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La Intermunicipal de los sobresueldos


Iván Gómez
Jefe de Local de Diario de Almería
La provincia con más horas de sol mostró ayer su cara más gélida y lluviosa a los alcaldes y concejales llegados desde todos los rincones del país. “Que llueva en Almería es buen tiempo”, bromeaba Javier Arenas por los pasillos del Palacio de Congresos y Exposiciones de El Toyo dejando caer que el trasvase del Ebro ya estaría en funcionamiento. Llegó junto a su inseparable hermano mayor, Gabriel Amat, quien ayer recibió un sinfín de halagos de la cúpula de su partido, tanto por su trabajo como por los buenos resultados cosechados en cada cita con las urnas. El alcalde de Almería, Luis Rogelio Rodríguez, ejercía de anfitrión y mostraba a su amigo José Luis Sanz las instalaciones de un edificio heredado de los Juegos Mediterráneos de 2005 en el que hace unos meses fue ratificado José Antonio Griñán como líder del socialismo andaluz.
Llegada a El Toyo
Eran casi las once de la mañana y en la calle sólo se veían paraguas y furgones policiales de un lado para otro. La baronesa Rita Barberá llegó acompañada del vicesecretario general Esteban González Pons y el ministro Cristóbal Montoro junto a la delegada del Gobierno en Andalucía, Carmen Crespo, exalcaldesa de Adra a la que algunos posicionaban como relevo natural de Arenas. En la entrada al plenario el alcalde de Málaga, Francisco de la Torre, parecía pedirle algo a la ministra Ana Pastor, quien en la primera jornada de la 20 Intermunicipal dejó bien claro que no había ni un euro para obras faraónicas como las de antaño. Tan sólo minutos antes de que llegara Rajoy, mientras un par de operarios ya desmontaban las salas de trabajo, se escucharon tímidamente las quejas de unos protestantes escondidos tras una gran pancarta contra los recortes. “Son sólo 12 o 13″, nos repetían un par de miembros de la organización. Y apareció el presidente del Gobierno y líder de los populares. En la escalera mecánica, y escoltado por Juan Ignacio Zoido, parecía subir una cuesta de enero que se le ha complicado con el escándalo de los sobresueldos y las cuentas en Suiza del exsenador y extesorero de la formación, Luis Bárcenas. Pero quería zanjar la polémica cuanto antes, a pesar de que muchos daban por hecho que no haría alusión a la corrupción hasta el Comité Ejecutivo Nacional que se celebra mañana con las direcciones provinciales y presidentes autonómicos, y así lo hizo nada más subir al estrado. Su mensaje fue claro y contundente, aún así insuficiente para la oposición y otras voces críticas, al prometer ante un auditorio lleno de alcaldes y concejales que no titubeará si descubre irregularidades en el partido. “Si alguna vez tengo conocimiento de irregularidades o conductas impropias no me temblará la mano porque sé que es una de mis responsabilidades”. El líder de los populares no omitió una referencia directa al tema que angustia estos días a todos en el partido gobernante: los sobres con dinero negro. Y no se fue por las ramas. Abordó la “lamentable polémica”, como él mismo la definió ayer, ante un auditorio que ya venía con el aplauso preparado en el bolsillo.

Preocupación
Pidió a los populares que estén “tranquilos” porque el partido siempre ha reaccionado con “transparencia y rigor” cuando ha estado en cuestión y siempre ha actuado en consecuencia ante “comportamientos irregulares”. Tanto Cospedal como Arenas y Acebes -sus dos predecesores en la secretaría general- negaron todo al estallar la bomba de los sobresueldos en dinero B y Rajoy ayer destacó su trayectoria de “honradez y dedicación” recordando que, tal como dijeron, “las cuentas se han ajustado a la legalidad siempre”. En clara alusión a Bárcenas, el presidente del Gobierno aseguró que “hay personas que estaban asumiendo responsabilidades y que ahora ya no están en el partido porque el PP actuó y se adoptaron las responsabilidades políticas”. El asunto llegó a los tribunales y esta coyuntura para Rajoy implica “tranquilidad” porque “la justicia cuenta con el apoyo del partido”. Durante su discurso, Mariano Rajoy defendió la honradez de la clase política en general y señaló que “no es aceptable que se diga que en política todo es sucio, porque no es cierto y, además, es injusto”.

