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La batalla de Andalucía

Francisco Giménez Alemán
Periodista

El mes de febrero va a ser crucial para los dos grandes partidos nacionales. Ambos han anunciado la celebración de sendos Congresos antes de las elecciones autonómicas del mes de marzo y seguramente elegirán Sevilla como sede desde la que proyectar los mensajes que este tipo de convenciones suelen producir dentro de la amplificación mediática de su parafernalia y puesta en escena. En el caso del PP, aun reciente su extraordinario éxito del 20-N, será un congreso para arropar a Javier Arenas ante su reto de ganar las elecciones. El PSOE intentará, todavía lamiéndose las heridas de las generales, no perder más posiciones, en un esfuerzo de conservar las llaves de San Telmo.

La profesora de Ciencia Política de la Universidad de Granada, Carmen Ortega, ha analizado detenidamente los datos de las elecciones del pasado domingo y la extrapolación de sus resultados al Parlamento de Andalucía. Su conclusión es que tales resultados darían la mayoría absoluta al PP-A (58 diputados) y dejarían al PSOE en 43, trece menos de los que tiene ahora. Si bien es cierto que no hay dos procesos electorales iguales y que el comportamiento del voto suele ser distinto en generales y en autonómicas, el estudio de la profesora Ortega incide en la casi evidencia que tiene la opinión pública de que los populares ganarán también la Junta. Esa casi evidencia se ha convertido en una casi seguridad a partir de la noche del pasado domingo. La extrapolación también así lo refleja.

El cambio político que se ha producido en España con la limpia, amplia y generalizada victoria del PP puede tener su colofón en Andalucía, donde no ha habido en treinta años otro gobierno que el del PSOE. Si se exceptúa el País Vasco donde los socialistas gobiernan gracias a la muleta que le prestan los populares, al PSOE solo le queda Andalucía, después de haber sido literalmente barridos el pasado 22 de mayo. Parece lógico pensar que sus responsables intentarán defender con uñas y dientes, claro que en sentido figurado, este territorio del Sur de España que algunos han llegado a considerar como propio.

O sea, que Andalucía será en febrero campo de Agramante donde dos grandes contendientes van a dirimir sus cuitas, sus diferencias y sus aspiraciones. Los socialistas vendrán a coronar a su nuevo césar en tanto los populares no se plantearán el relevo en la presidencia, en la que está bien asentado Mariano Rajoy. En todo caso, Sevilla volverá a estar en el punto de mira de la atención nacional como escenario de un caso verdaderamente inédito: la celebración de los Congresos de los dos grandes partidos nacionales con unos días de diferencia. Y a solo otros tantos pocos días de la fecha electoral para la renovación del Parlamento, que de haber sido coincidente con las generales hoy podría estar ya en manos del PP, según pronosticaban todas las encuestas y ha ratificado a posteriori la experta granadina.
(El Correo de Andalucía)

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