Francisco Giménez, autor de una guía de cata de vinos

Antonio Torres 

Director de RTVA-Almería 

Hemos observado que en los últimos días se han celebrado talleres dirigidos por un enólogo y un chef  con el objetivo de enseñar lo que significa  una cata y su maridaje, gracias a la nueva empresa BioAlma que dirige Sonia Ege. Almería tiene una creciente oferta vinícola. Blancos y tintos compiten para alegrar las citas familiares y el reencuentro con amigos por Navidad. Gastronomía en la que el vino tiene una capacidad de aglutinar momentos inolvidables.

Francisco Giménez ha escrito una
guía sobre la cata de vinos

Sobre las características de las diferentes variedades hemos preguntado al autor de una guía para disfrutar de los vinos de Almería. Es el funcionario de la Diputación de Almería y profesor de EGB Francisco Giménez (Dalias, 1963). Justifica su publicación de Una guía de iniciación a la cata de vinos:  “Vivimos un momento en que hemos pasado de consumir el primer vino que nos servían a saber pedir lo que nos gusta, a exigir una temperatura adecuada, una copa de cristal, una calidad en el servicio. Ahora se ha puesto de moda hacer rutas enológicas y aprender a degustar los vinos de nuestra tierra. Viendo el creciente interés en conocer y apreciar los vinos decidí hacer este libro de iniciación a la cata de vinos”.

Se trata de un libro que utiliza un estilo directo: "Almería está al sureste de la península Ibérica, con muchos kilómetros de costa, con altas montañas nevadas gran parte del año y un clima con temperaturas muy altas en verano y heladas en invierno. Si esto lo trasladamos a las comarcas vitivinícolas más conocidas de España o de Europa, vemos que ninguna de ellas tiene las características geológicas y climáticas que se dan en Almería". De las 16 denominaciones de Vinos de la Tierra en Andalucía, cinco pertenecen a las diferentes comarcas.  Norte de Almería, Desierto de Almería, Laujar Alpujarra, Ribera del Andarax y Tierra de la Sierra de Las Estancias y Los Filabres. “El buen hacer de los viticultores está haciendo de esta provincia, cada día más, un referente más en el mundo del vino. Se han incorporado nuevas variedades de uva y se han mantenido otras más tradicionales. Distintas uvas y distintos vinos, tinto, blanco, clarete e incluso cava o brandy”.

Las características de Almería para la producción de vino son muy especiales. “Podemos decir que esta tierra es una gran “milhoja” con alternancia de cadenas montañosas y valles. Es precisamente en estos valles intermedios donde están situadas nuestras zonas vinícolas. Estos valles permiten la entrada de la brisa y los vientos procedentes de la costa, lo que suaviza la temperatura, pero a la vez se encuentran flanqueados por altas montañas con nevadas y heladas durante los inviernos”.  El reto está en explotar y aprovechar esta particularidad, en huir de rencillas y enfrentamientos entre las diversas zonas vinícolas de la provincia, todo lo contrario.

Desde Bodegas Calar, una marca consolidada, su responsable, Sagrario Moreno Carmona, quiere reiterar que Almería debe imponerse por su característica del desierto. “El vino de Palestina arrancó en oasis fértil y Almería, aunque sea reiterativo, debe cuidar esa característica como hacen el resto de regiones productoras de vino de fama global”.

Lo más importante, evidentemente, al hablar del vino, es su cata, según Giménez. Los consumidores hemos de ser muy exigentes con el producto que consumimos. “Creo que, sin complejo alguno, hemos de manifestar nuestra opinión cuando catamos un vino, ser sinceros y realistas. Comunicar nuestra opinión y compartirla dará un mejor conocimiento del producto que tenemos entre manos. Debemos recordar que la bondad de un vino no tiene que ver jamás con el precio”. Ahí coincide con Sagrario Moreno.

En Almería hay viñedos centenarios. Sin embargo, el reto es mostrar en el resto de la geografía nacional que aquí se trabaja con un plus ecológico que busca la calidad y unas señas de identidad rotundas.

Vino bueno o malo

El concepto de bueno debe completarse como “bueno a mi paladar”. Lo que para mi es bueno para otras personas puede resultar que no lo es. “El mundo del vino no es blanco y negro únicamente, y el término malo debe quedar confinado a una botella defectuosa, ya sea por avinagrado, rancio, corcho enfermo, demasiado tiempo, etc., y no a un vino o uva o cosecha o zona”, asegura el experto. La única manera real de saber si el vino es “bueno para mi paladar” es probándolo. No olvidemos que el vino es uva fermentada. Esto significa que cada uva, cada zona vinícola, cada cambio de temperatura, intervienen en la creación del vino. Esta particularidad es solo propia de un producto natural, y es así como hemos de entender y preciar las diferencias de los diversos vinos, incluso entre una y otra botella de vino de un mismo lugar y momento.

Almería, sin complejos

El funcionario de la Unión Europea Diego González Marín, exresponsable de Comisiones Obreras en Almería, es uno de los ciudadanos que ama la naturaleza y le pone cariño y tiempo a los vinos Del Yo, que elabora sin fines comerciales. Recuerda que desde siempre ha habido producción uvera y ahora se hacen vinos afrutados con sabor agradable que sin complejos nada tienen que envidiar a los más prestigiosos. “De todas formas, hay mucho listillo en la industria creciente del vino en Almería”, denuncia este enamorado del vino tinto de la tierra. Para González, los vinos de Cristina Calvache, bodega fundada en 2004,  de Alboloduy, van por delante en esa línea afrutada, sin olvidar al resto de las zonas y de la marca Laujar.  “La variedad Jaén, consolidada en las zonas de Granada y Almería desde siempre con una depurada técnica,  puede ser un referente en el mercado”.