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Un 22-M de infarto

Javier Salvador
Periodista / Teleprensa

El CIS, que suele ser el que cuadra los resultados, daba para Almería un 5, 4, 2, 1 (PSOE, PP, Podemos, C's), El País dice que 5, 5, 1, 1 y las hay incluso que muestran un resultado de 6, 3, 2, 1. Obviamente La Razón, Abc y El Mundo lanzan encuestas en las que ganar gana el PSOE, pero mientras las anteriores mandan al PP a la horquilla de los 24-26 parlamentarios, éstos raspan para casa y los dejan entre 32-35.

De cualquier modo, apartando tendencias o ideologías políticas que defienda cada medio de comunicación lo cierto es que el grito de “sí se puede” ha calado y hondo en la población. Y no hablo de los chicos de Teresa Rodríguez, porque ese grito de desesperación no es de ellos, aunque también es cierto que han sabido hacer que así lo parezca. La gente, el ciudadano, el votante, el andaluz, ha dicho eso de hasta aquí podíamos llegar y por primera vez en muchos años se va a vivir una jornada electoral de infarto.

Estimación del CIS en Almería

Y vamos por partes. Por mucho que se sonría en el PSOE, saben perfectamente que se enfrentan a una victoria amarga, muy amarga, porque van a ser los peores resultados de la historia del socialismo en Andalucía, y juntar esa ideología y ese entorno geográfico es decir mucho, es hablar de historia, o por lo menos lo ha sido hasta ahora. Pero aunque sea amarga, es una victoria, un punto de partida desde el que se puede reconstruir.

En el PP el problema es otro. Pierden en todas las provincias y sólo Almería puede sacarles de ese sonrojo, y quizás sea porque esta provincia haya sido históricamente la menos andaluza de todas, pero eso también cambia. En algunos momentos de la campaña se han hecho sondeos en los que ni tan siquiera salía Javier Arenas como parlamentario y eso que va de número 4 en la lista.

Pero claro, si llega Juanma Moreno y te habla de corrupción, investigados e imputados en la acera de enfrente mientras tiene a Gabriel Amat de telonero, a Pablo Venzal detrás suya y como número 2 de la lista o a Juan José Matarí y Javier Arenas, que junto con Rajoy eran los del cruce de mensajes de “ánimo Luis” a Bárcenas, pues al final entiendes que le caiga la que les va a caer. Dicho de otra manera, que por no ver la realidad  no deja de existir, y no vale con que la cuentes de otra manera.

En todo este embrollo es bueno analizar no sólo aquello que pierden los grandes, sino lo que crecen los otros, y eso se debe esencialmente a que han hecho las cosas de otra manera.

Es complicado pretender ganar unas elecciones haciendo lo mismo que siempre has hecho en los procesos electorales anteriores, pese a que convocatoria tras convocatoria hayas visto que el voto iba desapareciendo. Es como si un periódico se conformase con ser líder pese a perder audiencia todos los años. Hay un momento que siempre llega, ese en el que otro recibe el apoyo que a ti te quitan y sencillamente te desbanca. Y eso es lo que está sucediendo con los partidos emergentes, que sencillamente han tenido que recoger descontento, y eso es barato. 

Venga el dinero de Venezuela, de cualquier caja de ahorros catalana o de aportaciones populares, lo cierto es que los nuevos consiguen llegar en el momento justo, porque en un solo año estarán en las comunidades, municipios, diputaciones, Congreso y Senado. Es más o menos como la tormenta perfecta en política, porque una vez que lleguen tendrán dinero suficientes para luchar de tu a tu con los grandes. Nada de campañas con 200.000 euros. 

Si nos fijamos en los porcentajes, las diferencias entre unos y otros se achican día a día, pero los desiguales costes de estructura de unos y otros son tan enormes y evidentes que por ejemplo PP y PSOE apenas harían nada con 10 millones de euros al año para sus gastos generales, mientras que los otros estarían en un escenario casi de ganadores de La Primitiva. Sólo un dato, el Gobierno dio en 2014 más de 25 millones de euros al PP y más de 14 al PSOE para sus estructuras federales o nacionales.

El problema de los partidos grandes no es que el elector se aleje de ellos, sino el modo en cómo reciben la información, un territorio barato pero que precisa de mucho trabajo, con muchísimos voluntarios, y es así donde los emergentes han ganado la batalla llevándose a ese electorado que huye de los candidatos en las calles y busca información en sus redes sociales.

Y es precisamente el de las redes el terreno en el que el PP pierde por goleada, donde PSOE logra mantenerse y empezar a remontar algo. Pero es un territorio donde Podemos arrasa pero con techo muy definido y Ciudadanos consigue llevarse todo lo que huela a centro. Pero ojo, que si nos atenemos a lo que se respira en la redes IU sería capaz de amortiguar su caída durante el sprint de la última semana.