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La voz de Sharay Abellán

Inmaculada Rivera 
Jefa de Edición de El Correo de Andalucía 

Sharay Abellán no ha sido premiada en los Grammys, no ha sacado ningún disco, ni ganado ningún talent show. Es hija del director de Deportes de ABC Punto Radio, José Antonio Abellán, y aunque su apellido le ha permitido codearse con la prensa rosa –estuvo en la despedida de soltero de Julio José Iglesias–, estudiar en Estados Unidos e incluso conocer al portero de la Selección Nacional, Iker Casillas, con el que tuvo un breve romance, no había logrado ser popular por sí misma hasta hace pocas semanas. Un salto a la fama que, en cinco minutos, la hizo pasar de amada a odiada tras ser derrotada en las batallas de La Voz (Telecinco), después de que su coach David Bisbal prefiriera quedarse con su rival, la sudafricana Brequette. El talante poco deportivo que mostró al ser eliminada y las palabras con las que supuestamente amenazó a Bisbal al acabar su actuación, fueron trending topic después de hacerlas públicas el colaborador de Sálvame Kiko Hernández. Manifestaciones que han puesto a su padre en el ojo del huracán y que han dañado la imagen de la cantante.

Sharay dice que nunca intentó coaccionar a Bisbal
Sharay Abellán fue uno de los descubrimientos de las audiciones ciegas. Acaparó la atención de Twitter no solo por su privilegiada voz –con gran registro, control vocal y técnica–, sino porque su naturalidad y simpatía gustaron desde el primer momento. La hija de Abellán, que no quería que su apellido la condicionara, no dudó en incluir a su padre en su vídeo de presentación, algo contradictorio con sus declaraciones. Sharay, no obstante, afirmaba no haber recibido ayuda de nadie y aseguraba que La Voz era su oportunidad para fraguarse un futuro en la música. Una ilusión tan grande que la llevó al escenario y al triunfo, logrando brillar por sí misma. Hecho que no pasó inadvertido para Bisbal, quien decidió convertirla en una más del equipo de este reciente premio Grammy.

La dinámica del programa la acercó hasta la noche fatídica. La racial y descomunal voz de su rival Brequette logró apearla del talent show después de ser eliminada por Bisbal. En ese momento todo cambió. El programa, en diferido, emitió el talante de Sharay tras perder, la ausencia de palabras y su comportamiento poco afortunado fue el primer paso hacia su declive.

Twitter ardía. Criticaban su soberbia y mal perder, pero nada vaticinaba que horas después, en la misma cadena y dentro de Sálvame, Kiko Hernández lanzaría la bomba. “Según me aseguran concursantes y trabajadores de La Voz, avellanita –llama así a Sharay en tono despectivo– le dijo a Bisbal: A mi padre le gustas mucho, David, pone mucho tus discos. Para una vez eliminada del concurso terminar apuntillando: ¡Tú no sabes quién es mi padre!”. Palabras a las que sumó las de la madre de la cantante en Twitter en las que, según Hernández, tachaba de “petarda” a Rosario, reprochaba a “bisbalito” de “no tener escrúpulos” ni oídos sino orejas que “debería limpiarse” para “apreciar las buenas voces” y pidió la expulsión de ambos coaches, no sin dejar de acusar al programa de ser “un timo”, al mismo tiempo que ratificaba con énfasis que era “la mujer de José Antonio Abellán”.

Las reacciones no se hicieron esperar. No sólo las de los seguidores del programa, sino la de Abellán. El periodista no dudó en apelar con insistencia desde Twitter, una y otra vez, a Bisbal para que afirmara o desmintiera las palabras de Kiko. Fue entrevistado en periódicos como El Mundo donde defendía a su hija, volvía a preguntar a Bisbal y aseveraba que tomaría medidas legales contra el colaborador de Sálvame por sus palabras si el cantante almeriense las negaba.

Bisbal, por sí mismo o porque el programa le silenciaba, tardó en expresarse. A través de Facebook dijo: “Sharay tiene una voz espectacular, y por eso la escogí para mi equipo. Es cierto que ella me preguntó que si conocía a su padre, que le caía fenomenal, a lo que yo le contesté que sí, que lo conocía perfectamente y que le diera un abrazo de mi parte. Quiero dejar claro para acabar con esta polémica que en ningún momento me sentí amenazado”.

Después de una semana de tiras y aflojas, de silencio en Sálvame, a pesar de que Jorge Javier Vázquez preguntara indirectamente a Kiko por el tema, y de que muchos consideren que la imagen del programa –que ha batido todos los récords con más de cinco millones de seguidores– se haya visto afectada, la familia Abellán garantiza que llevará el tema a los tribunales. Mientras, la protagonista del desafortunado episodio hizo el jueves, en el nuevo programa de Tania Llasera, acopio de valor y salió a dar la cara después de que para la revista QMD afirmara arrepentirse de no haberse ido al equipo de Malú. “No me fui enfadada del programa, me fui triste. Nunca en mi vida he amenazado ni chantajeado a nadie. Me he sentido manipulada y maltratada por los medios”, afirmaba antes de asegurar que sus sueños estaban “destrozados”. Momentos después Telecinco emitió las imágenes que no se vieron la noche de la discordia. En ellas Sharay habla con Bisbal transmitiéndole lo bien que le caía a su padre: “José Antonio Abellán, ¿sabes quién es?”. “Por supuesto –dijo el cantante– que sé quién es, mándale un abrazo”.

Por tanto, la pregunta que Kiko afirma que hubo está, pero el tono y la expresión de su cara no sentencian. Puede que la joven cantante fuera sibilina y lanzara la frase en el momento adecuado. Puede que muchos crean que, durante los momentos de entrenamiento con Bisbal, mientras preparaban la batalla, también podría habérselo referido –quien dice que el cantante no supiera ya esta información después de tantos días–, pero lo que las imágenes transmitieron el jueves no lo dejan claro.

Lo que sí lo está es que hay que cortar de raíz ya acusaciones como las vertidas por Kiko Hernández desde un medio tan importante. Si bien es cierto que el nepotismo es un mal demasiado extendido, debería medirse con el mismo rasero a otros participantes de la La Voz, como Emmanuel, amigo y componente del equipo de Rosario que ya está en la final. Pero si las palabras y los matices denunciados por Kiko respecto a Sharay son ciertos, faltan pruebas.

Si ya bastante denigrante es para el sector periodístico, con miles de profesionales en la calle, que haya tanto intrusismo, si se quiere jugar o trabajar de periodista, hay que dignificar la profesión respetando sus normas. No se sabe aún quién tiene la razón, hay matices y detalles que se escapan, incluso testigos que aporta el colaborador de Sálvame que no han salido a la luz. Es criticable incluso el uso que del tema ha hecho Telecinco, dilatando en exceso la emisión del vídeo que el jueves lanzó en prime time y sin tomar cartas en el asunto. Pero lo que no admite dudas es que éstas no son formas de hacer las cosas cuando tantos millones de personas están detrás y cuando, si es inocente, esta cantante está viendo como se hunde su carrera antes de empezar.

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