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La subasta de la alcaldía de Garrucha

Agustín de J. Muñoz Soler
Comentarista político

La presumible denegación del Plan de Ajuste al Ayuntamiento de Garrucha ha provocado una situación política-socio-económica insostenible que ha supuesto en subasta la Alcaldía, por cuanto seis de los siete miembros del actual Equipo de Gobierno dependen de su sueldo como liberados para la subsistencia de ellos y de los suyos. Son familias en las que los únicos ingresos económicos que entran son los provenientes de su cargo público. Esta situación es un caso particular de lo que yo vengo sosteniendo con carácter generalizado, y es que el gran problema con que contamos los españoles es el de una clase política dirigente profesionalizada y que, por consiguiente, para mantenerse en el cargo público son capaces hasta de matar a aquel que piensen que puede moverle la silla.

Juan Francisco Fernández,
alcalde de Garrucha
Esta última etapa en Garrucha bajo el Gobierno del PP se ha caracterizado, en mi opinión, por la estrategia de la confrontación continuada como Equipo de Gobierno, lo que ha agravado la situación socio-política en el municipio. La rescisión del servicio de limpieza a Urbaser para pretender conseguir el Plan de Pago a Proveedores ha sido un rotundo fracaso. Al Ayuntamiento le está costando igual o más la limpieza durante estos meses de verano y lo que puede provocar durante el invierno es la conversión del casco urbano en un basurero. Y, además, ha conseguido el Equipo de Gobierno que el PSOE se alce con el liderazgo social emanado de la defensa de los dieciocho puestos de trabajo.

Esta situación incierta que se vive en el municipio se debe en el abuso de las arcas públicas por mero y estricto criterio político provinciano al considerar que todo lo que olía a socialista había que extirparlo de la vida pública local. Se comenzó con la rescisión del compromiso a la empresa encargada de la remodelación de la Plaza Pedro Gea cuando precisamente más le interesaba a ésta y le supuso a las arcas municipales una considerable cantidad de dinero. Se prosiguió por el cese categórico del Interventor Municipal y el Jefe de la Policía Local por el exclusivo hecho de serlos durante el Gobierno del PSOE, sin tener en cuenta el daño moral que hacían a un funcionario al que consideraban parcial y discriminatorio así como la desconsideración y la desconfianza que implicaba también hacia los agentes de la Policía Local entre los que ninguno era del capricho del Equipo de Gobierno. Ocio, fiestas y demás actividades que han supuesto un espectacular gravamen no han faltado durante estos cinco años, durante los que todos los miembros del Equipo de Gobierno se nutren económicamente de las arcas públicas.

La gestión política del PP durante estos cinco años en el Ayuntamiento de Garrucha está siendo de tal magnitud que si finalmente puede acogerse al préstamo gubernamental podría subsistir durante los dos años de carencia y caso de que ello no suceda se vería reducida a la mitad la aportación económica estatal, con lo que en cualquier caso se vería afectada la plantilla municipal porque es insostenible económicamente que los gastos multipliquen los ingresos. Y justamente por ello se hace necesario prescindir de algunos empleados públicos, pese a que la plantilla municipal es sumamente ajustada y proporcionada para la localidad. Donde se encuentra el problema es en que no se puede despedir a un empleado público cuando hay concejales liberados de áreas en las que su presupuesto es sumamente inferior al sueldo del responsable político y otras en la que no se puede llevar a cabo gestión política por carecer de actividad.

Ante tal tesitura nos encontramos con que el concejal necesita el sueldo para sobrevivir porque es el único ingreso que percibe. La situación económica hace necesaria prescindir de unos sueldos que no pueden suponer un insulto a los garrucheros, todo ello condimentado con gastos suntuosos y superfluos para justificar sus emolumentos. La incapacidad de racionalizar el gasto es lo que podría derivar hacia una subasta de la alcaldía de Garrucha, consistente en "tú me mantienes mi sueldo y yo te voto" en la supuesta y nada descabellada moción de censura. Porque de lo que se trata es de "mantener mi sueldo ya que vivo de él y no puedo perderlo por mucho desbarajuste económico que exista".
(La Gaceta de Almería)

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