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El PSOE, mi Partido

José Pérez Blánquez
Exalcalde de Canjáyar

Solamente desde mi libertad y solamente desde mi situación se pueden expresar ideas, opiniones o, simplemente, dar salida a unos sentimientos que nunca, ni ahora ni después, estarán al servicio del amo, ni mucho menos al servicio del pesebre. Digo esto con el mayor respeto a mis compañeros de partido, que, por si alguien lo ignora, es el PSOE. Llevo militando en el partido de mi alma desde antes de establecerse el régimen democrático. Creo que siempre he sido fiel. En primer lugar, a mis ideas y, en segundo lugar, a los valores del partido. Pero que nadie se lleve a engaño, el PSOE de hoy no se le parece ni de lejos al PSOE que yo he defendido durante toda mi vida. Y, repito, una vez más, nunca tuve pesebre ni prebendas, sólo un espíritu de servicio y trabajo por esos ideales, heredados de mis abuelos, padres, etc.

No voy a culpar de la situación que hoy tiene España a mi partido, pues faltaría más. Todo el mundo que lea  y escuche la información que dan todos los medios de comunicación sabe sobradamente que es una crisis mundial, que nos ha cogido desprevenidos, pues quiero pensar que nadie sabía el alcance de la misma. Hoy conocemos la burbuja inmobiliaria y el abuso de la banca y de los grandes empresarios que se han declarado en quiebra, cuando todos sabemos que tienen sus enormes beneficios en paraísos fiscales, por lo que ni tan siquiera han contribuido con el pago de sus impuestos (a esto se le llama robar). Tampoco podemos pasar por alto la ley de liberalización de suelo, aprobada por el gobierno del señor Aznar. Eran tiempos de alegría económica, pues comprabas un piso en el año 2000 y en el 2005 lo podías vender por diez veces más.

El relato de todos estos hecho y muchos más que podríamos exponer tienen un resumen final. Ese resumen sería el siguiente: Ni el PP ni el PSOE ni IU tienen la fortaleza suficiente como para exigir a la banca, ni a la gran empresa,  sin olvidar a las organizaciones sindicales, puesto que ninguna cumple con sus deberes. Y cuando digo deberes me refiero a que paguen religiosamente sus impuestos, como todo hijo de madre. Razones para que esto suceda así, haberlas haylas son muy simples: Si me obligas a pagar mis impuestos yo te retiro el convenio. Y que cada cual entienda por "convenio" lo que más le apetezca.

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