El Toblerone, el soterramiento y la empresa Minas de Alquife

Juan Folío

La Opinión de Almería

Hecho 1. Minas de Alquife S.L. (la empresa que promueve la reapertura de las Minas de Alquife) dice que Almería debería ser la salida natural del mineral y aún se encuentra en fase de negociación con los interlocutores políticos. La empresa invertirá 200 millones de euros y prevé la creación de 350 puestos de trabajo directos y 1.500 empleos indirectos para lograr su objetivo de extracción de estas minas. 

Toblerone

Hecho 2. Minas de Alquife S.L. y Fomento tienen pendiente hablar pues la firma quiere financiar el soterramiento en Almería a cambio de estar exenta del pago de tasas portuarias. La financiación vendría de mano de un fondo de inversión canadiense, especializado en explotaciones mineras, que se mostró dispuesto a financiar con 80 millones de euros el soterramiento. Se conectaría las vías del tren con el puerto de Almería y todas las operaciones de carga de mineral se realizarán fuera de la ciudad, en el muelle de Pechina.

Hecho 3. Tras aparecer en prensa el sábado 29 de junio la noticia del inicio de la demolición del Toblerone, las obras comienzan con total celeridad el lunes 1 de julio.

Hecho 4. En respuesta al movimiento ciudadano en contra del derribo del Toblerone, el concejal de Urbanismo del Ayuntamiento de Almería, Pablo Venzal, se pronuncia diciendo que el derribo del Toblerone «constituye la operación necesaria para obtener la financiación imprescindible para poder soterrar las vías del tren».

Hecho 5. Venzal dice que el Toblerone no es de titularidad municipal sino privada y, adquirirlo por parte del Ayuntamiento, «supondría una indemnización multimillonaria a sus propietarios por la edificación y por los lucros cesantes que dejarían de percibir desde que se aprobara su edificabilidad en 1998», año en el que, según Venzal, se acordó su desaparición.

Hecho 6. Una vez derruido el Toblerone, el Ayuntamiento aprobará la reparcelación del suelo para poder empezar a construir.

Hecho 7. A pesar de lo que nos diga ahora el señor Venzal, la decisión no se tomó en 1998 con el PGOU, es una decisión de este Gobierno, se tomó con el Plan Especial del Soterramiento que se aprobó en Octubre de 2012, es decir, hace solo unos meses. Además, tras la aprobación de este Plan (Plan Especial del Sistema General Ferroviario PESGRF-02/109) el propio Venzal dijo: “este Plan permitirá la liberación del suelo que actualmente ocupa el antiguo depósito de mineral conocido como Toblerone para destinarlo a residencial, terciario y zonas verdes”.

Recreación virtual de David García Teruel

Hecho 8. Si esto es así, si hay una empresa dispuesta a pagar el soterramiento no tiene sentido demoler el Toblerone y construir para así tratar de financiar el soterramiento. Además el soterramiento o integración con el ferrocarril es la última fase de la llegada de la alta velocidad a una ciudad. Teniendo en cuenta que las obras de alta velocidad están paradas en Almería hasta el 2020, no tienen absolutamente ningún sentido ponerse ahora a tirar abajo el Toblerone para que el soterramiento no se haga. Esos pisos, en caso de que se construyan, no tienen salida en el mercado debido al stock actual de viviendas vacías en Almería y todo apunta a que están recalificando una parcela a marchas forzadas para asegurarse la edificabilidad en dichos terrenos. Además, se sabe que Fomento no ejecutará las obras de soterramiento e integración del ferrocarril en la ciudad hasta que la alta velocidad no esté a las puertas de la ciudad. Más bien parece que el Toblerone se tira abajo para adelantarse a la posibles propuestas que haga en Madrid la empresa Minas de Alquife S.L.

Hecho 9. Grupo Almer-Invest es un grupo inmobiliario compuesto por 16 empresas promotoras, entre las que figura Almer-Invest (que tiene previsto edificar en el suelo que ahora ocupa el Toblerone y así lo cita expresamente en su sitio web oficial incluyendo como próximo proyecto el de “Toblerone. 28.000 m2 de techo en PSGRF-2 Almería” ) y Suncrest (empresa que está procediendo a la demolición del Toblerone).