En este sentido, el líder del PP aseguró que hay miles de concejales y alcaldes de todos los partidos en España que trabajan con intensidad y que son “honrados”, muchos de ellos sin percibir remuneración alguna. Aprovechó que estaba rodeado de regidores locales para decirles que representan “lo mejor de la política” por su “honorable vocación de servicio a los españoles, compromiso desinteresado, así como unos ideales y el empeño diario de cumplir sus obligaciones con honradez y ejemplaridad”. Pero pronto pasó de las explicaciones a las exigencias tan propias de una etapa reformista: “Encarnáis el verdadero rostro de la política, el de un compromiso de generosidad y grandeza y tenéis que ser ejemplares, sólo se puede pedir sacrificios a los españoles si nuestras conductas están fuera de toda sospecha”. Y ahí acabó su repaso dialéctico a corrupciones y corruptelas.
En un semana crucial para el municipalismo, Rajoy no quiso perder la oportunidad de pedir al resto de fuerzas políticas una “actitud constructiva en beneficio de todos” en la reforma de la administración local". “Lo que queremos es sumar fuerzas y buscar complicidades, quien acuda al Gobierno hallará el ánimo de escuchar, la voluntad de dialogar y el afán de llegar a acuerdos”. A su juicio, en cuestiones que afectan a “lo que es España”, a su estructura territorial y a sus administraciones entiende que es “ineludible” un gran acuerdo entre las fuerzas políticas que representan a la mayoría social del país.
El proyecto de racionalización y sostenibilidad de la administración local, que llegará al Consejo de Ministros el viernes, es una de las reformas fundamentales que tiene previsto acometer el Ejecutivo a lo largo de 2013. Citó, entre otras medidas inminentes, la nueva ley de unidad de mercado y el futuro plan de emprendedores, además de iniciativas en los sectores agrícola y de telecomunicaciones. El encuentro se cerró con una decálogo de medidas orientadas a conseguir un nuevo modelo de administración pública en España, en línea con una sociedad del siglo XXI, que sea moderna, ágil, operativa, que abandone las sinergias y mejore la capacidad de respuesta a las demandas ciudadanas.
Y todo acabose
Se fue la Intermunicipal más importante, la más polémica en la que Almería ejerció como buena anfitriona a pesar del protagonismo que le había robado el caso de los sobresueldos de Bárcenas. Arenas, el artífice de que el encuentro se celebrara en El Toyo, se quiso desvincular de la jugada reiterando que se había elegido a la provincia almeriense porque “ha sido clave para el cambio en España y también para la victoria del PP en las andaluzas”. El parlamentario por Almería argumentó que la reunión de la Intermunicipal es, en definitiva, un “reconocimiento” al partido en la provincia y de forma muy especial a Gabriel Amat, al que calificó como “nuestro hermano mayor y referente para el PP”. La secretaria general del PP, María Dolores de Cospedal, también hizo un guiño al trabajo de la familia popular almeriense un día antes al agredecer el sacrificio de años y, en cuanto a la jornada inaugural, “el recibimiento y hacernos sentir como en casa siempre”. Y es que Amat se ha ganado ser, tal y como lo definió la también presidenta de Castilla La Mancha, “todo un orgullo para el PP en España”, una posición de primera fila de combate que nunca han llegado a tener los dirigentes socialistas, con la excepción de Martín Soler cuando era el todopoderoso consejero de Innovación. Precisamente el precursor del conocido como Clan de Cuevas, junto a Diego Asensio, tuvieron una velada más que interesante con el expresidente de la Junta de Andalucía, Manuel Chaves, y el doctor Gómez Angulo en la noche del jueves. Durante la cena hablarían de populares y socialistas y pedirían probablemente la cabeza de su gran enemigo Griñán, pero ya se había agotado por la amplia demanda existente en la provincia.

La nota más triste de la Intermunicipal, además de las corruptelas que acabaron eclipsando el leitmotiv del encuentro, fue la falta de servicios y oferta turística de El Toyo. La joya de la corona no tenía ni un solo hotel abierto y los más de un centenar de alcaldes y concejales populares tuvieron que alojarse en establecimientos de la capital. Es más, la comida se limitó a un aperitivo de pie en el bar de las instalaciones del Palacio de Exposiciones y Congresos, lo que no dejaría demasiada buena impresión a lo participantes, a pesar de los innumerables esfuerzos de los miembros de la organización almeriense en la recogida, transporte y recepción de invitados.

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