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La juventud de Almería

Eleuterio Domínguez

El 15 por ciento de los habitantes en Andalucía supera los 65 años de edad, la cifra más alta que haya conocido a lo largo de su historia, una población que se concentra principalmente en Jaén y Córdoba -18 y 17,39 por ciento, respectivamente-, superando la tasa de envejecimiento promediada en España, en torno a un 17 por ciento, mientras que Almería, con un 12,71 por ciento, y Cádiz, con un 13,45 por ciento, tienen un porcentaje más reducido de persona mayores debido, principalmente, a su atractivo para la población inmigrante.

Según los datos que se desprenden del nuevo informe de la colección Actualidad 'Rasgos básicos del envejecimiento demográfico y las personas mayores en Andalucía', editado por el Centro de Estudios Andaluces, y elaborado por los investigadores María del Pilar Díaz Conde y Juan López Doblas, de la Universidad de Granada, prácticamente el 15 por ciento de los residentes supera los 65 años de edad, en concreto 1.250.522 personas de 8.353.843 efectivos totales. Respecto al censo de 1981 este grupo de población ha crecido cinco puntos porcentuales, ya que hace 19 años representaban sólo el 10,13 por ciento del conjunto de la población, unas 650.000 personas.

Sin embargo, pese a este importante incremento, los investigadores señalan una notable "desaceleración" del proceso de envejecimiento en Andalucía durante la primera década del siglo XXI, un hecho que se explica por dos factores: la llegada a los 65 de las generaciones nacidas durante la Guerra Civil y la posguerra que cuentan con menos efectivos y, fundamentalmente, la masiva llegada de inmigrantes en edad juvenil y adulta que contribuyen a rejuvenecer la pirámide de población andaluza. Así, en 2001 Andalucía contaba con un 14,60 por ciento de sus habitantes más allá de los 65 años de edad, en 2010 tal porcentaje sólo aumenta 0,37 puntos, hasta alcanzar el 14,97 por ciento.

A pesar de estas cifras, es reseñable señalar que la población andaluza se halla menos envejecida que la española: en el Padrón de 2010 el porcentaje de mayores de 65 en el país ronda el 17 por ciento, dos puntos porcentuales más que Andalucía. Las Comunidades Autónomas de Castilla y León, Asturias y Galicia poseen la tasa de habitantes mayores más alta, frente a Ceuta y Melilla, Canarias y Murcia y Andalucía, que ocupa así el quinto lugar entre las poblaciones más jóvenes.

Pero más allá del componente demográfico, el informe describe también los rasgos sociológicos esenciales que definen a estos actores, cuya relevancia y peso en la estructura de población andaluza va en aumento. Además, los investigadores destacan una serie de "profundos" cambios en los comportamientos sociales tradicionalmente asignados a este grupo de población, lo que constituye una información de relevancia a la hora de formar opiniones y tomar decisiones sobre este colectivo.

De este modo, entre las personas longevas, existen más mujeres que hombres: 57 por ciento de mujeres frente 43 por ciento de hombres, una desproporción que no hace sino aumentar por edades: de 65-69 años, el 52,58 por ciento son mujeres y el 47,42 por ciento son varones; de 75-79, el 57,30 por ciento de mujeres frente al 42,70 por ciento hombres; y entre los mayores de 85, las mujeres suponen más del 68 por ciento de los habitantes.

Asimismo, las personas de 80 o más años adquieren una creciente relevancia a costa de las de menor edad -sexagenarias-, de modo que casi el 26 por ciento de las personas mayores residentes en Andalucía superan los 80 años de edad. Además, la viudez pierde relevancia en beneficio de la vida matrimonial debido a una mayor esperanza de vida, tanto para hombres -media fijada en 77 años- como para mujeres -situada en 83 años-. Más allá de los 65 años, por cada persona viuda existen dos que permanecen casadas, y este envejecimiento en pareja es calificado por los investigadores "como una auténtica novedad histórica".

Además, tras enviudar, cada vez más personas mayores optan por seguir viviendo en solitario en su domicilio, lo que constituye un importante cambio social, ya que se están abandonando prácticas del pasado como la mudanza a casa de los hijos, en pos de un modelo que les "garantiza libertad, independencia y autonomía". En este caso, son también las mujeres las que mayoritariamente desarrollan su vida en solitario, y a los 65 años de edad representaban un 12,8 por ciento frente al 7,5 por ciento registrado entre los varones; a los 75 años, un 30 por ciento frente al 11 ciento de los hombres; y a los 85, la tasa de soledad residencial femenina prácticamente duplicaba a la masculina -37,65 frente a 19,08 por ciento-, según datos recogidos en el último censo de población realizado en 2001.

Por último, respecto al nivel educativo, un porcentaje alto de personas mayores -60 por ciento- carecía de estudios, según datos de ese mismo censo. Un fenómeno que afectaba sobre todo al género femenino, en la que la tasa de analfabetismo doblaba la de los hombres. La lectura positiva de la cuestión, según los investigadores, apunta a que este problema irá desapareciendo a medida que se incorporen a la edad de jubilación las generaciones que han disfrutado de la educación obligatoria.

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