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La Cabalgata de Reyes, una ratonera en el centro de Almería


Juan D. Gómez
Estudiante de Trabajo Social

El ayuntamiento de Almería, muy concienciado con la caída del consumo en estos tiempos de crisis, ha puesto en marcha el último día de fiestas un plan de choque para incitar a los almerienses a dejarse unos eurillos más en los comercios de la capital: establecer un itinerario en la cabalgata de Reyes que generase que todas aquellas personas congregadas entre La Rambla y el Paseo de Almería se quedasen encerradas durante dos horas en pleno centro comercial de la capital. O eso, o si no es imposible explicar la razón de que un año más se haya repetido el mismo recorrido aprisionador que años anteriores.

Una cabalgata en Almería
Desde que a las 19:00 horas Sus Majestades empezaban a recorrer las calles de la ciudad (muy bien utilizado el plural ya que son eso lo que recorre, dos calles) ya se preveía una tarde movidita. En torno a las 20:00 horas, aquellos que nos habíamos dispuesto a ver las carrozas pasar por el centro nos dábamos cuenta de nuestro grave error; no se podía cruzar hacia al casco histórico, la cabalgata estaba en pleno Paseo. No se podía bajar hasta la Plaza de las Velas. Las vallas, humanas y metálicas, lo impedían. No se podía cruzar hacia la zona de Oliveros: aunque a medida que subías la Rambla las vallas rojas se sustituían por cadenas de plástico, la idea de pelearte con una madre enfurecida a la que ya han empujado diez personas antes que tú para pasar no parecía una buena forma de acabar tan señaladas fechas.

No se entiende que el mismo recorrido que ha generado los últimos años no solo malestar entre todos los ciudadanos que han acudido a ver uno de los pocos actos festivo-culturales gratuitos que ofrece nuestro consistorio en estos días, sino también embotellamientos de tráfico en toda la ciudad para aquellos niños grandes que ya no disfrutan del pase de las carrozas, vuelva a repetirse sin ninguna modificación Navidad tras Navidad. Por no mencionar ya lo poco lucido del recorrido, que si bien antaño recorría las calles José Artés de Arcos y Altamira, haciendo llegar a más sitios el espíritu navideño del que hace gala nuestro alcalde, ahora consiste en recorrer anchas avenidas como si de una gran ciudad se tratase la nuestra.

Hoy más que nunca, caramelazo a Comendador. Pero no con las gominolas de años anteriores, no: con los caramelos duros que este año han vuelto a llenar aceras y algún paraguas.

1 comentario:

  1. Anónimo6/1/13 10:20

    Se nota que no has ido a ninguna cabalgata en ninguna otra ciudad, generalmente este tipo de espectáculo en la vía pública tiene estos inconvenientes que tienen que se aceptados por quienes disfrutan del mismo, y gratuítamente; para mayor comodidad en el sofá de la casa viéndolo por TV...........que se haga un referéndum por dónde y cómo tiene que ser la Cabalgata, y sí las características de los caramelos............manda huevos.

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