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El numerito de "Almería en cifras"

Antonio Felipe Rubio
Periodista

Una de las noticias que ha copado grandes titulares en las últimas horas es la referida a la presunta salida de Almería de la recesión económica. El estudio económico, elaborado por la Cámara de Comercio y avalado por Cajamar, exhibe un panorama optimista en función de un parámetro meramente técnico (recesión) y que no refleja la generalidad de una complejidad sistémica que se denomina crisis en un entorno de globalización.

La crisis es como un análisis de sangre en el que aparecen innumerables indicadores relacionados entre sí. No se puede despachar un diagnóstico porque la glucosa esté dentro de los valores normales; hay que mirar el hemograma completo… y ni por esas.

La presunta estabilización o tendencia a la recesión cero no es suficiente para aseverar la reversión en la tendencia actual, especialmente en un tejido socioeconómico sometido a las veleidades del mercado. Aquí no hay manufacturas consolidadas ante afianzadas demandas. Tan pronto sube el tomate como se anuncia una caída por encima del 60 % o les da a los turistas por Almería o por Dubrovnik sin motivos justificados. Aquí, en definitiva, no tenemos petróleo o coltán; ni se fabrica el iPhone o la Blackberry.

Establecer un horizonte de esperanza con la amenaza del acuerdo UE-Marruecos es un exceso de optimismo; que no está mal, pues derrochar optimismo es una opción dentro de las múltiples opciones emocionales que se pueden exhibir. Ahora bien, una cosa son las expresiones dimanantes de sensaciones y buenos deseos, y otra, bien distinta, la obstinada realidad.

Recuerden que los mismos analistas económicos, campeones de la recesión, fueron los que lanzaron las campanas al vuelo anunciando que Almería, por su “bulliciosa dinámica económica”, sería la que mejor y más rápido saldría de la crisis.

El dinero es cobarde, y si la gente se acobarda cuando mira la merma de sus ingresos y la cantidad de allegados que engrosan el paro, es cuando languidece en un estado depresivo que se traduce en menor negocio para las entidades financieras y contención en los riesgos. De ahí la aparición de mensajes halagüeños con la intención de mantener el pulso de las aventuras empresariales y, cómo no, la cuota de mercado de las entidades financieras. Mientras tanto, unos y otros, las entidades financieras y la mercadotecnia cameral, saben cómo está el patio: Merkel y Sarkozy en pos de un súper estado comandado por Francia y Alemania presto a no otorgar concesiones de rescate y con el euro en duda hasta la primavera de 2011. En Bruselas se acaba de pedir la reforma del Tratado de Lisboa, Alemania rechaza los Eurobonos y en España reina la confusión ante la indefinición de los períodos de cotización y la extensión en la edad de jubilación. Pues nada. A Belén vamos pastores.
(Publicado en noticiasdealmeria.com)

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