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Rebeca Gómez, mirándose al espejo

Agustín Muñoz
Articulista

He visto un artículo de opinión de la edil almeriense Rebeca Gómez y la verdad es que me ha resultado estremecedor, por cuanto hace una alegoría a la falta de respeto que supone la intromisión en los asuntos internos de otra organización política. No pretendo enseñarle nada a la edil, aunque a los cachorros ‘populares’ sí que habría que pasarlos por una escuela de formación política para que aprendiesen a no inmiscuirse en los asuntos internos de otra fuerza política, como otros dirigentes y cargos públicos no lo hacen con ellos. Y y puedo asegurar que algunos cuentan con material más que suficientes para no solo criticar sino colapsar juzgados y que, a buen seguro, no deben hacer para no judicializar la vida política almeriense.

No es precisamente el Partido Popular una organización política exenta de problemas internos en la provincia de Almería. En la memoria reciente tienen las dos escisiones que ha padecido y el respeto escrupuloso que los adversarios políticos han tenido para con sus profundas crisis internas. Pero si echamos la vista atrás la capacidad memorística se puede ver engrosada por una serie indeterminada de problemas internos que darían para bastante, no reseñando los existentes en la actualidad, que no reseño intencionadamente.

Pero si en este aspecto es sumamente reprochable el comportamiento no lo es menos el ahínco, la perseverancia del momento en que se produce, pretendiendo ‘hacer leña del árbol caído’, lo que podría generar un sentimiento de adhesión a la víctima de estos ataques despiadados que ponen en valor la categoría y la ética de quien los hace.

La confianza, que es un valor tan demandado por los aspirantes a ostentar un cargo público, es sacrificada, una vez más, por comportamientos como éste, pero bien es cierto que otros más materiales se producen y sin embargo son premiados con el otorgamiento de la confianza en esta sociedad sin valores y corrupta en la que todo vale y en la que los valores tradicionales están siendo castigados vilmente.

Por consiguiente, desde mi punto de vista, deberíanse contener los cachorros ‘populares’ y fijar su atención en la construcción de una sociedad con valores y no distraer su tiempo en las intimidades de los vecinos por muy adversarios políticos que sean, ya que bien podrían mirarse al espejo cada vez que ocupan su tiempo inmiscuyéndose en asuntos que ni les competen ni le afectan, y encima, ni interesan a los almerienses, como harto demostrado se han encargado precisamente ellos con cuantas crisis internas han padecido y salidas de tono han protagonizado, en una retahíla de comportamientos en los que no debería reflejarse personaje político alguno.

3 comentarios:

  1. En el Partido Popular no hay cachorros, y tu rencor a la derecha de la cual procedes, delata tu sectarismo.

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  2. pero al menos da la cara el supuesto sectario y tu te escondes en elk anonimato para que nadie te pueda colorear, cobarde

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  3. las verdades del barquero son los econcores del sectarismo?

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