Hecho 10. La constructora dueña de una parte de los terrenos aporta 15 millones de euros al plan del soterramiento y construye 765 pisos que a 500.000 euros por piso son 365 millones de euros que se va a embolsar Almer-invest. Habría que restar los costes de los edificios, lo que supondría unas plusvalías cercanas a los 150 millones de euros para Almer-invest. En cambio a un fondo de inversión canadiense que pretende reactivar la actividad en la Mina de Alquife y que aporta 80 millones de euros para hacer el soterramiento y crear puestos de trabajo se le cierran todas las puertas por los intereses ya creados con el Plan Especial del Soterramiento que se aprobó en octubre de 2012.

Hecho 11. Mientras tanto, en la Página Oficial del Instituto Andaluz del Patrimonio Histórico el Toblerone (o Silo de la Compañía Andaluza de Minas) aparece catalogado como Patrimonio cultural de Almería. Es más, en esta página la Consejería de Cultura lo incluye en un listado llamado Base de datos del patrimonio cultural. Pero, atención, no es cultura, según el alcalde de Almería. Y es que donde dije ‘digo’ digo ‘diego’, y al menos podrían haberse tomado la molestia de darlo de baja en el sitio web de la Junta porque ver la foto del monumento intacto mientras se lo comen las grúas, ya roza lo macabro.

Conclusiones. Se han dado una prisa espectacular en iniciar la demolición del Toblerone. ¿Puede ser que la noticia de la reapertura de las Minas de Alquife les ha pillado desprevenidos y no quieran perder su inversión?

Los soterramientos e integraciones con la ciudad sólo se hacen cuando las vías de alta velocidad están a las puertas de la ciudad. No tiene sentido moverlo todo tan rápido cuando se ha anunciado que la primera inversión se para hasta el 2020 y las vías no llegarán a las puertas de Almería mínimo hasta 2025-2028.

Los proyectos de soterramiento van a cargo siempre de las corporaciones locales. Lo único que pone Fomento son los terrenos.

A la vista de los hechos, se podría especular con que el ayuntamiento de Almería creó unos intereses lucrativos con el Plan Especial del Soterramiento que se aprobó en octubre de 2012 que ahora pueden verse modificados con el proyecto que va a presentar la empresa Minas de Alquife en septiembre a Fomento y razón por la que se ha comenzado la demolición del derribo a marchas forzadas, de forma improvisada y poniendo en riesgo la salud de los ciudadanos del entorno.

Exigimos que se paralicen inmediatamente la obras de demolición del Toblerone hasta que se conozcan los planes reales de la empresa Minas de Alquife ya que si se continúan con los trabajos se provocará un daño irreparable al edifico.

Otro hecho importante a tener en cuenta es que la parcela que ocupa actualmente el Toblerone y donde se pretenden construir cuatro bloques de pisos con una altura de 17 plantas tiene una densidad de edificios muy elevada. Aumentar la densidad de población en esta zona sin aumentar los equipamientos y servicios a los ciudadanos, como transporte, aparcamientos, centros de salud, colegios, centros culturales… es una perdida clara de calidad de vida para los ciudadanos.

Creemos que dicha edificabilidad se puede realizar en cualquier otra zona de la ciudad sin renunciar a las posibilidades culturales y de esparcimiento que nos permitiría tener el Toblerone. Esto último puede que no se realice debido a los intereses especulativos creados alrededor de dicha parcela.

Queremos resaltar que la construcción del soterramiento financiado por una empresa privada permitiría liberar las vías del tren que irían destinadas a zonas verdes, la creación de puestos de trabajo y la activación definitiva de la actividad comercial en el puerto de Almeria, infraestructura que actualmente está infrautilizada.

Pedimos que el edifico del Toblerone se destine a equipamiento de la ciudad como centro cultural que pueda ser aprovechado para la ciudadanía y estamos totalmente en contra de que este espacio público vaya destinado a la construcción de bloques que causarían un grave daño visual a la ciudad y beneficiaría a unos pocos gracias a un pelotazo urbanístico.