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El PSOE andaluz exhibe su fuerza

Isabel Morillo
Jefa de Andalucía de El Correo de Andalucía

El PSOE andaluz puede ya dejar de hablar de neutralidad en el proceso para elegir al futuro secretario general del partido. Los resultados lo delatan. Los más de 48.000 militantes de Andalucía cosechan uno de los datos de participación más altos de España (69,33%) y además no dejan lugar a dudas sobre quién era su favorito.

Susana Díaz, ayer
Pedro Sánchez, como ocurrió con la recogida de avales, barrió ayer en las urnas andaluzas a Eduardo Madina y José Antonio Pérez Tapias. Con el 99% del voto escrutado, el diputado madrileño había obtenido el apoyo del 61,14% de los socialistas andaluces (20.381), casi triplicando los apoyos de Madina (23,18%, 7.726) o Pérez Tapias (15,68%, 5.226). Andalucía ha sido la catapulta de Sánchez hacia Ferraz.

Sin esta federación, que supone uno de cada cuatro militantes del PSOE en España, la carrera del futuro secretario general no habría sido tan fulgurante. Sánchez arrasó en las ocho provincias andaluzas con gran diferencia respecto a sus adversarios e incluso por encima de la exhibición de poderío que ya obtuvo en la recogida de avales, donde ya los socialistas andaluces inclinaron la balanza y sacaron a Madina de la casilla de favorito.

La victoria de Sánchez es leída por muchos como un triunfo por tanto del PSOE andaluz y de su secretaria general, Susana Díaz, la mujer en la que mayoría de los barones del partido pusieron la mirada cuando Alfredo Pérez Rubalcaba anunció su retirada. Cerca de las once de la noche, cuando ya todos habían hablado, el ganador, los aspirantes y los líderes de salida, Díaz bajó la escalera de San Vicente –sede del PSOE andaluz– rodeada de algunos de los miembros de su ejecutiva y de los pesos pesados del partido en Sevilla, una provincia donde la corriente a favor de Sánchez ha sido un clamor.

Pese a los mensajes medidos y equidistantes, había ambiente de fiesta, de celebración. El informe caritas, que dirían los militantes más históricos, lo decía todo. Díaz felicitó a la militacia por su participación, «diez puntos por delante de las primarias entre Borrell y Almunia», recordó, y defendió que ahora toca reconstruir el partido y reencontrarse con el electorado.

Habló de «ilusión», «cambio» y de un «nuevo tiempo» y ante todo, frente a quienes acusan a los andaluces de haber maniobrado por la victoria de Sánchez, defendió «la libertad» de los militantes andaluces para ejercer su voto. Eludió decir si el número dos de la futura ejecutiva federal deberá ser del PSOE andaluz y dejó claro que ella no se sentará en la dirección.

Tampoco quiso posicionarse sobre las primarias que los candidatos a la secretaría general han situado en noviembre. «Lo decidiremos entre todos», avisó, llamando a pensar en «lo mejor» para España y en las próximas elecciones municipales. El PSOE andaluz prefiere posponer la elección del candidato a La Moncloa tras los comicios locales de mayo. Sobre si ella va a optar en esas primarias repitió que está «centrada» en Andalucía.

Los socialistas andaluces y la propia Díaz ejercieron como ganadores en un proceso de primarias histórico para el PSOE que el equipo de Madina llegó a poner en entredicho denunciando maniobras del aparato a favor de Sánchez. El aparato era claro, Susana Díaz, posiblemente el referente nacional del partido por encima del secretario general en este momento.

Ella y su dirección han defendido siempre públicamente neutralidad en el proceso para no inclinar la balanza a favor de ninguno de los aspirantes aunque la preferencia por Sánchez era un secreto a voces. Él llamó a Díaz antes de dar un paso al frente y le aseguró que solo participaría en la batalla por la secretaría general si ella, como finalmente ocurrió, declinaba esa opción política. A Madina, desde el entorno más cercano de la líder andaluza, le acusan de haber maniobrado para cortar el paso a Díaz.

Del diputado vasco fue la propuesta de que la elección del secretario general se abriera a los militantes. Un proceso que el PSOE andaluz se apresuró a apoyar aunque eso abría el juego y convertía el salto de Díaz a la política nacional en una operación con mucho más riesgo que finalmente ella decidió abortar bajo el argumento de que su sitio está en Andalucía. La ejecutiva delPSOE andaluz ha asegurado por activa y pasiva que no ha dado ninguna orden.Díaz no quiso decir a quien había votado. No hace falta ser adivino para apostar con mucha seguridad por Sánchez. Como otros 20.381 militantes andaluces.

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