ¡digo yo!. Y se preguntó en voz alta "de qué vive Emilito".

Emilio, hoy por hoy, Pedro Llamas, vive del alquiler de una de las casas patrimoniales de la familia, del subsidio por desempleo de larga duración, cuando toca, de vender leña, recolectar oliva, de limpiar acequias y de las rentas del buscavidas que no hace mal a nadie y obtiene cierto beneficio. Si a ello le añadimos ser titular de las cuentas corrientes y fondos a plazo fijo familiares nada despreciables, te puedes hacer una idea, Pedro, que las cuentas salen, las mías, las de tu Ayuntamiento, saldrán algún día por mucho que te opongas a dar cuenta de nada.

A modo de despedida, ¿qué se puede esperar de una candidatura que no habla de su programa y se desenvuelve en el terreno de la descalificación que le priva? Hay que leer entre líneas y saber hacerlo, y los hermanos Llamas saben distraer la atención con mil y una argucias, para que nadie se fije en ellos, salvo sus incondicionales, los de la sopa boba que se pasan por el forro la igualdad de oportunidades y otros valores con los que se nace o no se nace.

Me hubiera gustado oír explicaciones sobre la deuda municipal de tres millones de euros; de cómo afrontarla para que el bolsillo del ciudadano deje de castigarse con la subida desproporcioanda del IBI; oir avances en transparencia de gestión de 12 años de gobierno popular opaco en asuntos urbanísticos y económicos; y pasos hacia adelante en la liberación del agua de la vida de Cantoria que van a privatizar a costa del uso exclusivo de nuestra agua para negocio de ellos. Claro que no subirán el recibo este año . ¿Y el próximo?, eso no se dijo, ni alto ni claro. Y los asistentes del pueblo, tan contentos (y vuelta a los aplausos forzados por el director de orquesta de turno). Es cierto que este año no subirá el recibo, ¡pero es tan alto el precio a pagar por nuestro pueblo si perdemos el control sobre el preciado líquido elemento!

Hubiera aplaudido justificaciones del por qué del retraso del Plan General de Ordenación Urbana de Cantoria (por el que se pasó de puntillas). Un PGOU de Cantoria que, insisto, beneficia a unos pocos en detrimento de una mayoría de los ciudadanos (tiempo al tiempo). Pero nada se dijo de ello ni de la participación ciudadana en la confección del mismo.

Tampoco salió a la palestra qué le lleva al ser humano a practicar el juego más sucio, ruín, deleznable de la política, publicando un comunicado de prensa que destroza familias.¿Qué valores le mueve a alguien que atropella vidas privadas e intenta la compra de una persona, que quiere reintegrarse en la vida social, por un fajo de billetes, un coche y un puesto de trabajo fijo "por hacerle daño a Cerrillo"?. Y tengo pruebas, dado lo judicializado del ambiente. Como tampoco nada se dijo del agravio comparativo en el pago de impuestos, según el rango familiar y político. Ni por qué las construcciones de los Llamas no pagan los impuestos que debiera o los pagan a medias, si las comparamos con otras de igual superficie construida. Y podría seguir hablando sobre tratos de favor de un gobierno que, diga lo que diga, no nos trata a todos por igual.

¿Por qué esa lucha tan encarnizada por alcanzar el poder, hermanos Llamas? Todos sabemos las razones que nos llevarán a votar por unos y/u otros en las urnas. Como conocemos todos lo que perdemos y ganaremos con un gobierno u otro. En casa lo tenemos claro: siendo monárquicos, ¡Viva la República!

Por cierto, a partir de la próxima semana mi refugio, en jornada de puertas abiertas, mostrará a toda la ciudadanía en general, y a los Hermanos Llamas y familia, en particular, como invitados VIP los unos y los otros, este espacio verde, libre de delincuencia, que le hemos dado en llamar el jardin de las delicias de la casa-huerto de la Estación. No hay peligro de dormideras o adormideras marihuaneras y opiáceas, ni otras sustancias al margen de la ley que puedan enturbiar la relación con la naturaleza. La entrada es gratis. Pasen y vean, pero, por favor, ni bocadillos ni meriendas dentro, mejor fuera.