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Almería, en vía muerta

Miguel Cárceles
Periodista
 
Nadie, absolutamente nadie, puede negar que Almería es de las provincias españolas peor conectadas por ferrocarril de todo el Estado español. Se puede hablar de un futuro esperanzador una vez la Alta Velocidad alcance Almería desde Murcia. Y mucho más cuando esa misma línea continúe hacia Granada con una velocidad que la haga competitiva frente al resto de posibilidades logísticas existentes, especialmente la carretera. Pero, ¿de momento? Todos los indicadores son claros: Almería está en el vagón de cola del tren en toda España. Lo está porque sólo tiene una conexión ferroviaria con Guadix y aún carece de conexión con el Levante, que es su ámbito económico esencial, especialmente para la exportación de mercancías. Lo es también porque sus escasos kilómetros de vías son centenarias. No se ha puesto en servicio ni un solo centímetro de vía férrea en la provincia desde 1899 -el 14 de marzo-, hace más de 112 años. Entonces, cuando se abría el último tramo de línea en la provincia de Almería, ya hacía 51 años desde que el primer tren circulaba en España. Y fue, salvo Teruel, la última capital de provincia en tener acceso al tren. Desde entonces, en Almería, ni un kilómetro de vía más. Más bien al contrario. El duro varapalo que supuso el cierre de la línea Guadix-Almendricos sigue haciendo mella. Andalucía perdió su cordón umbilical con el Levante y una comarca entera veía pasar el tren por última vez.
 
Desde entonces, el camino del tren por la provincia ha sido un goteo de pérdida de vagones. Queda muy lejos ya la desaparición del único 'cercanías' que ha tenido Almería en su historia, el 'Corto de Santa Fe'. De su memoria sólo queda un pequeño rótulo en la antigua estación, la que hoy permanece cerrada en la capital, de la antigua taquilla de billetes. Pero mucho más cerca queda la sangría de trenes que Almería ha ido perdiendo, en múltiples ocasiones de un modo impasible.
 
El cierre de la Guadix-Almendricos a primero de año de 1985 obligó a los almerienses a hacer lo que jamás podría habérseles pasado por la cabeza: ir de Almería a Valencia pasando por Despeñaperros y Alcázar de San Juan. «Somos la cenicienta ferroviaria de España», repite como un mantra Jesús Martínez, presidente de la Asociación de Amigos del Ferrocarril, harto de alertar sobre el agravio comparativo al que se tiene sometida a una de las provincias ultraperiféricas de la península.
 
A la misma velocidad que en 1952
 
Almería tiene los trenes más lentos del país. Las tortuosas vías, electrificadas hasta Huéneja -de hecho este año se cumplió el centenario de la electrificación de dichos 'caminos de hierro', la primera de todo el Estado- no están diseñadas para correr. Un estudio remarca que Almería es la provincia de España con menor velocidad media en tren, 82,8 kilómetros a la hora. Sólo la supera Badajoz. Y en 1952, ya había trenes que alcanzaban la velocidad que a día de hoy padecen los viajeros almerienses.
 
El último de los varapalos ferroviarios ha sido la desaparición, el pasado mes de septiembre, del tren directo con Barcelona, el Arco Federico García Lorca. Venía prestando servicio desde hace 22 años, cuando sustituyó al tren de compartimentos que por aquel entonces era conocido como 'El catalán' o 'El tren de los emigrantes'. Renfe lo ha sustituido por un convoy que acaba su viaje en Linares, estación en la que el viajero se ve obligado a esperar en los andenes hasta la llegada de los 'modernos' Alaris procedentes de Málaga o Sevilla, unos trenes que prestaban servicio en la línea Madrid-Valencia hasta la puesta en marcha del AVE. Esto es, desaparece la línea directa, se suprime. En su lugar, una conexión entre trenes con transbordo obligado.
 
La mitad de servicios que hace dos décadas
 
El varapalo del García Lorca es sólo el último. Antes vino la desaparición del Expreso nocturno con Madrid, sustituido por un Talgo diurno, o la del tren nocturno con Sevilla. «Tenemos la mitad de servicios que hace dos décadas. Renfe utiliza un criterio economicista. Pero esto es un servicio público», recuerda Jesús Martínez. «Nos están privando de servicios. Se está deteriorando el servicio. No tienen en cuenta al ciudadano», remarca.
 
Desde su colectivo se ha venido reclamando una mayor sensibilidad social y empresarial hacia el ferrocarril. Sin embargo, a pesar del pataleo, no pudieron frenar el cierre de la Guadix-Almendricos, ni la desaparición del nocturno con Madrid, ni la del directo con Barcelona. Ahora, algo cansados, admiten que sólo les queda esperar a que mejores tiempos lleguen. La priorización del Corredor Mediterráneo por parte de Fomento y de la Unión Europea permiten tener un soplo de aire fresco. A pesar de los pesares. Incluso a pesar de que en estos días haya vuelto a haber un cierre de línea directa -pese a que el viaje tardara más de 13 horas-. Ese último cartucho, ese último halo de esperanza es el AVE. A Almería le queda esta última carta en la manga. Que llegue cuando llegue el AVE -el Gobierno se ha negado en rotundo en los últimos años a ofrecer un compromiso, una fecha, para la inauguración de la línea que saque del aislamiento ferroviario secular a la provincia- llegue pronto.

1 comentario:

  1. Ante el desastroso panorama que comparto con el autor del artículo, no nos queda otra que la de tener la cosas claras nosotros y alzar la voz como si fuéramos un solo ciudadano.

    Tener las cosas claras significa que Almería tiene 3 prioridades ferroviarias a las que no podemos renunciar jamás: 1) un corredor mediterráneo de mercancías que comunique por la costa con Algeciras (lo que no dejará a El Ejido y el poniente almeriense fuera del proyecto), sin olvidar que el trazado secundario más interior de dicho corredor debería recuperar la línea que se cerró en los ochenta y que pasaba por la comarca del Almanzora; 2) una conexión por AVE dirección Madrid por Despeñaperros aprovechando el trazado ya planificado con Granada, y pasando por Jaén capital, con un nuevo trazado desde Iznalloz (lo que hará realmente viable desde el punto de vista económico un AVE para esta tres ciudades de pequeño/mediano tamaño, adelantándonos así a posibles cierres por poca rentabilidad); 3) y por supuesto la salida hacia el levante con el mencionado corredor así como el prometido AVE Almería-Murcia.

    Una vez que tenemos las cosas claras, todos los almerienses, en cualquier foro, político o social, alzan la voz a unísono y se plantan antes cualquier iniciativa que maree la perdiz para no hacer nada nunca con esta marginal provincia.

    Finalmente conseguiremos entre todos imponer la lógica que organice este país, en el que los privilegios de las antiguos reinos peninsulares (que aún perduran en nuestras cortes, con la nefasta política autonómica llena de privilegios y discriminaciones) desaparezca y den paso al reequilibrio y solidaridad presupuestaria.

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