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Consumar un olvido

Miguel Martín
Teleprensa

Mi madre siempre dice que más vale nacer con estrella que nacer estrellado, y en el caso de José Carlos Dopico, esto parece cumplirse a rajatabla. El concejal de Movilidad y Seguridad tiene el dudoso honor de ser el único que no repite en la candidatura de Luis Rogelio Rodríguez Comendador para las elecciones municipales de mayo. Parece que hay personas que ya habían sido olvidadas antes siquiera de poder ser recordadas.

Dopico no es el único que se queda atrás, ahí está la titular de Desarrollo Económico, Rebeca Gómez, que ocupa una vigésimo quinta plaza en la que, a menos que empezasen a renunciar o morir un concejal detrás de otro, no le permite formar parte de la corporación que surja tras los comicios del 22 de mayo. Ella, al menos, figura aunque sea prácticamente cerrando la candidatura.

A mi entender hay un tercer integrante de la candidatura que no sale especialmente bien parado. El presidente del PP de Almería, Gabriel Amat, vaticinó no hace mucho que los populares tendrían diecisiete concejales en el Ayuntamiento de Almería. Más le vale al presidente de Nuevas Generaciones, Carlos Sánchez, que sea así, porque ese es el puesto que ocupa en la lista de Luis Rogelio.

No voy a entrar a valorar si a Rebeca y a Carlos se la han jugado, que, a mi entender, sí lo han hecho -¿en qué puesto iría el de NNGG si Amizián hubiese repetido?-, por mucho que ahora se le quiera restar importancia; pero sí me gustaría comentar el caso de Dopico, por lo llamativo que resulta la consumación del olvido llevada a cabo desde hace tiempo.

El edil debe ser de los pocos que han manifestado claramente que querían repetir. Lo curioso es que tal voluntad la manifestaba una persona que tiene su vida resuelta, funcionario de carrera que no necesita de la política para vivir y que, incluso, se quitaría quebraderos de cabeza si abandonase la política.

Dopico no necesita, al contrario que muchos de los que concurren a estas elecciones –en todos los partidos políticos, no sólo en el PP- de un cargo para poder comer todos los días. Y, sin embargo, quería estar ahí. Algunos dirán que para chupar del bote, aunque considero que su bote debía ser uno de los más escurridos y lamidos por otros de toda España.

Ha sido un currante, de los que te veías en el despacho a primera hora; hablando con los vecinos; visitando obras, y, sí, incluso emocionado cuando hablaba con la prensa sobre las direcciones que había cambiado en un barrio o los pasos de peatones que se habían pintado.
Una persona que si no ha tomado más decisiones o no ha podido hacer más cosas ha sido en muchas ocasiones porque no ha podido.

Dificultades que no le han impedido estar presente en todo acto en el que había que defender al partido en el que milita. Una disciplina que impidió que abandonase el pleno en el que fue poco menos que ninguneado con la ordenanza cívica, a pesar de mostrar su descontento, y que no fue sino la confirmación última del escaso “buen rollito” entre el concejal y el grupo más cercano al alcalde de la capital.

Estaba claro desde hacía tiempo que no se contaba con Dopico, lo que no ha sido un obstáculo para que éste intentase estar ahí, presentarse de nuevo ante los ciudadanos. No lo ha logrado, porque es lo que ocurre cuando te enfrentas al “aparato” –curioso nombre para referirse a estas cúpulas de poder-, digan ahora lo que digan de que se contará con él para lo que haga falta.

¿Era imprescindible Dopico? En esta vida, por desgracia, no hay nadie imprescindible, pero me pregunto si el concejal y su compañera Rebeca Gómez eran los que eran más prescindibles del actual equipo de Gobierno. Para mí, la respuesta está clara.

Por otro lado, y por cerrar este artículo con un pequeño aparte, resulta también curioso lo ocurrido en El Ejido, municipio que se queda sin tres de los hombres fuertes de Juan Enciso –Ignacio Berenguel, Adela Cantón y Jorge Viseras-, en teoría, y según dijo ayer el regidor, por motivos de trabajo. Los ediles que se van fueron los mayores valedores de Enciso mientras éste estuvo en prisión. El primer edil defiende que esta decisión estaba tomada hace mucho tiempo, pero resulta, cuando menos, sorprendente.

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