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El cuento del gallo pelao

Luis J. Pasamar
Comentarista político

Cuando era chiquitico era costumbre entre los niños que querían interferir de manera fehaciente en el natural transcurso de la vida de otros niños espetarle la frase: “¿quieres que te cuente el cuento del gallo pelao?” Esa frase se repetía hasta el hastío de la víctima. Supongo que algún almeriense de mi edad se acordará del asunto. Pues algo así es lo que hace el Presidente del Grupo Parlamentario Popular en el Parlamento de Andalucía y Diputado por Almería con el tema de los “eres que eres” (mi ordenador tiene un defecto que impide poner dos letras “r” juntas). Resulta cansino ver como pide tantas responsabilidades y dimisiones por algo que, a día de hoy, tan sólo se está investigando y a instancias de la propia Junta de Andalucía, que ha informado perfectamente al Parlamento. Al parecer ha de levantarse Don Pablo Iglesias de su tumba y disolver el partido que creó en 1879.

Resulta que en la misma circunscripción que tan vehementemente representa se dan casos tan insólitos como el de un Centro Comercial declarado ilegal en los tribunales, o el de unos acantilados menguantes, o el de una recalificación de terrenos para construir casas cuando hay casas deshabitadas como para hacer varios pueblos, por ejemplo.

Resulta también que en su propio partido hay personas a las que la Justicia ha decidido investigar por cohecho impropio simplemente por presumir, no por buscarse una pensión un poquito mejor, que está mal, sino por estar más guapo, que es incalificable. Personas que obtuvieron sus cargos gracias a comprar voluntades de otras personas con menos posibles. Casos tan curiosos como el de la Estación del AVE de Guadalajara, en un descampado a kilómetros de la capital...

Pero ahí no hay que pedir responsabilidad política ni dimisión alguna, sí exigir la presunción de inocencia que al parecer no pueden pedir los que son inocentes. Curioso puede resultar, pero lo que es ético no me lo parece.

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