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Bandazos

Kayros
Periodista

La sociedad española parece que bailara a ritmo binario. Joselito o Belmonte; el Barcelona o el Madrid; Ronaldo o Messi. En 1931, España se levantó monárquica y se acostó republicana. Tras la guerra civil, todo el mundo era franquista. Se cuenta que en el referéndum organizado por Franco hubo más votos que habitantes tenía el país. Para evitarse este ritmo colorista y extremado, los que hicieron la transición alejaron a fachas y a comunistas de la posibilidad de gobernar estatuyendo una ley electoral que les exigía más votos para conseguir un diputado. En este plan, la democracia transcurre por el bipartidismo: primero gobernó la UCD, luego el PSOE y ahora el PP, partido que recoge buena parte del franquismo sociológico.

Lo que llama la atención es que se produzcan cada cuatro años estos bandazos tan bestiales. No hace ni cinco meses, Rajoy era un político que no pasaba del cuatro y medio en apreciación del público. Hoy, sin embargo, es probablemente uno de los nombres más votados en toda la historia de la democracia. Este vuelco se debe sobre todo al afán español de tomar siempre las cosas por la tremenda. Así Zapatero encarnaría este defecto de dos por cuatro.

En los ochenta Felipe González se alzó con los votos de más de media España que quiso ser socialista. Luego vino el cansancio, el abuso de poder y la corrupción. A la derecha se perdona la corrupción en razón de la presunta eficacia. Algún sociólogo afín al PP acaba de decir que el caso Gürtel no ha influido lo más mínimo en la mayoría absoluta de Camps. En cambio a la izquierda doctrinaria, moralizadora, lo que nadie le perdona es que dé lecciones de honradez después de un escándalo tan humano por otra parte. ¿Estará aquí la razón escondida del batacazo socialista después de haber hecho tantas cosas de orden social que sin duda el pueblo estaba pidiendo?
(La Voz de Almería)

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