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El juego de las peleítas de Griñán y Valderas

Luis Rogelio Rodríguez-Comendador 
Alcalde de Almería 
 
El pacto de gobierno bipartito de la Junta de Andalucía está conduciendo a nuestra comunidad a un escenario desconcertante fruto de la descoordinación y falta de liderazgo claro. Por inconcebible que parezca, el ejecutivo formado por socialistas y comunistas se está dedicando a hablar de cualquier cosa menos de lo que verdaderamente tiene que hablar: de medidas que generen confianza, seguridad y empleo. Pero lejos de eso, los socios de gobierno han entrado en una espiral de peleas, desencuentros e intentos de volcar el escenario político andaluz hacia la radicalidad y la tensión. Pero el futuro de Andalucía, la salida de la crisis, la reactivación económica y la creación de empleo pasan por una política responsable, austera, rigurosa y comprometida con los servicios sociales básicos que no puede estar lastrada por los intereses, las manías y las ganas de significarse como los más progres de entre los progres. Y Andalucía no necesita nada de eso, sino unos presupuestos adecuados, serios y en los que aparezcan definidas claramente partidas, inversiones y prioridades, sin demagogias ni mentiras.
 
Griñán y Valderas
Y es ahora cuando, en lugar de jugar a las peleítas, los señores Griñán y Valderas tienen que demostrar si verdaderamente están a la altura de lo que los andaluces les demandan en esta situación de crisis, una vez que el Gobierno de España ha cumplido con creces y colocado a Andalucía en el primer lugar de las comunidades con mayor inversión. Es mucho lo que nos jugamos los andaluces como para que PSOE e IU se enfrasquen en una competición de escenificación de radicalidad que va a deparar como insólito fruto el penoso espectáculo de ver al Parlamento Andaluz en huelga el próximo 14-N, una vez que Griñán haya tenido que asumir el trágala radical de sus socios de Izquierda Unida. Habrá que recordar al desubicado presidente Griñán que durante los gobiernos del PSOE no toleró frivolidades ni excentricidades con el papel institucional del Parlamento Andaluz.

Antes había que defender la representatividad y el prestigio de la institución parlamentaria, pero ahora la continuidad de la actividad institucional ya no importa, porque los socios radicales de Izquierda Unida exigen a Griñán que tome la parte de pancarta que le toca. Lo cierto es que el desencuentro y la descoordinación entre las dos partes del pacto de partidos perdedores de las últimas elecciones andaluzas se están haciendo evidentes a pasos agigantados. Pero lo que se juega nuestra comunidad es demasiado determinante como para que el bipartito se dedique a atornillar su pacto de perdedores y jugar con el futuro de las próximas generaciones.

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