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La impotencia de Pepa Requena


Iván Gómez
Jefe de Local de Diario de Almería

¡Cuerpo a tierra, que vienen los nuestros!. La frase, atribuida a Pío Cabanillas padre en la época de UCD, define a la perfección los sobresaltos que se han producido en los últimos años, por no decir décadas, en la Agrupación Local del PSOE de Almería. Una tras otra se han sucedido las guerras internas cada vez que llegaba la hora de preparar una asamblea porque la familia socialista de la capital es una de las más plurales del país. Familias, sensibilidades, corrientes y grupos configuran una enrevesada telaraña que, si bien tiene momentos de unión frente a la derecha, estalla en mil pedazos cuando está en juego un cargo orgánico o institucional, la lista de delegados a un congreso o un puesto de asesor.

El último episodio de la casa socialista de los líos se inició en la tarde del martes cuando Pepa Requena anunció su dimisión al frente de la secretaría general de la Agrupación Municipal ante la sorpresa de una ejecutiva que ha estado dividida desde un primer momento. La sorpresa no ha sido tal para muchos militantes que eran conscientes de que lo que mal empieza, mal acaba. Pepa Requena ha sido una líder con los pies de barro que tenía decidido desde hace tiempo dar un paso atrás antes de que la situación se hiciera insostenible. La renuncia ha sido solapada con un simple argumento de “motivo personal e íntimo”, pero hay un verdadero telón de fondo. La “impotencia”, como ella misma reconoció ayer, de saber que sólo una parte de su ejecutiva -aún en funciones- la respalda.

Fue elegida por sólo 119 votos de los 178 emitidos (10 nulos y 49 en blanco) en una Agrupación que llamó a las urnas a más de un millar de militantes, un síntoma evidente del desmembramiento del partido en la capital. Pero más grave aún que el bajo nivel de participación en la asamblea ordinaria de septiembre del año pasado fue que su mano derecha, su número dos, Paco Giménez, amenazara públicamente con presentar una lista alternativa a unas horas del cónclave. Jugó un pulso arrogándose el apoyo de la dirección provincial y dejó muy tocada la moral de la directora de la residencia de mayores de El Zapillo. El economista Giménez ideó una candidatura alternativa alegando que quería un proyecto de continuidad frente al impulso regeneracionista que puso sobre la mesa Pepa Requena. Al final, la secretaria general cedió, pero no encajó demasiado bien este golpe. En su proyecto apostó por sumar nombres de las diferentes familias y corrientes a la hora de ser ratificada por los socialistas y calificó su candidatura de plural, integradora y de consenso. Es más, llegó a destacar la lealtad, adjetivos que posiblemente no emplearía a día de hoy.

Requena quería estar en clara sintonía con las directrices políticas de José Luis Sánchez Teruel, pero de esa dirección provincial le ha venido más de un desengaño. “Creo que se sentía respaldada, casi todos los asuntos eran aprobados por unanimidad en la ejecutiva. No ha habido enfrentamientos”, ha repetido Paco Giménez en todo momento. “No hay división, la crisis empieza ahora porque hay que elegir a una nueva secretaria general”, argumenta el histórico Nono Amate. “En la ejecutiva hay debate porque es un órgano vivo, pero Pepa siempre ha tenido un respaldo mayoritario”, afirma el exalcalde Fernando Martínez, presidente de la Agrupación. Sin embargo, la inminente marcha de Requena evidencia todo lo contrario. No aguantó y lo único que quiere ahora es que tenga continuidad el Proyecto Ciudad y todo el trabajo que se ha estado haciendo en los últimos meses. 

A pesar de las alabanzas hacia su gestión que se repiten, una vez planteada su renuncia, ha tenido una serie de contradicciones con el Grupo Municipal Socialista, ha agravado la delicada situación económica y ha visto aflorar la pérdida de militantes. Con Juan Carlos Usero no dejó de vacilar al cuestionarlo unos días y en otros, como en la elección de delegados para los congresos del PSOE, lo situó como aliado de la corriente oficialista precisamente frente a otros concejales que eran críticos y hoy lideran a los socialistas en el Ayuntamiento de Almería.  Uno de los principales roces con el Grupo Municipal ocurrió cuando quiso que su hermano se hiciera con la plaza de asesor y un Usero reacio acabó perdiendo la portavocía. “Lo de mi hermano no tiene nada que ver”, explica ahora. Eso sí, deja claro que ella no pidió ningún puesto, pero sí se “lo prometieron otras instancias que no han cumplido”. Puestos aparte, Pepa Requena no lo ha pasado nada bien en estos días y siente, según reconoció ayer, no haber estado a la altura.

El economista Paco Giménez, vicesecretario de la Agrupación Municipal, ya se ha mostrado firme defensor de las primarias y de que todos los militantes se puedan posicionar como futuros candidatos a la Secretaría General, si bien su intención y la de buena parte de los miembros de su candidatura es ofrecer un proyecto integrador que apueste por la continuidad. Es decir, mantener el bloque introduciendo algunos cambios con el objetivo de mantener la línea de trabajo iniciada hace un año y medio cuando fue elegida Pepa Requena.

La familia socialista está en ebullición y ayer mismo se inició una ronda de contactos de los mismos de siempre. Se reactivan los grupos y familias y el repique de los teléfonos será incesante a lo largo de abril y mayo. Algunos ya tienen claro lo que harán en la futura asamblea, pero la mayoría están, como reconoció ayer una militante, “a verlas venir”. Y es que nada como un relevo para venderse al mejor postor.

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