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Las causas

Kayros
Periodista

¡Pues yo sí creo que es la crisis la razón nuclear del desastre socialista! Ahora hay como una tendencia proveniente sin duda de los portavoces del PP a negar la influencia del tsunami económico mundial que ha transformado muestra sociedad del bienestar. Si se siguieran haciendo viviendas como entonces y no sobrara un millón de ellas que nadie quiere; si la construcción ocupara a tanto parado como tenemos ahora; si los bancos dieran préstamos sin cerrar el grifo, es posible que el resultado final de estas elecciones hubiera sido otro. Y a ver en qué quedamos.

A Zapatero se le ha culpado mil veces que no vio la crisis a su debido tiempo y que no hizo nada por ponerle remedio. Es más, la oposición abandonó nimiedades programáticas montando su infernal cohetería en el número de parados que originaba la crisis así como en el cierre de pequeñas y grandes empresas. Todo esto obligó al socialismo a hacer una política odiosa como fue rebajar el sueldo a los funcionarios, retirar algunas ayudas, dar dinero a los bancos y otras medidas impropias de su doctrina social. Nuestro presidente, como es sabido, siguió incluso los consejos in extremis de Obama y la Merkel respecto a la situación en Europa.

Por tanto, decir ahora que la crisis, una de las más profundas de la historia del capitalismo, no tiene nada ver en la debacle socialista me parece una simplificación intelectual, cuando menos. Ahora bien, tampoco debemos ocultar otros errores de bulto desde el punto de vista estratégico. Anunciar poco antes de la campaña que Zapatero no se presentaba a las próximas elecciones dejó al partido como ganado sin pastor discutiendo cuestiones de procedimiento. Con audacia sin igual, el PP cargó las tintas en la corrupción sin pararse a mirar su techo de cristal que estadísticamente amontona más casos que el mismo PSOE.

En otra nota ya hemos explicado que hay dos clases de corrupción. El pueblo no la ve por igual en ambos partidos siguiendo sin duda una tradición moralizante antigua. El pueblo asustado se ha echado en manos del Partido Popular como última salvación. Muy bien, de ahora en adelante estaremos atentos a la superación de la crisis sin tener que reformar el mismo sistema que la ha producido.
(La Voz de Almería)

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