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Cambios y corruptelas

Javier Salvador
Director de Teleprensa

Cuando Aznar llegó al poder el PSOE estaba marcado por los casos de corrupción, ahora el PP cabalga hacia la presidencia del Gobierno marcado por los casos de corrupción, pero frente a un PSOE que está pagando las consecuencias de una crisis histórica y, quizás, un perfil blando en la presidencia para los tiempos que corren.

La situación de vuelco que se da a día de hoy, y quedan dos años para las elecciones, tiene unas perspectivas claras, que pasan por una derrota electoral de los socialistas en los comicios locales que, como la crisis, hará historia. Pero no debemos perder la perspectiva, y ello nos obliga a atar bien algunos puntos concretos de nuestras decisiones, como dónde estamos, qué hemos evolucionado y cómo se ha reaccionado localmente ante la crisis.

Mi desconfianza personal hacia el equipo de gobierno local de Almería no es algo nuevo. Los casos de corruptelas, la falta de mano dura en situaciones que obligaban a la sustitución de concejales como el caso de Francisco Amizian, condenado por una alcoholemia después de provocar un accidente, y el caso de la concejala de cultura, que contrataba sin miramiento alguno los servicios de la empresa de su marido, pueden o no tener una repercusión penal importante, pero sí tienen una enorme carga de responsabilidad política.

Ahora a todos esos casos se suma uno nuevo, el de un señor que se fue al notario unos meses antes de que se celebrasen las pruebas de acceso a cargos importantes en el entramado de la seguridad local. Esa persona hizo una declaración en la que daba los nombres de las personas que aprobarían frente a los más de veinte aspirantes. Y acertó.

Pero no se trata de que ese denunciante tenga una bola de cristal que todo se lo cuenta, sino que, cansado de ver día tras día los abusos de poder que se cometen, decidió poner fin a un caso concreto, el de las oposiciones a los puestos de jefatura en la Policía Local de Almería.

Ahora ese acta notarial ha sido puesta en conocimiento de los jueces almerienses, que tienen la complicada papeleta de tirar de la manta, de una manta que ya soporta un buen peso acumulado durante ocho años de, llamémosle gestión de Luis Rogelio Rodríguez Comendador, porque no podemos acusar a un partido de lo que hace Camps, el presidente de la Diputación de Castellón o de Alicante. No, a cada uno lo suyo, si bien es cierto que si a Zapatero le ha faltado agilidad y decisión en la crisis económica, al PP no se le ha visto actuar en los casos de corrupción, o de presunta corrupción, y casi todos los que están imputados repetirán.

Sin ir más lejos, hoy en la Diputación Provincial de Almería seguirá actuando como portavoz del PP el alcalde de un pueblo llamado Sorbas, al que le piden nada menos que dos años de cárcel y dieciocho de inhabilitación especial para cualquier cargo público por delitos relacionados con el urbanismo.

Sí, puede que sean necesarios cambios, pero no está claro que sean los de partidos, sino los de personas aquéllos que reclama el elector. Lo cierto es que esta ola anti PSOE por su actuación ante la crisis tiene el riesgo de perpetuar en el poder a personas que tienen más que su nombre manchado, y llegado a ese punto la pregunta no es otra que ¿es esa la alternativa real, o nos estamos acogiendo a lo otro que sencillamente está disponible? Y luego habrá que preguntarse ¿es igual un país que una ciudad?
http://www.teleprensa.es/almeria-noticia-264864-Cambios-y-corruptelas.html)

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