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La fusión con Ruralcaja dispara la morosidad de Cajamar al 12,7 por ciento

Emilio Ruiz 

La fusión entre la almeriense Cajamar y la valenciana Ruralcaja estaba planificada por los consejos rectores de ambas entidades como una unión “inter pares”. Pero, al final, más que fusión, ha sido absorción. Las cuentas de Ruralcaja se deterioraban día a día de tal forma que Cajamar estuvo más de una vez dispuesta a tirar la toalla. La buena voluntad de la cooperativa de crédito almeriense y el apoyo del Banco de España, que ofreció los fondos del Frob para que culminara la operación, propiciaron finalmente la unión en una nueva entidad denominada Cajas Rurales Unidas.

Sánchez-Minguet (primero por la derecha),
responsable de Cajamar en la Comunidad Valenciana
La absorción lastra las cuentas de Cajamar en muchos sentidos, aunque no al punto de tener que necesitar, por ahora, de ayudas públicas. Uno de los datos más preocupantes es la alta tasa de morosidad que concentra la nueva Cajamar, o sea, Cajas Rurales Unidas. Se eleva al 12,7 por ciento, 1,7 puntos porcentuales por encima de la media del sector.

Todos los datos apuntan a que esa tasa de morosidad, al igual que sucede con el resto de la banca española, lejos de reducirse, aún subirá algunos enteros. El sector está atravesando por un momento muy delicado. Mientras los créditos siguen bajando -90.000 millones en los últimos doce meses-, la tasa de morosidad va in crescendo. El mes de octubre ha sido el quinto mes consecutivo en el que la morosidad ha batido récords hasta alcanzar un 11,23 %. Hace un año, la tasa de morosidad de la banca española se situaba en el 7,41 %. La mayor tasa histórica, ahora superada, se remonta al año 1994 cuando estaba en el 9,15 %.

En unas declaraciones realizadas al diario “Las Provincias”, Bernabé Sánchez-Minguet, nuevo responsable de Cajamar –Cajamar sigue siendo la marca comercial de Cajas Rurales Unidas- en la Comunidad Valenciana, cifra el impacto negativo de las cuentas de Ruralcaja en la nueva entidad en nada menos que 250 millones de euros.  Sánchez-Minguet considera que no es que Ruralcaja estuviera en una situación mucho peor de lo que era de prever, sino que los sucesivos decretos gubernamentales fueron deteriorando su solvencia, hasta un momento en que la única que tenía solvencia era Cajamar y, por tanto, lo que se había iniciado como fusión entre iguales ya no era posible.

En esas declaraciones, Sánchez-Minguet cree que no hay en puertas nuevas integraciones en Cajamar o en el grupo cooperativo, pero “si alguna de las que sigue en solitario llama a nuestra puerta, estamos abiertos a hablar”. Sobre la duplicidad de oficinas, declara: “Vamos a intentar la máxima eficiencia a la hora de integrar oficinas dentro de otras en las localidades donde ya estamos. La idea es no cerrar sucursales donde no haya otra entidad para evitar la exclusión financiera. El plan nacional es de integrar entre 250 y 300 oficinas. En la Comunitat Valenciana, de las 650 que tiene el grupo, se cerrarán unas 110, fundamentalmente sucursales que estén muy próximas a otras del grupo y que acabarán integrándose en una sola”. Sobre el plan de jubilaciones, “hay un plan de prejubilaciones ya en marcha para 2013, donde hay un colectivo afectado de en torno a 600 empleados. Las condiciones son buenas para que la gente se adhiera voluntariamente. En la Comunitat Valenciana se producirán más excedentes por la concentración de oficinas, pero contamos con la posibilidad de reubicar personas”.

1 comentario:

  1. La verdad es que es una tasa muy alta, sin embargo, es muy posible que parte de esa morosidad se pueda solventar llegando a acuerdos y aplazamientos.

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