La pérdida de tiempo como arte

José
Fernández

Periodista

Si el tiempo es el bien más caro, su pérdida resulta el más insoportable de los derroches. Esto es más o menos lo que decía Benjamín Franklin (para los aficionados a la literatura, el señor que sale en los billetes de cien dólares) a los redactores de la Declaración de Independencia de los Estados Unidos cuando veía que las discusiones conceptuales se iban por los cerros de Wisconsin. Y si la pérdida de tiempo –tanto ahora como entonces- es un insulto a la inteligencia, cuando ésta se produce a costa del contribuyente es ya una burla impresentable. 

En este sentido, cabría preguntarse qué diantres hacía el director gerente de la empresa pública Turismo y Deporte de la Junta de Andalucía, Francisco Artacho, presidiendo ayer en Almería una nueva reunión de la sedicente “Mesa Provincial del Aeropuerto de la ciudad”, para reunir a un grupo de empresarios y sindicalistas en la búsqueda de propuestas para captar más viajeros o algo así de conveniente. Y es que todo sería fantástico si no fuera por el pequeño detalle de que ni la Junta, ni los empresarios, ni tampoco los sindicatos tienen competencias en esta cuestión, lo cual explica perfectamente la operatividad real de este amable foro.

Fíjense cómo será la cosa que la noticia sobre la reunión no es lo tratado, propuesto, sugerido y aprobado, sino la ausencia de un representante del Gobierno del PP, que no sólo tiene las competencias, sino por lo visto un concepto más austero de la disponibilidad temporal. Sorprende que a estas alturas todavía haya gente con el temple o el desahogo necesario para insistir en ese modelo de ensamblaje político que consiste en formar mobiliario mediático para debatir el sexo de los ángeles y luego señalar con el dedo al que no se suma al montaje.

Si Franklin hubiera dedicado su tiempo a crear foros de debate sobre cuestiones ajenas a su ámbito de competencia, lo mismo Wisconsin seguía siendo colonia británica.